LA COLONIZACIÓN  DEL  NORTE  DE  MÉXICO

HISTORIA DE COAHUILA   ó   NUEVA EXTREMADURA

 

      HISTORIA  DE  LA  CIUDAD  DE  TORREÓN

Por: Dr Fernando Llama Alatorre

Pag Web: www.fernandollama.com

                           

Dicen que la historia se vuelve a escribir  en cada generación , cambiando lo que se comprueba que no era cierto y agregando lo que se sabe que se omitió . Aun así,  no dudo que esta compilación histórica tenga sus errores y sus omisiones , pero es lo que de momento yo puedo aportar a la historia de mi estado y de mi ciudad , luego de leer detalladamente las versiones de mas de 8 autores de reconocido prestigio, y checar detalladamente  algunos documentos históricos  traídos del Archivo de la Nación  en la ciudad de México.

 

Quedo  sin embargo , abierto a la idea de que quien descubra errores  en este texto , me los haga saber , y me haga el favor de mandarme los documentos que lo respalden , para así entre todos los amantes de la historia , ir tejiendo la trama de la verdadera historia de "La colonización del norte de México, de Coahuila y de nuestra querida ciudad de Torreón".

 

        Compilación histórica hecha por:

                                                   Dr Fernando Llama Alatorre

 

                    Pag Web:   

Pag Web: www.fernandollama.com

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    ............ T  E  M  A  S ............

+    La llegada de los primeros  españoles  a  México y sus  

       primeras  exploraciones  hacia el Norte    ( 1521  a  1700 )

 

+    Los primeros colonizadores  y propietarios  de

      Coahuila y La Laguna.

+    Francisco de Urdiñola.

+    Nueva Extremadura de Coahuila

+    La Conformación de Coahuila  durante los  años 

      de 1700 a 1800

+    La elevación a “Villa” del poblado de Cuatro Ciénegas.

+    La conformación del latifundio de Urdiñola , su  

      descendencia  , y los primeros  Marqueses de

      San Miguel de Aguayo y Santa Olalla.

 

+    Don Agustín de Echeverz y Subiza , primer marqués  

      de Aguayo y descendientes de  las siguientes  4

      generaciones de Marqueses de Aguayo . (1679 -1825)

 

+   Los Sánchez Navarro  . La compra del Marquesado de

     San Miguel de Aguayo , y la  venta de la Hacienda de

     San Lorenzo de la Laguna a Zuloaga y Jiménez

+   Breve Historia de Torreón

+   Como fue que la Hacienda del Torreón se transformo   

     primero en  Villa  , y  luego  en hermosa  ciudad                

+   La llegada del Ferrocarril 

+   La matanza de los Chinos.  – 15 de mayo de 1911

 

La llegada de los primeros  españoles  a  México y

sus primeras  exploraciones hacia el Norte   

 ( 1521  a  1700 )

 

Aunque de todos es conocida le historia del descubrimiento de América por Cristóbal Colon en 1492  , y la posterior  llegada de Hernán Cortez  para la definitiva conquista de México en 1521, cuyos episodios y vivencias tuvieron efecto en el centro y sur de nuestro país , no deja de ser interesante -y poco conocido- como se  fue colonizando y conquistando el norte de México y en especial nuestro estado de Coahuila , y como se fueron repartiendo esas tierras inhóspitas entre los diferentes personajes que se adentraron en ellas , los unos buscando la evangelización de los indios,  y  los otros - los mas-  , buscando los tesoros que la tierra tuviera,  y que pudieran llevarse ,  bien  a los reyes de España , ó bien al enriquecimiento personal , sobre todo partiendo de la base de que aquellas eran tierras “de nadie”.

Una vez conquistada la gran Tenochtitlan en 1521, primero Hernán Cortés y después los miembros del gobierno virreinal fueron extendiendo  en forma sistemática el dominio español  sobre las tierras antiguamente dominadas por los aztecas, para pasar luego a explorar las inhóspitas tierras “del norte”,  habitadas por tribus tan salvajes y pobres que ni los propios aztecas se interesaron en ellas,  ni siquiera  como fuente de prisioneros para sus sacrificios humanos. Al paso de los años los expedicionarios , se  dieron cuenta de que el norte de México  no estaba poblado por una sola tribu de indios , sino por decenas de ellas

Dos lugares se destacaron como focos de irradiación para las exploraciones hacia el norte:  Guadalajara,  donde se instaló la segunda Audiencia ,  y Querétaro , que estaba espléndidamente situado como punto estratégico para dirigirse a cualquier rumbo del norte,  este ,  y oeste de nuestro territorio.

Y fue de Guadalajara , de donde salieron las primeras exploraciones con dirección norte y noroeste. Los primeros avances fueron hacia el noroeste siguiendo la costa del Pacífico, cruzaron Nayarit y Sinaloa y antes de continuar rumbo a Sonora . De Guadalajara partió una expedición exploratoria hacia el este,  atravesando la Sierra Madre y penetrando al Valle del Guadiana  en lo que hoy es terreno del Estado de Durango,  lugar en el que años más tarde se fundaría la Ciudad de Durango,  capital de la Provincia de la nueva Vizcaya , y que fue un poblado muy importante que influyó en el estableci­miento y primeros años de vida de la parte sur de nuestra entidad.

Con el tiempo salieron de Guadalajara nuevas expediciones hacia el norte tomando rutas más cortas que las anteriores, pero más ásperas por las innumerables montañas que hubo necesidad de franquear ;  esas exploraciones se desarrollaron a lo largo de los valles de los ríos Juchipila, Bolaños y Guaynamota, llegando a Zacatecas y finalmente a Durango. La riqueza de las minas en Zacatecas despertó la codicia de los conquistadores que convirtieron este punto en la base de donde irradiaron exploradores en busca de nuevos yacimientos de plata , fundándose durante una de estas excursiones el poblado de Mazapil en el límite actual de los Estados de Coahuila y Zacatecas.

La tercera ruta conducente a la conquista de Coahuila parte de Querétaro, de ahí a Charcas Matehuala y Mazapil, punto donde se detuvo poco tiempo el avance antes de penetrar en nuestra entidad. Fue de  Durango y Mazapil, de donde salieron los primeros españoles que pisaron Coahuila y la Laguna.

 

Los primeros colonizadores  y propietarios

de Coahuila  y  La Laguna.

 

Es en 1539 , cuando a la edad de 11 años llega a la nueva España  el vasco Francisco de Ibarra nacido en la ciudad de  Ibar en la provincia de Guipúzcoa. Bajo los cuidados de su tío Don Diego de Ibarra -hombre rico y de influencias casado con una hija del segundo virrey Don Luis de Velazco -  francisco termina su educación y es nombrado paje de la corte virreinal.

Y fue en 1554 cuando Francisco de Ibarra a la edad de 16 años inicia sus exploraciones, conquistas y establecimientos de poblaciones . Ibarra y sus compañeros  fueron quienes descubrieron las minas de Mazapil en Zacatecas , y  a partir de 1567 se inició la explotación de las minas de Indé y Santa Bárbara , situadas estas un poco más al norte.

En 1557 se lleva a cabo la fundación de Zacatecas , y de ahí avanzaron en caravanas de conquista hacia el norte,  buscando mas que tierras de cultivo, las codiciadas minas de oro y plata.

En 1563 Francisco de Ibarra funda Durango, y de ahí salen expediciones  en todas  las direcciones capitaneadas  siempre por el mismo, llegando hasta los parajes de Peñón Blanco,   donde establecen un convento Franciscano en el año de 1566 ,  para desde ahí salir a catequizar a los indios de los alrededores.  Después del año de 1566 , Francisco de Ibarra ya no emprendió nuevas expediciones  , muriendo el 17 de agosto de 1575.

También en el año de 1566 y principios de 1567   , partió de Durango en labor misional el fraile franciscano Pedro de Espinareda que viajaba hacia Panuco, pero habiendo sido informado que a corta distancia hacia el norte del sitio donde se encontraba había una gran laguna y mucha población indígena, se dirigió a dicho lugar a evangelizar . Al regresar a la Misión de Nombre de Dios, que era su lugar de residencia , formuló un reporte a la Audiencia de Guadalajara sugiriendo se ocupara esa región con objeto de establecer una vía de comunicación,  de la Nueva Vizcaya al Golfo de México.

Se sabe que Fray Pedro de Espinareda penetró a la región lagunera , pero no se sabe con certeza si la laguna que visitó fue la de Mayran ó la de Viesca . En todo caso su incursión es la primera incursión comprobada,  de un español a terrenos de Coahuila.

Al año siguiente, en 1568, partió de Mazapil una expedición exploratoria encabezada por Francisco Cano teniente y Alcalde de ese lugar , que avanzando hacia el norte recorrió parte de nuestro territorio constituyendo la segunda entrada a nuestra tierra.

Un año más tarde se efectuó la tercera entrada proveniente de la Nueva Vizcaya,  y con propósitos no solamente exploratorios sino de “colonización”; esta fue realizada por un grupo capitaneado por Martín López de Ibarra, teniente Gobernador de esa Provincia , y quien prácticamente cruzó el Estado de oeste a este en su parte sur, llegando hasta el Valle de Buena Esperanza,  en donde mercedó  unas tierras a Juan Gordillo el 23 de febrero de 1589.

Se ignora quien fue el primero en llegar al sitio donde hoy se encuentra Saltillo, así como los eventos anteriores a 1577  , que es fecha que sabemos fue la fundación de acuerdo con el documento encontrado en Parral por don Wigberto Jiménez Moreno, siendo su fundador Alberto del Canto.

Para ubicar como fue que Jesuitas y Franciscanos  fueron siguiendo los caminos para llegar a esa famosa  "Región Lagunera", poblada toda en sus alrededores por los indios Laguneros, debemos hablar  antes, de que en Durango, el Gobernador Martín López de Ibarra, concedió en el año de 1569 una merced – donación de tierras-  a Pedro Morcillo,   en premio por haber sido uno de los fundadores de Durango.  Estas tierras llegaban desde Cuencamé hasta los rumbos de Parras ,  y es por esta razón que Vito Alessio Robles en los documentos estudiados por él,  refiere que  debió ser por esos años de 1578,  cuando se hizo la primera fundación de Parras. Y refiere que en ese año el mismo Martin López de Ibarra concedió  también  donaciones de tierras , a Juan de Zubía, Mateo de Barraza, Diego de Borruel y a Bernardo de Luna.

En 1577 Alberto del Canto fundó la  villa de Santiago del Saltillo inicio de lo que luego sería la ciudad de Saltillo, situada al oriente de la laguna de Patos -hoy General Cepeda-.

Una vez establecida la villa de Santiago del Saltillo el movimiento colonizador hacia el norte y en general hacia el noreste tuvo su base en esta población.  Su situación estratégica la convirtió en el punto de partida de las exploraciones y asentamientos humanos no sólo de la Provincia de Coahuila, sino de muchas partes de la Nueva Vizcaya, del Nuevo Reino de León y de Texas , hasta donde se trasladaron pobladores de esta Ciudad.

Tenía pocos años de fundado Saltillo cuando al inicio de la década de 1590 fue visitado por don Luis de Carvajal y de la Cueva,  que venía del Nuevo Reino de León  en donde había fundado la Ciudad de León -hoy Cerralvo- , y traía con el una concesión real para colonizar un terreno que se extendiera 200 leguas al norte y 200 al poniente de Pánuco.

Cuando don Luis presentó a las autoridades de Saltillo su documentación, fue reconocida y acatada, por lo que efectuó algunos cambios en el personal del ayuntamiento y convenció a algunos vecinos para que lo  acompañaran en sus futuras empresas,  llevando consigo a Alberto del Canto fundador de Saltillo y posteriormente fundador de Santa Lucía  -hoy Monterrey-.

Carvajal procedió en su misión colonizadora partiendo de Ciudad León (Cerralvo) , avanzó hacia el noroeste penetrando en territorio de Coahuila  y fundando Almadén (Monclova) probablemente por los años de I581 ó 1582 . Vito Alessio Robles dice que el Dr. José Ma. de la Fuente fija el año de 1583 como el año de la fundación de Almadén por don Luis de Carvajal, pero su fundación es indudablemen­te un poco anterior , pues  resabe que para 1582 ya se había fundado Cuatro Ciénegas. Carvajal continuó sus exploraciones por el poniente hasta el puesto de Cuatro Ciénegas que pertenecía  entonces a la Nueva Vizcaya. 

Al respecto de Cuatro Ciénegas, sabemos que ya existía para 1582  porque lo demuestra el hecho de que la expedición emprendida por Fray Antonio Espejo y Fray Bartolomé Beltrán hacia Nuevo México, salió de Santa Bárbola ó Santa Bárbara  Chihuahua el 10 de noviembre de 1582 , y fue posible realizarla con la ayuda prestada por Juan de Ontiveros , entonces Alcalde Mayor de Cuatro Ciénegas. 

Otro dato que nos habla de que  Cuatro Ciénegas ya había sido fundado para 1582 , lo da don Luis de Carvajal en su escrito de defensa ante el Tribunal de la Inquisición ,  en donde  asienta que como una prueba de sus servicios a la Corona ,  menciona  que él ayudó económicamente a la expedición de Espejo en 1582. Don Luis no fue el promotor de esa expedición pero hay indicios de que quiso incluir el puesto de Cuatro Ciénegas -que pertenecía a la Nueva Vizcaya- , dentro de la jurisdicción del Nuevo Reino de León -del que era Gobernador-  

Luego de conocer las rutas que siguieron las diferentes expediciones que llegaron a Coahuila en los primeros 300 años posteriores a la conquista , sabemos que a Cuatro Ciénegas llegaron los primeros exploradores por el poniente , procedentes de la Nueva Vizcaya.

En 1562 durante las rebeliones mas cruentas de los indios chichimecas que obstaculizaban el avance  español hacia el norte,  el Virrey Don Luis de Velazco confirió a Francisco de Ibarra el titulo de gobernador y capitán general de las provincias que llegara a descubrir mas allá de las minas de San Martín y Aviño. Las conquistas  así logradas , serian financiadas por sus propios medios y tratarían en lo posible  de mantener una relación amistosa con los nativos de las tierras descubiertas.  Fue en la Iglesia de la Villa de San Martín el 24 de Enero de 1564  donde Francisco de Ibarra hizo su juramento de lealtad y partió con sus hombres  hacia el norte.

Bajo el gobierno de Francisco de Ibarra que se fundaron oficialmente Nombre de Dios y Durango,  a mas de ser repoblado Aviño ; siendo uno de los hombres de Francisco de Ibarra,  llamado  Rodrigo de Río de la Loza quien luego de fundar Indé y Santa Bárbara , avanzó con sus hombres hacia el este,   siendo muy probablemente este hombre quien en 1567 fundó Cuatro Ciénegas , continuando luego su camino hacia Nuevo México,  y explorando a su paso la zona de sierra mojada.

Se le atribuye a Rodrigo de Río de la Loza la primera fundación de Cuatro ciénegas dado que no existe ningún otro escrito de la época que nos hable de expedición alguna  que hubiera pasando por  la región de Cuatro Ciénegas antes de la expedición de Río de la Loza en 1567  , por lo que se supone haya sido el mismo , quien  a su paso por el valle , fundo por primera vez el asentamiento de Cuatro Ciénegas.  Sin embargo , este  primer asentamiento  no prosperó por mucho tiempo debido a su vecindad con las belicosas tribus de indios Tobosos.

El padre jesuita Francisco Javier Alegre nos habla de que en el año de 1602 ya existía en Cuatro Ciénegas una misión - 30 leguas al norte de la laguna de Mayran (240 Kms)-  , y que poco tiempo después ,  y formando ya parte del  Marquesado de San Miguel de Aguayo , se fundo ahí una hacienda.  Respecto al nombre de “San Juan de Cuatrociénegas” , no sabemos  a ciencia cierta si  fue el nombre que los frailes pusieron a la misión que ahí fundaron en 1602 ,  ó  el nombre  le vino después cuando se fundó ahi la hacienda del Marques de Aguayo,  de cualquier forma,  hacienda y misión fueron finalmente abandonadas ante los repetidos ataques de los indios Tobosos.

Los primeros años de vida de Saltillo fueron precarios, los ataques de los indios eran frecuentes, en 1580 hubo un levantamiento general de las tribus siendo sofocado por el Cap. Diego de Aguirre. En 1586 se sublevaron los guachíchiles capitaneados por los caciques Cilaván y Zapalinamé,  siendo Francisco de Urdiñola quien finalmente los sometió.  En 1587 a 1589 se efectuaron las rebeliones de los indios Pachos que fueron solucionadas pacíficamente por Urdiñola. El Gobierno Colonial en su propósito de pacificar los indios trató de establecerlos en poblados y cambiar su forma de vida,  de recolectores en agricultores, como sus intentos fracasaron , buscó la ayuda de los tlaxcaltecas para que con su ejemplo se hicieran sedentarios y aprendieran de ellos a cultivar la tierra.

 

                                 Francisco de Urdiñola

Francisco de Urdiñola nació en el valle de Oyarsum de la provincia de Guipúzcoa en 1552 , y se  sabe que tendría unos 40 años cuando estuvo en Mazapil en 1592 . Sus padres fueron Juanes de Urdiñola e Isabel de Larrumbide Echenagucia y Ugarte.  Su arribo a la nueva España y especialmente a Nueva Galicia y Nueva Vizcaya , debe de haberse efectuado entre los años 1572 y 1576 , basándose en que el capitán Juan Morelete  aseguró el 28 de enero de 1592  , que había conocido a Urdiñola desde hacia 15 años. Mazapil fija la fecha de llegada de Urdiñola entre 1576  y 1577

El primer documento sobre las actividades de Urdiñola en la fron­tera norte esta fechado el 15 de junio de 1578,  y es una escritura de compra de una estancia de labor con dos caballerías de tierra y sus casas  en e1 valle de Peñón Blanco. En ella dice ser el , estante –habitante- de las minas de Aviño y mercader en ellas. Urdiñola pagó por estas tierras 1408 pesos de oro común provenientes al parecer del comercio.

Sin embargo la ocupación principal de Urdiñola en esa época era la de soldado. Y reuniendo a un grupo de hombres aventureros y ambiciosos a los que proveyó de armas y caballos,  comenzó su carrera como soldado de fortuna acudiendo a donde se requirieran combatientes  dispuestos a reprimir a los indios que asaltaban poblaciones españolas. 

En 1579 se le vio luchando en el mineral de Inde para que los españoles pudieran seguir explotando las minas. Un año mas tarde  lo encontramos en la parte oriental de Nueva Vizcaya (Coahuila)  participando como simple soldado en luchas contra los indios Guachichiles que asaltaban la recién fundada villa de Saltillo y el rico mineral de Mazapil

A recomendación  de su jefe , el capitán Alonso López de Lois , Francisco de Urdiñola  fue nombrado por el general  Rodrigo del Río de Loza capitán de Mazapil a finales de 1581. En 1582 emprendió campañas contra el capitán machoquía de la nación chanala, contra el capitán Yalacitamo de la nación cuauhchichil y contra los indios del pedregoso y matehuala encabezados por el capitán macotahocal llamado el viejo del pedregoso , las cuales sofoco eficientemente.

Fue en 1586 cuando se traslado a la villa de santiago del Saltillo a apaciguar a los indios encabezados por Cilvan y Zapaliname  y posteriormente sofocó también -y sin derramamientos de sangre-  la rebelión de los panchos de 1587 a 1589 . Durante esta ultima batalla el capitán Urdiñola llevaba  ya el carácter de  capitán y alcalde mayor de la villa de santiago del saltillo.

Declaraciones de la época nos hablan de que Urdiñola luego de la pacificación de los indios llevaba con ellos buenas relaciones , les daba buen trato y les proporcionaba a sus expensas alimento y ropa.

En el año de 1591 Urdiñola recibió del virrey Don Luis de Velasco la comisión de trasladar 400 familias tlaxcaltecas hacia las poblaciones del norte de la Nueva España . Se habla de que a Santiago del saltillo llegó  el 2 de septiembre de 1591 con un grupo compuesto de 102 hombres, 85 mujeres, 38 niños y 20 niñas que formaron el almácigo de donde salieron posteriormente colonos para un gran número de pueblos coahuilenses y de Nuevo León.

Los tlaxcaltecas fueron establecidos el 13 de septiembre de 1591 en una villa a la que se dio el nombre de San Esteban de la Nueva Tlaxcala, situada al poniente de  Santiago del Saltillo y separada de este por lo que hoy es la calle de Allende.

Si las exploraciones organizadas por el Gobierno de la Colonia y los de las provincias se suspendieron temporalmente, no sucedió lo mismo con las exploraciones realizadas por individuos aislados ó grupos armados,  que efectuaban  continuas correrías para esclavizar indios y venderlos a los dueños de minas en el centro del País .

En Coahuila nunca hubo “encomenderos” , - hombres que por una concesión de la autoridad competente, tenían  indios bajo su tutela , a  manera de encomienda - . En ese entonces los indios estaban amparados por la ley y protegidos por los misioneros,  sin embargo cuando los indios eran hechos prisioneros luego de asaltar un poblado ó a algún viajero, estos  podían  ser retenidos como esclavos .  Algunos españo­les de pocos escrúpulos organizaban batidas para aprehender indios  a sabiendas de que  estos vivian en paz dentro de sus territorios. Individuos tan destacados como don Luis de Carvajal y Alberto del Canto fueron acusados en sus primeros años de practicar la esclavitud en forma clandestina.

Otro elemento importante en la exploración por individuos aislados fueron los frailes que obtenían permiso de sus superiores para salir a evangelizar , como es el caso de Fray Martín de Altamira muerto en unión de tres indios conversos en la región del Río Nadadores, lo que dio lugar a una expedición de Urdiñola para castigar y someter a las tribus de esa zona, penetrando hasta el Río Sabinas.

La mayoría de los puestos fundados se despoblaban en corto tiempo, principalmente los destinados a congregar indígenas nativos, dado que estos no estaban acostumbrados a la vida sedentaria,  y permanecían en la misión solo mientras les suministraban alimentos , pero tan pronto los obligaban a trabajar huían.  Algunas  de las veces se incorporaban a  tribus de las que habían sido enemigos , con tal de continuar su antigua vida nomádica. Estas tribus fueron mermando rápidamente en número no sólo por las luchas intermitentes contra los españoles,  sino también por las enfermedades traídas por los europeos , contra las que no habían desarrollado defensas , como la viruela negra y algunas otras mas.

Antes de finalizar el siglo XVI el Cap. Pedro Velada organizó una expedición procedente del Nuevo Reino de León y con el objeto de repoblar Almadén, no se sabe con certeza si fue en 1598 ó 1599 , pero  el intento tuvo una vida efímera pues en 1605  cuando Velada era alcalde de dicho lugar se abandonó la empresa.

El 16 de octubre de 1583, el conquistador Francisco de Urdiñola que ya tenia por merced las propiedades de Aviño , Peñón Blanco y Mazapil , compró a don Juan Alonso la estancia de San Francisco de los Patos en pleno corazón de la laguna del mismo nombre, adquiriendo después la hacienda del Rosario de Parras, Castañuela y otras mas,   iniciando lo que a la postre sería uno de los mas grandes latifundios de México, limitado al sur  por Mazapil, y extendiéndose por el  norte hasta lo que hoy es Cuatro Ciénegas y Monclova.

En aquel entonces,  los pobladores del área de La Laguna eran los “indios laguneros” de quienes las primeras “anuas jesuitas”  -informes que estos sacerdotes rendían anualmente a sus superiores - ,  mencionaban en su anua de 1595 que no habían hecho fundaciones fijas y permanentes con los indios laguneros por la  barbarie de estos , que ni tenían casas,  ni eran capaces de política alguna .

Agregaban que esos indios  andaban desnudos , que no sembraban,  y que  vivían  de lo que la tierra voluntariamente les diera, como tunas , maguey, mezquite y otras yerbas , a mas de algún pescado de la laguna  ó del río al que llaman…. “de las Nazas".

Y aunque los ministros del Evangelio deseaban vivir entre ellos pese a la incomodidad reinante, sentían el constante peligro –cierto ó no- de que por algún enojo ó solo por satisfacer su hambre,  los  indios pudieran matarlos y quizá hasta ser comidos por ellos mismos . 

Al año siguiente en el anua de 1596 los jesuitas refieren que en ese mismo año se fundó una misión en La Laguna para evangelizar a los indios infieles, pero dado que los españoles no habían encontrado minas de plata en el área , no habían querido poblarla . Y como en estos tiempos la codicia por la plata era mucha,   por donde la plata abría el camino, por allí  mismo entraba el evangelio, y donde no había plata , apenas si se oía la palabra de Dios.

Para los años de 1589 se habla de la fundación de un convento en Cuencamé al que se le llamó de  La Purísima Concepción;  otros historiadores lo citan para el año de 1593, año en que se descubrieron en ese lugar unas minas de plata por el padre Fray Jerónimo de Pangua. De hecho estos llamados conventos, no eran otra cosa que un modesto puesto de avanzada hacia las tierras inhóspitas de La Laguna, mismo que servía de capilla.  Esto se confirma años después, cuando en 1594 llegó  a Cuencamé el padre jesuita Gerónimo Ramírez  y dijo que lo único que  había encontrado en todo el pueblo  era… “una casa de adobes”

                                      

           NUEVA  EXTREMADURA  DE  COAHUILA

 

Durante gran parte del Siglo XVII Coahuila fue una región dependiente del Nuevo Reino de León  y no una entidad política.

El territorio de nuestro Estado pertenecía a dos provincias Nueva Vizcaya y Nuevo Reino de León,  y la región del noroeste incluyendo gran parte del Bolsón de Mapimí y hasta el Bravo,  era una zona habitada por indios tan salvajes que los españoles no se habían internado, asi que  podemos considerarla  como una “tierra de nadie”

En 1675 Coahuila ó Nueva Extremadura de Coahuila de acuerdo con el nombre oficial , adquirió la categoría de provincia dependiendo directamente de la Audiencia de México. Coahuila era una Provincia pequeña sin limites bien definidos pues el principal dato para determinar la zona que le pertenecía eran los poblados misiones y presidios que le adjudicaron.

Don Antonio Balcárcel Alcalde Mayor de Coahuila,  fue designado por la Audiencia de Guadalajara -que había tomado en tercería la administración de Coahuila-  Gobernador de Coahuila  en 1674 , y con el mismo carácter continuó cuando Coahuila pasó de la jurisdicción de Guadalajara a la de México el 25 de febrero de 1675,  cuando el Virrey  y Obispo  Fray Payo Enríquez de Rivera declaró la Provincia de Coahuila subordinada en lo judicial a la Audiencia de México, y al Virreinato en lo tocante al nombramiento de funcionarios y sacerdotes, confirmando con este hecho su independencia como Provincia.

A continuación vemos un resumen de las actividades coloniza­doras realizadas en el terreno perteneciente al actual Estado de Coahuila durante los últimos años del Siglo XVI y el transcurso del XVII. La lista menciona algunas de las fundaciones más importantes , aunque no todas.

1577    Villa de Santiago del Saltillo                             

1577    Valle de las Labores (Ramos Arizpe)                        

1577    San Isidro de las Palomas (Arteaga)                        

1578    Valle del Pirineo (Parras) desaparecido                    

1582    Cuatro Ciénegas                                                     

1583    Villa de Almadén (Monclova)                             

1591    San Esteban de la Nueva Tlaxcala (Saltillo)                          

1598 Santa María de las Parras                                                                                                 

1603    Misiones de San Nicolás, Santiago, Sto Tomás, San

         Gerónimo, San Ignacio,  y San Pedro Indios Laguna                       

1608  San Isidoro de las Palomas(Arteaga) 

                  (fundación definitiva)

1643     Almadén (Monclova)                                          

1674     Sta. Cecilia de Castaños (Castaños)                          

1674     Nta. Señora de Guadalupe (Monclova)                      

1675     San Miguel de Luna (Monclova)                             

1675     Sta. Rosa de Nadadores (la. fundación)                     

1675    La Caldera (Candela)                                                

1688    Sta. Rosa de Nadadores (cambia de sitio)

1688    San Francisco de Coahuila (Monclova)                      

1690    San Bernardino de la Candela (Candela)                   

1695    Misión de San Carlos de la Candela                          

1698    Santiago de la Monclova (Monclova)                    

1698    Misión de Río Grande

1698    Misión de San Miguel de Aguayo (Monclova)          

Las misiones eran generalmente pequeñas y estaban atendidas por un fraile que en algunos casos atendía otras  misiones cercanas. Generalmente en las misiones se congregaban indios de una sola tribu,  pero era frecuente asentar  de dos a cuatro tribus diferentes,  presentándose  el caso , de que la tribu más numerosa hacía insostenible la convivencia con las otras tribus minoritarias.

A pesar del gran número de misiones fundadas, hubo épocas en que hubo solamente 4 ó 6  misiones trabajando,  pues los frailes los querían convertir en agricultores , y a los indios no les gustaba trabajar . En la lista vemos que hay varias fundaciones de Monclova tanto de colonos españoles como de indios, aconteciendo lo mismo con la mayoría de nuestras villas y ciudades,  que se remontan a ese siglo como Nadadores, Candela y Cuatro Ciénegas.

Durante una etapa de la historia en 1673 y 1674 ,  Fray Manuel de la cruz  funda la misión de “San Buenaventura”  en el paraje donde años antes se había fundado la misión de  Cuatro Ciénegas.

Existe un documento llamado la “Descripción de las Misiones pertenecientes a la Provincia de Ja­lisco -año de 1762- y en el que se hace una historia completa de todas  las misiones de Coahuila que pertenecieron a la Provincia de Jalis­co

En el se mencionan datos interesantes sobre los orí­genes y vicisitudes de la misión de San Buenaventura, que según el mismo informe, fue fundada "por los años de 1673 y 1674 por Fray Ma­nuel de la Cruz,  justo en el paraje llamado de las Cuatro Ciénegas, dis­tante veinte leguas (80 km) al occidente de San Francisco de Coahuila (Monclova) .

Para fundar dicha misión ,  Fray Manuel de la Cruz llevó hasta ahí a indios cabezas, contótores y bauzarigames . La misión de San Buenaventura duro en este sitio solo algunos años , debido a que la convivencia de los indios tobosos con los recién instalados en la misión produjo funestas consecuencias , causa que motivo que esta fuera pasada seis le­guas (24 km) más cerca de  San Francisco de Coahuila en el puesto de Contotores  cerca de nadadores .

Ya en su nuevo asentamiento se suscitó una cruenta guerra entre los bauzarigames  contra  los cantotores y los cabezas . En esta los bauzarigames dominaron a las 2 tribus restantes al grado de que al verse rendidos tomaron por asilo las celdas de los  misioneros quienes los defendieron a costa de sus vidas. Al día siguiente que se habían retirado los bauzarigames  , los cabeza y los cantotores los siguieron para enfrentarlos  en una batalla que duro de sol a sol ,  y en donde quedaron prácticamente exterminados los  cantotores , y solo sobrevivieron algunos de los indios cabezas .

Los sobrevivientes emigraron asustados hacia Parras y no hubo forma de poder restituirlos a aquellas tierras hasta el año de 1692 en que fray martín Ponce lo repobló nuevamente en el valle de nadadores con indios tocas y colorados , haciéndolo con el mismo titulo de San buenaventura y agregándole el sobre título de “los colorados”  (San buenaventura de los colorados)

Es seguro que en aquel entonces Cuatro Ciénegas se poblaba y despoblaba con suma facilidad , dado que apenas se menciona que en 1675 lo repueblan con indios de la localidad,  y ya nos aparece otra mención que nos habla de que  el 3 de noviembre de 1735 el arzobispo virrey dispuso que los indios de la misión de Santiago Valladares inmediata a candela se trasladases nuevamente ,  al sitio que había ocupado la antigua misión de San buenaventura en el lugar llamado “de las Cuatro Ciénegas”  y que ahí se les repartiesen las tierras abandonadas por los colorados, aunque por motivos que se ignoran, esta disposición jamás se cumplió .

En1674 Fray Juan Larios en carta a su superior , pide le mande mas religiosos que le ayuden para  lo que el llama la provincia de “Coahuila y de la cíbola” , notificándole en la misma misiva  la fundación de 4 misiones mas : Mapimí ,  San Lorenzo ,  San Pedro , y las Cuatro Ciénegas  ; carta fechada  el 30 de diciembre de 1674 en “Nuestra Señora de Guadalupe y Nueva Extremadura” - donde hoy se encuentra la ciudad de Monclova-

A fines de 1675 el  Obispo Santa Cruz practico una visita pastoral a Coahuila, dejando instrucciones a don Antonio Balcárcel para fundar cuatro pueblos e impulsar el crecimiento de la Provincia para lo cual  les proporciono, maíz , bueyes e instrumentos de labranza  . Los pueblos fundados por Balcárcel  fueron San Buenaventura y San Antonio de Nadadores con personal español e indio, La Caldera, -cercana a Candela- y el repueble de Cuatro Ciénegas estos últimos poblados solo con indios de la localidad. Dejando como misionero de San Buenaventura , a fray Dionisio de San Buenaventura,  y como misionero de La caldera , a fray Esteban Martínez

Se pudiera pensar que cuando los españoles llegaron a tierras de Coahuila  y dada su enorme extensión,  esta se encontraba solo “parcialmente habitada” ; sin embargo el numero de tribus que entonces la habitaban era muy grande. Orosco y Berra  recogieron en diversos manuscritos los nombres de 148 de estas tribus mismas que como dato curioso e interesante cito a continuación:

cuauhchichiles, tlaxcaltecas, obayas, boboles, tobosos, cotzales, manosprietas, milijaes, tilijayas, contotores, bauzarigames. acafes, cantafes, cabezas, tocas, colorados, apaches, cantapaches. . mazapes, canizos, jijames, tinapihuayas, pihuiques, pausanes, ju­limes, mahuames, pachales, mescales, jarames, clahuames chahuames, pampopas, tilofayas, pachalocos, tusanes, paschales, ocanes, canuas, catujanes, pomulumas, pacuaches, pastalocos, pastancoyas, pamasus, pacuas, papanacas, tuancas, pitas, pasal­ves, patacales, cachopostales, pajalaques, pacos, panagues, paguaches, irritilas , miopacoas, meviras, hoeras, maiconeras, paogas, caviseras, vasapalles, ahomamas, yanapopos, daparatopos, lagu­neros, cocoyomes, mamazorras, neguales, salineros, baxaneros,  payos , babeles, gueiquisales, pinanacas, cacastes, cocomaques, babiamares, apes, pachaques, baguames, isipopolames, pies de venado, chancafes, payaguas, gicocoges, goricas, bocoras, escavas,. cocobiptas, codames, tasmamares, filifaes, jumees, toamares, ba­pancorapinacas, babosarigames, paceos, jarames, chacaguales, , hijames, gavilanes, terocodames, pacpoles, coaquites, zíbo1os, canos, panchoches, sicxacames, siyanguayas, sandajuanes, ligiaces pacuazin, pajalatames, carrizos, negritos, bocalos, xanambres, borrados, guanipas, pelones, guisoles, hualahuises, alasapas, gua­zamoros, yurguimes, mazames, metazures, quepanos, cayotes, iguanas, zopilotes, blancos, amitaguas, quimis, ayas, comocabras , mezquites , orejones , tácames, chayopines , venados , pamaques, sanipaos , manos de perro , rayados, cholomos , 

Las lenguas de todas estas tribus se han extinguido hoy día . Para el censo de 1895 se afirmaba que en parras había  19 hombres que hablaban el “mexicano” –Náhuatl- al mismo tiempo que el español. En el censo de 1900 en Saltillo había 38 individuos que hablaban el -Náhuatl-. Para el censo de 1921 tanto el “mexicano”- Náhuatl- como el “otomí” habían desaparecido y solo había 293 individuos que hablaban  “kikapoo”

Al finalizar el año de 1674 el numero de tribus “convertidas” era muy grande.  Fray Larios en documento fechado en Patos el 15 de enero de 1675 nos ha legado la lista de las tribus que habían catequizado y que pedían el santo bautismo, así como los nombres de sus capitanes ó caciques .

EI avance del imperio español hacia el norte fue lento y penoso. Su conquista no se consumó mediante bata­llas decisivas, como sucedió en el centro de México  debido a que los indios nómadas del norte defendieron bravíamente su antiguo hábitat matando y robando con salvajes procedimien­tos a los intrusos que trataban de empujarlos en su camino.

A medida que los indígenas se fueron replegando hacia el norte, el territorio de la Nueva Vizcaya fue más difícil de conquistar, no sólo porque las tri­bus que lo defendían tenían ya experiencia de muchos años en la guerra contra los blancos , sino por lo difícil de las comunicaciones entre la región poblada de Nueva Galicia y los aislados establecimientos españo­les de la Nueva Vizcaya.

Desafiando todos los peligros, grupos de españoles acompañados de indios pacíficos fueron adentrándose poco a poco en los territorios recién explorados. Desde Zacatecas se organizaron caravanas  de carros tirados por bueyes que llevaban a la Nueva Vizcaya colonizadores dispuestos a arriesgar su vida en busca de inciertas fortunas.

En estas caravanas iban comerciantes y arrieros que se dedicaron luego al transporte y venta de los víveres indispen­sables para sostener a los pobladores de los nuevos asentamientos , mismos suministros que alcanzaban en dichos lugares elevados precios. Lentamente, los espa­ñoles fueron adueñándose de las rutas que comunicaban con los reales de minas, de los valles fértiles y de las escasas corrientes de agua que les permitían el cultivo de semillas y la cría de ganado.

Toda la parte oeste y norte donde imperaban los tobosos y apaches estaba despoblada por los españoles .El suroeste correspondiente a la Región Lagunera donde habían existido misiones jesuitas estaba aban­donado por las incursiones de los tobosos y sus aliados los cocoyomes, estas condiciones privaban por lo exiguo de las fuerzas presidiales encargadas de mantener la seguridad.

 

              La Conformación de Coahuila  durante los

                           años de 1700 a 1800

 

Como podemos ver la actividad de las misiones se concretaba a la zona noreste. San Buenaventura y Nadadores eran los puntos más avanzados hacia el oeste pues Cuatro Ciénegas había sido abandonado por las incursiones de los tobosos y la Región Lagunera estaba casi despoblada por la misma razón.

La zona noroeste era desconocida pues aun cuando había sido cruzada desde 1590 por Gaspar Castaño de Sosa y Juan Morlete, ninguno de ellos dejó descripción ó referencia  alguna sobre ella, y es poco probable que exploradores aislados penetraran en la región ocupada por los tobosos y apaches que tenían una reputación de fiereza y crueldad. En el sur bajo la jurisdicción de la Nueva Vizcaya desde Anhelo hasta La Laguna,  se encontraban únicamente dos poblados que por su numero de habitantes y su riqueza económica podrían considerarse villas , estas eran Saltillo y  Parras pero su prosperidad era muy relativa

Las rebeliones de los indios eran frecuentes con los consiguientes ataques a los poblados españoles obligando al gobierno a instalar asentamientos de tlaxcaltecas contiguos o muy próximos a sus poblados , a pesar de los conflictos suscitados por la vecindad.

El año de 1813 fue grave por la rebelión de los indios "tripas blancas" encabezados por el cacique don Dieguillo pues destruyeron las misiones de Nadadores y San Buenaven­tura quedando despobladas durante algunos años.

En el mes de junio de 1719 y con motivo de la guerra entre España y Francia los de Luisiana invadieron la parte oriental de Texas pero como la llegada de noticias era tardía y los preparativos para repelerlos lenta, el Gobernador de Coahuila don Joseph Azlor y Virto de Vera no pudo salir de Saltillo hasta el mes de octubre de 1719 , llevando consigo a 84 hombres .  El 21 de Octubre  pasó por Monclova y continuó su marcha logrando expulsar a los invasores y regresando a la capital Monclova en Mayo de 1722 donde renunció a la gobernatura el 26 de octubre del mismo año, siendo substituido por don Juan Valdez.  De hecho esta expedición a Texas , aunque fdue lenta para su organización  , fue patrocinada en su totalidad por su dirigente militar don Joseph Azlor y Virto de Vera - segundo marqués de Aguayo-

Desde 1689 cuando Alonso de León hizo su entrada a Texas los gobiernos de esta provincia y la de Coahuila eran desempeñados por la misma persona aunque sin nombramiento.  El primero que tuvo prácticamente la autoridad de ambas provincias fue el Gral. Alonso de León -hijo del anterior-, posteriormente los nombramientos se hicieron para gobernador de Coahuila y Texas siendo el último en desempeñar este doble cargo el segundo marqués de Aguayo,  por lo que a partir de su renuncia en 1722 las gobernaturas fueron desempeñadas por personas distintas.

Toda la parte oeste y norte donde imperaban los tobosos y apaches estaba despoblada por los españoles, el suroeste correspondiente a la Región Lagunera donde habían existido misiones jesuitas estaba aban­donada por las incursiones de los tobosos y sus aliados los cocoyomes, estas condiciones privaban por lo exiguo de las fuerzas presidiales encargadas de mantener la seguridad.

Tan escasas eran las fuerzas de protección en las provincias del norte que en 1729 realizaron los indios ataques a numerosos poblados incluyendo Saltillo y Parras.

En esa vasta región prácticamente desconocida se proyectó fundar un presidio y se comisionó al Capitán José de Berroterán para explorarla. Berroterán inició su marcha el 13 de enero de 1729  saliendo de la Misión de Conchos -cerca de Camargo, Chih-  misión que había sido fundada desde 1602 aun bajo la jurisdicción de la Nueva Vizcaya- .  Dirigiendose  primero a Mapimí, pasó luego por los poblados de Las Cruces y San Pedro del Gallo -hoy en Durango- y de este último punto tomó rumbo hacia el oriente penetrando en el actual territorio de Coahuila , qué en esa época pertenecía a la Nueva Vizcaya  llegando  asi hasta la Laguna de Mayrán,  y donde partió con dirección a Cuatro Ciénegas por una ruta probablemente aproximada al actual camino entre esta población y San Pedro Coah . Antes de llegar a Cuatro Ciénegas  Barroteran viró al oriente dirigiéndose a Monclova , de donde se dirigió  en linea recta al Presidio de San Juan Bautista del Río Grande y de este punto continuó hacia el noroeste en un trayecto casi paralelo al  mismo río Grande (Bravo)  pero por el lado sur en la gran llanura del Golfo. Cruzó el Bravo,   y pasando al actual territorio de Texas caminó paralelo al río por una corta distancia y de nuevo pasó a terrenos de Coahuila.

Entre los poblados establecidos en este tiempo se encuentran San Vicente el Alto fundado en 1730, convertido muchos años después en la Villa de Abasolo. En el distrito de Parras también aparece un nuevo poblado fundado por tlaxcaltecas de la villa de ese nombre deseosos de establecerse en tierras no asfixiadas por los latifundios del marquesado de Aguayo, la Compañía de Jesús y otros de menor cuantía. Muchos dueños de tierras  en la región de Parras  salieron de esta población porque el marquesado de Aguayo les robó el agua.

En Hornos no pudieron establecerse por no pelear con los jesuitas que los habían detenido en algunas ocasiones en su lucha contra el Marquesado, por lo que optaron por establecerse en el sitio conocido como "El Álamo”, (Viesca). Al poco tiempo el Marquesado reclamó  también la propiedad de ese terreno entablándose un litigio ganado finalmente por los tlaxcaltecas cuando demostraron la caducidad de la concesión que se le habia hecho al marquersado , porque este no había establecido las fundaciones estipuladas. Lo mismo que le sucedería años mastarde con los terrenos de Cuatro ciénegas que indebidamente había despoblado y que termino perdiéndolos.

El Gobierno Virreinal concedió el terreno a los tlaxcaltecas fundándose el pueblo de San José y Santiago del Álamo (Viesca) el 24 de julio de 1731,  en presencia de Prudencio de Basterra , alcalde mayor y capitán de los distritos de Saltillo y Parras ,  que era acompañado del sacerdote Lic. Manuel Valdés.

Mientras tanto , la misión de San Buenaventura languidecía por los continuos ataques de los indios, pues al ser abandonado Cuatro Ciénegas, San Buenaventura quedó como el punto  de mas avanzada hacia el oeste en la zona de Monclova. Para 1738 solamente quedaban en San Buenaventura 16 familias.

En 1744 ,  su cercanía  con Nadadores , hizo que se definieran las tierras que pertenecían a cada una de las misiones , asi como las correspondientes  al  poblado tlaxcalteca de Nuestra Señora de la Victoria de Casa Fuerte (Nuevo Nadadores). Luego de estas mediciones el Virrey  y conde de Revillagigedo suprimió en 1747 la Misión de San Buenaventura y ordenó la fundación de un poblado con el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe de Horcasitas de San Buenaventura, origen de la actual villa  que hoy  es conocida popularmente como “San Buena”.

En 1744 fueron “mercedadas” –regalo que los reyes daban a su súbditos por algún merito propio - al marquesado de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla , 98 sitios en la jurisdicción de la provincia de Coahuila . La nueva “merced” abarcaba la región de Cuatro Ciénegas dado que en el inventario de propiedades hecho en 1761 ,  ciénegas aparecía bajo el rubro de labor de “Nuestra señora de los dolores de Cuatro ciénegas”.  Los terrenos de Cuatro ciénegas incluían una capilla de 16 varas de largo y 6 de ancho, con su coro , y campanario ;  2 campanas de 7 arrobas ,  una sacristía y  un bautisterio, a mas de 53 casas para los peones.  Para ese entonces  el marquesado era propiedad de la tercera generación de marqueses ,y que en ese entonces eran :  Doña Maria Josefa Ignacia de Azlor Echeverz  y don Francisco Valdivielso y Mier

Para el inventario de 1765  ya el nombre de  Nuestra señora de los dolores de Cuatro Ciénegas  había cambiado  por el de   “San Juan de Cuatro Ciénegas” y entre el inventario se incluye  un perol viejo de cobre que servia de aguardientera ,  una olla , y un viejo alambique maltratado , lo que nos habla de que  para ese año de 1765 ya existía ahí una explotación vinícola

Según consta en escritos fechados de 1772 y dirigidos por los habitantes de Cuatro Ciénegas al Comandante General de las provincias , de apellido  Loyola, estos le hacen saber  su inconformidad porque  el Marques de San Miguel de Aguayo ha decidido  “despoblar” sus haciendas de Cuatro Ciénegas , El Carmen , Bajan , La joya ,  y la azufrosa .

En carta de contestación Don Pedro Ignacio Valdivielso y Azlor   a la sazón cuarto marqués de San Miguel de Aguayo ,  informa que la decisión de despoblar sus 5 haciendas es debido a los continuos saqueos , robos y asesinatos que los indios Apaches causan a sus haciendas. y a sus peones , y que por ello y a pesar de las quejas de los moradores y pastores  que viven en las proximidades de sus haciendas – mismas que les servían como protección-   ha decidido despoblar totalmente  las haciendas antes mencionadas  para ese mismo año de 1772 .  Cabe  aquí aclarar que siempre que se habla de los  ataques de los indios  a Cuatro ciénegas , se  mencionan a los indios Tobosos, sin embargo en los escritos de la época – checados por mi- y en los  cuales  los habitantes de Cuatro Ciénegas le pedían a la autoridad que intercediera ante el marquesado para evitar el despueble ,   solo hacen mención  a  los ataques de  los indios “Apaches”

Para 1797 la hacienda de Cuatro Ciénegas  permanecía totalmente abandonada. En el mismo año el gobernador de Coahuila  teniente coronel Antonio Cordero y Bustamante hace viaje desde Monclova para hacer un reconocimiento personal , encontrando todas las fincas  abandonadas destruidas y sin techos, el resto de la hacienda estaba todo en pésimas condiciones , menos la viña que guardaba buen estado por la extrema fertilidad del terreno , a mas de una huerta con 85 ó 90 árboles frutales

 

    La elevación a “Villa” del poblado de Cuatro Ciénegas:

 

El 25 de abril de 1800 el comandante General de las provincias internas  don Pedro de Nava, dispuso se erigiese una villa en el lugar donde se encontraba hasta entonces la hacienda de Cuatrociénegas  perteneciente al marquesado de San Miguel de Aguayo . Mientras esto se hacia,  el marques – dueño de los terrenos- emprendió sin éxito  innumerables gestiones ante el gobernador de Coahuila para ser indemnizado por la expropiación de dichos terrenos.

El 24 de Mayo de 1800 , el gobernador  Antonio Cordero y Bustamante se dirigió al sitio señalado para la erección de la nueva villa , y en unión de los pobladores que se habían  ahí alistado se levanto la siguiente acta:

En el día de hoy  24 del mes de mayo del año del Señor de 1800, yo, teniente coronel de caballería, D. Antonio Cordero y Bustamante, gobernador militar y político por Su Ma­jestad -que Dios guarde- , de esta provincia de San Francisco de Coahuila o Nueva Extremadura , hallándome constituido personalmente  en este paraje de las Cua­tro Ciénegas, y acompañado de 3  testigos  instrumentales que son: el teniente comandante de la compañía de Monclova, D. Antonio To­ledo y Oquilla, y los vecinos de la  villa, D. Ignacio María Rodríguez y D. Miguel Sánchez Navarro,   acompañados también por el tenien­te de justicia del partido de San Buenaventura, D. José Melchor Flores, a cuya jurisdicción y cargo ha correspondido hasta ahora este terreno,  a mas de un gran  numero de vecinos de las jurisdicciones colindantes, y dos testigos de mi asistencia con quienes actúo por falta de escribano , y en presencia  también de  los  once habitantes de esta nueva población, que se han presentado y que son: D. Julián de la Riva, D. Ignacio Prudencio Figueroa, D. José Rafael Figueroa, D. Calixto Ortiz, D. Antonio de la Riva, D. Pedro de Castro, D. Félix Rodríguez, D. Juan José Carranza, D. José Albino Sánchez, D. Francisco Álvarez y D. José Manuel de Castro,  y  habiéndoles leído a todos las  ordenes  superiores  y decretos  que escucharon con el mayor respeto y acatamiento,  y pidiéndole a Don José Melchor flores que a falta de apoderado del Marques de San Miguel de Aguayo  actuase en su nombre en el acto de amojonamiento y reparación de las 4 leguas que se van a adjudicar a esta población, procedí  finalmente a verificar las medidas  del terreno de que constará la naciente villa en los términos siguientes:

Empiezo por el cabezal desde el desemboque del cañón colocando la primera mojonera en la punta de la cuchilla que se halla del lado norte, y tiro desde ahi la medida con rumbo sur por detrás de las casas viejas de la hacienda de Cuatro ciénegas por sobre el camino real que va para San Marcos, quedando el  piélago de agua nombrado “el anteojo grande” fuera de los términos de esta población  ya que las 2 medidas que faltan por correr se harán con rumbo al oriente.

Terminadas las mediciones , y en uso de la facultad que me concede la ley segunda , titulo séptimo,  del libro cuarto de la recopilación ,  les digo que a partir de hoy y de aquí en adelante  este poblado deberá ser nombrado como la “Villa de Cuatro Ciénegas”  , y  he encomendando a su moradores a San José , quien ha sido el patrón de este paraje desde los tiempos en que era poblado por dependientes del marques de Aguayo

Luego de la ceremonia , el Gobernador Cordero y Bustamante nombró teniente político de la nueva villa  a Don Julián de la Riva

En el primer año del nuevo siglo de 1801 se terminó en Saltillo la construcción del templo de Santiago, -pero sin la torre-. En el norte se fundó el 21 de febrero de 1801 un nuevo poblado en el sitio conocido como Mota de San Andrés, por el Gobernador, Don Antonio Cordero y Bustamante, en acatamiento a una orden expedida el 22 de septiembre de 1800 por el Mariscal de Campo Don Pedro de Nava, Comandante de las Provincias Internas, bautizándolo en su honor con el nombre de Nava, estableciendo en el colonos españoles y tlaxcaltecas.

En lo referente a Coahuila los jesuitas habían formado un inmenso latifundio que abarcaba de Parras hasta Jimulco en los límites con Durango,  y de norte a sur desde Parras hasta incluir una pequeña zona del norte de Zacatecas. Los latifundios jesuitas habían llegado a convertirse en verdaderas provincias autónomas como en Sonora y Paraguay constituyendo fuentes de riqueza y poderío para la Compañía de Jesús y con una soberanía muy relativa del Gobierno Español en esas regiones.

En Parras ya solo poseían el Colegio y su templo por haber sido secularizadas las misiones de La Laguna como apuntamos anteriormen­te , sin embargo continuaban siendo dueños de las tierras del latifundio,  sin embargo  al ser expulsados  del país se les confiscaron  todas sus propiedades.

Los poblados de la Provincia de Coahuila y los Distritos de Saltillo y Parras no obtuvieron ningún beneficio con esta medida al no dárseles tierras para su desarrollo pues el latifundio pasó a la Junta de Temporalidades que lo administró por algún tiempo y después fue vendido íntegro a una persona perpetuándose como latifundio, dejando los poblados enclava­dos en el con las mismas condiciones de carencia de tierras.

En lo concerniente a la iglesia sí hubo modificaciones importantes, pues el 6 de junio de 1794 el Obispo de la Diócesis de Linares don Andrés Ambrosio de Llanos y Valdés decretó la seculariza­ción de varias misiones creando los “curatos” de Monclova , Nadadores y Candela. En este mismo año se establecieron en Saltillo las Cajas Reales cuyo objeto era  la recaudación de impuestos en las Provincias para  el pago de los empleados.

                                                                                            

LA   CONFORMACIÓN   DEL   LATIFUNDIO   DE

FRANCISCO  DE  URDIÑOLA

SU DESCENDENCIA  , Y  LOS PRIMEROS MARQUESES

DE  SAN  MIGUEL  DE  AGUAYO  Y  SANTA  OLALLA

La fortuna principal de Urdiñola, la que pasaría a sus herederos, se formó de haciendas ganaderas y vinícolas que empezó a adquirir desde que fuera nombrado capitán de la tropa de Mazapil y que seguiría extendiendo hasta los últimos días de su vida.

Desde el principio de la colonización de la Nueva Vizcaya se repartieron no solamente solares y caballerías a los fundadores de los pueblos, sino también extensiones mucho más amplias llamadas “estancias” , en los valles cercanos donde había agua, lo que permitía dedicarlas a la agricultura y a la cría de ganado.

La estancia fue adquiriendo sus características y di­mensiones, hasta convertirse en la unidad de explotación típica de la Nueva España  Mientras tanto, en la ciudad de México, los virreyes hacían esfuerzo por reglamentar la distribución de la tierra.

Las leyes de 1567 y 1574 definieron la extensión de una “estancia” de ganado mayor en 1 755 hectáreas, la de ganado menor  en 780 hectáreas, y la de una caballería en 430 hectáreas . Las estancias se otorgaron con derechos definitivos de propie­dad privada y se vendieron, donaron o legaron  sin otro requisito que el registro del cambio de propietario ante un escribano publico

Cuando Urdiñola llego a la región oriental de la nueva Vizcaya ya las tierras para la fundación de las villas de Parras y saltillo se habían repartido , y al ver aquellos bellos pastizales vírgenes  donde pacía el ganado .  y como defensor que era de la región , no tardo en solicitar “mercedes” de tierras

El 16 de agosto de 1583 el teniente de gobernador Francisco López de Ibarra le cedió a Urdiñola un sitio de ganado mayor , seis caballerías de tierra para siembra, dos solares para casas con sus suertes de huertas  y un ejido de molino sobre el río de los palmitos-nogales ubicado entre la villa del Saltillo y la de Parras. Ese mismo año adquirió por compra  a Juan Alonso otra estancia de ganado mayor ,  dos ejidos de molino y dos caballerías de tierra en la ciénega de los patos. Estas dos estancias fueron el núcleo alrededor del cual se formaría la hacienda principal del latifundio que se denominaría San Francisco de los Patos -hoy General Cepeda-

Para 1587 ya Urdiñola era dueño de  2 estancias mas , una en Castañuela y otra en la Ciénega de San Juan. Y fue en ese mismo año que el tesorero de la nueva Vizcaya,  Juan de Ibarra le acrecentó sus propiedades al cederle por donación,  una merced que el mismo Ibarra había recibido días antes y que incluía las demasías de tierra que existieran desde Castañuela hasta San Juan, y las que hubieran también hasta la Ciénega de los Patos.

Pero Urdiñola deseaba tener terrenos  en la región de Parras , y fue así que entre 1589 y 1590 le fueron mercedados  3 sitios mas de ganado mayor y 16 caballerías de tierra entre castañuela y parras otorgadas por el general Alonso Díaz entonces teniente del gobernador Rodrigo de Río de la loza . Para 1598 fecha de la segunda fundación de parras , Urdiñola había extendido sus tierras en parras hasta el ojo grande  -el manantial principal de parras- mismo que tuvo que compartir con  el pueblo de indios de parras – adjunto a su hacienda - , y también con los jesuitas.

Asi pues , para 1589, Urdiñola ya poseía  Castañuela y  para  finales de siglo XVI,  tambien la hacienda de Parras -después hacienda del Rosario ó de Arriba-

Con los años sus propiedades se fueron acrecentando hasta llegar a convertirse en un gran latifundio que por su extensión fue considerado como uno de los mas grandes del mundo,  y abarcaba al norte hasta Cuatro Ciénegas y Castaños,  y al sur hasta los límites con Zacatecas, incluyendo por el poniente las haciendas de Bonanza, Cedros, Mazapil y Santa Elena y hasta los límites de Parras ,  mientras que por el oriente abarcaba  hasta los límites de los actuales estados de Coahuila y Nuevo León. Fue hasta 1731,  que las tierras de La Laguna, -que alcanzaban hasta el partido de Mapimí- pasaron a formar parte de dicho latifundio.   

El 26 de junio de 1586, se casó en Nieves Zacatecas con Leonor López de Lois hija de su antiguo capitán En 1594 Urdiñola fue acusado de haber asesinado a su esposa Leonor López de Lois y a un supuesto amante de nombre Domingo de Landaverde . después de un proceso que duro 4 años en que la inquisición y la audiencia de Guadalajara se disputaban la jurisdicción , Urdiñola fue absuelto de la muerte de su esposa , pero no de la de Landaverde, luego de lo cual Urdiñola regreso al norte a sus terrenos con la idea de acrecentarlos aun mas , y para ello siguió adquiriendo tierras en las cercanías de saltillo que habían sido anteriormente mercedadas a sus primeros pobladores .

En 1603 el virrey de monterrey nombro a Urdiñola gobernador y capitán general de la nueva Vizcaya tomando posesión del puesto en la villa de Durango el 23 de junio de 1603 y continuando en el cargo hasta 1613 ó 1614.

Mientras cumplía sus deberes de gobernador no desaprovecho la oportunidad para aumentar sus extensas propiedades otorgándose mercedes que extendieron sus propiedades hacia el norte y hacia el sur de lo que ya poseía.

Urdiñola tuvo dos hijas, María e Isabel de Urdiñola y Lois  , aunque se habla de un hijo varón de nombre Antonio que se trasladó a España en donde murió. María fue casada con el oidor de la Audiencia de la Nueva España, Pedro Suárez de Longoria ,  en tanto que Isabel casó en primeras nupcias con don Luis de Alcega  Ibargüen, caballero de la Orden de Alcántara y gobernador en un tiempo de la Nueva Galicia

Francisco de Urdiñola fue gobernador de la Nueva Vizcaya de 1603 a 1615.

Urdiñola otorgo testamento en su estancia de santa Elena el 16 de julio de 1617. Al año siguiente el 4 de marzo de 1618 dicto un codicillo – una modificación-  que por su extrema gravedad no llegó a firmar lo que hace suponer que haya fallecido en esos días.  En dicho testamento claro está,   incluyó la totalidad de los bienes, entre tierras, haciendas, minas, ganado, casas habitación y dejó como herederas universales  a sus dos hijas Maria e Isabel Urdiñola de Lois

De hecho , la heredera principal de Urdiñola fue su hija Isabel de Urdiñola y Lois , que una vez viuda de don Luis de Alcega, casó con don Gaspar de Alvear y Salazar, caballero de la Orden del Santiago, secretario del Santo Oficio y gobernador de la Nueva Vizcaya de 1615 a 1618 justo después de que Urdiñola dejara el puesto.

El 27 de abril de 1619 el convento de Santo domingo de la ciudad de México dono a los descendientes de Urdiñola – mediante una limosna de 4000 pesos-  una capilla lateral de su iglesia de San Raymundo de peñafort para depositar en ella los restos del capitán francisco de Urdiñola conquistador , gobernador , y capitán general de la nueva Vizcaya. 

Del primer matrimonio de Isabel hubo dos hijos, Diego y María,  ambos nacidos en Río Grande.  Diego murió en Parras muy joven y María se casó con el general Luis de Valdés, caballero de la Orden de Santiago y vocal del Consejo de Guerra de los Estados Flamencos, quien fungió también como gobernador de la Nueva Vizcaya en 2 ocasiones: de 1639 a 1640 , y posteriormente de 1642 a 1648. Año este último en que se fue a radicar a Patos.

Del matrimonio de María de Alcega y Urdiñola con don Luis de Valdés, nació en 1645 Francisca de Valdés Alcega y Urdiñola, -bisnieta de Francisco de Urdiñola-, quien se casó en primeras nupcias con don Martín de San Martín, contador de azogues y tributos de la Nueva España .  Muerto éste, contrajo nuevo matrimonio en 1667 con don Agustín de Echeverz y Subiza. En 1679 el matrimonio de doña Francisca y don Agustín se trasladó a vivir a  España,  y  fue en 1682, año en el que el monarca Carlos II “El Hechizado” le concedió a Echéverz el título de “Marqués” de la jurisdicción y señorío de la pequeña villa de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla en las montañas de Burgos.   Según se dijo , “en premio a su valor y celo, prudencia y brillantes servicios hechos en servicio de Dios y de la Corona ”  ,  título por el cual pagó 562 mil maravedíes y otro tanto por el derecho de sucesión. Con este matrimonio se inicia el Marquesado de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla que gobernaría durante  muchos años uno de los mayores latifundios de que se tenga memoria en México.

En 1684,  el marques don Agustín regresó a la Nueva España para hacerse cargo del gobierno del Nuevo Reino de León , en donde estuvo hasta 1687 en el que con licencia dejó el cargo para retornar a España porque  su esposa doña Francisca estaba enferma de gravedad. Tiempo después  en 1699 muere en España don Agustín de Echeverz y Subiza, primer marqués de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla  , sobreviviéndole su esposa Doña Francisca quien volvería a la Nueva España a manejar el latifundio de su bisabuelo.

 

Don Agustín de Echeverz y Subiza ,

primer marqués de San Miguel de Aguayo

Y  descendientes de las  4 generaciones siguientes de

Marqueses de San Miguel de Aguayo

y Santa Olalla. (1679-1825)

 

 

Los marqueses Doña Francisca y Don Agustín  tuvieron una hija: Ignacia Xaviera Echéverz y Valdés, quién nació en Patos en 1679. Doña Javiera tuvo tres matrimonios. Cabe señalar que los marqueses no tuvieron problemas para casar a su hija con 3 encumbrados nobles , ya que en cada una de las 3 ocasiones  se entregó a los novios sustanciosas “dotes”.

El primer matrimonio de Doña Javiera , entonces una joven de 16 años , fue con Antonio Aznares de Garro  vizconde de Molina y tercer conde de Javier,  a quien se le entrego una dote de 50 000 “reales de a ocho” y  con quién procreó una hija de nombre María Isabel Aznares de Sada y de Echeverz. 

Muerto su primer marido y cuando Doña Javiera aun no cumplía un año de viudez  se casó en 1695 con Pedro Enríquez de Lacarra, segundo conde de Hablitas, vizconde de Valderro y Espleta ,  y a quien entrego  como era su costumbre una “dote” de 50 000 pesos, que el novio uso para desempeñar el condado de 29 200 ducados que tenia “gravado” .

Su tercer y ultimo matrimonio fue con don Joseph de Azlor y Virto de Vera, caballero mesnadero de Aragón, gentil hombre de la Cámara de su majestad y Mariscal de campo de sus reales ejércitos ; matrimonio llevado a cabo en Pamplona el 26 de abril de 1704. En el mundillo social de la época se decía que ella era el marqués y él la marquesa por el origen del título, convirtiéndose ambos en los segundos marqueses de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla

En 1711 los segundos marqueses Ignacia y Joseph en compañía de la viuda de Echéverz, doña Francisca, regresaron a su hacienda de Patos , y don Joseph de Azlor fungió como gobernador y capitán de la provincia de Coahuila y Texas de noviembre de 1719 a octubre de 1722. En 1724, el matrimonio se trasladó a la ciudad de México en donde permanecieron hasta 1733, año en el que retornaron de nuevo a Patos.

En 1731 estando en México el segundo marqués de Aguayo logró adquirir las tierras de La Laguna que llegaban hasta el partido de Mapimí. Don Joseph de Azlor murió  en su hacienda de San Francisco de los patos el 9 de marzo de 1734 y fue sepultado en la capilla de San Francisco Xavier en el templo del Colegio de la Compañía en Parras. Allí mismo fue sepultada meses antes el 25 de noviembre de 1733  la marquesa doña Ignacia Xaviera. 

De este matrimonio hubo dos hijas: doña María Josefa y doña María Ignacia de Azlor Echeverz.   Doña Ignacia se trasladó a España y se interno en el Convento de María de Tudela, Navarra; y regresó a la Nueva España como religiosa de dicha orden y fundó en México el Convento de Nuestra señor del Pilar, conocida como La Enseñanza.

Doña Maria Josefa casó con don Francisco Valdivielso y Mier, conde de San Pedro del Álamo en 1735, cuya boda se efectuó en el Santuario de Guadalupe de Parras. “Matrimonio que significó la fusión mas espectacular de la antigua y nueva riqueza de la época”.

Maria Josefa y Francisco se convirtieron en los terceros marqueses de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla . Para don Francisco este fue su segundo matrimonio ya que anteriormente fue casado con doña María Luisa Sánchez de Tagle, quien murió en 1727.

De este matrimonio surgieron por fin hijos varones, el primogénito Don José Francisco Valdivielso y Azlor Echeverz y su hermano Pedro Ignacio de los mismos apellidos

En 1748 los  terceros Marqueses Josefa y Francisco hicieron su testamento dejando a la elección de su hijo primogénito el usar el titulo de su padre que era Conde de San Pedro del Álamo ó el de su madre que sería Marques de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla .  José Francisco prefirió usar el titulo de su madre ,  y por ello Pedro Ignacio quedo como el cuarto Marques de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla

Don Pedro Ignacio Valdivielso y Azlor  cuarto marqués de Aguayo , casó primero con doña Gertrudis Sánchez de Tagle  con quien no tuvo descendencia , y una vez que ella murió , casó después con doña Ana Gertrudis Vidal y Lorca con quien procreó tres hijos: José Maria , Francisco Rafael , e Ignacio.

En 1811, don Pedro fue acusado de participar en una conspiración dirigida a tratar de liberar a Hidalgo por medio del secuestro del virrey Venegas, sin embargo todo quedó en eso sin consecuencias mayores y el virrey Calleja lo absolvió de toda culpa.

A don Pedro mas que nada se le vinculaba con aquella organización secreta independentista que comandaba Ignacio López Rayón, llamada los Guadalupes. Ya en este tiempo el marquesado de Aguayo estaba en plena bancarrota la cual se acrecentó con la guerra de Independencia  llegando a tener una deuda con sus acreedores acumulada a través de varios años de $ 576 537 pesos , por lo que don Pedro se declaró en quiebra en 1815. Logrando sobrevivir hasta el 10 de octubre de 1820, fecha de su muerte.

Al morir Don Pedro Ignacio ,  cuarto marques de San Miguel de Aguayo , sus propiedades pasaron a su hijo primogénito don José María Valdivieso Vidal y Lorca  quien seria el quinto marqués de San Miguel de Aguayo , casado primero con Teresa Zagazurrieta  de cuyo matrimonio tuvo solo una hija : Doña Javiera Valdivielso y Azlor y Zagazurrieta , quien se casó con Don José Adalid , y de cuyo matrimonio nacieron 2 hijas: Doña Josefa y Doña Maria Adalid y Valdivielso.

Al morir Doña Teresa , esposa de Don José Maria  quinto marques de Aguayo, este contrajo segundas nupcias con Doña Antonia Villamil Rodríguez de Velasco -la famosa “Güera Rodríguez-   de cuyo matrimonio nacieron  4 hijas :  Guadalupe , Dolores , Concepción , y  Ma. del Carmen . El 27 de septiembre de 1821, don José María fue uno de los signantes del Acta de Independencia. 

Con  las inmensas propiedades del latifundio , el Quinto marques de San Miguel de Aguayo Don José María Valdivieso Vidal y Lorca  heredo también una cuantiosa deuda por pagar . Misma que estaba garantizada con un embargo de las haciendas de Patos , Parras , buenavista , Bonanza y Cuatrociénegas  a mas de las tierras que comprendían entonces a la comarca Lagunera .

Y fue así que el 9 de septiembre de 1825, se firmaron las escrituras en donde se vendían las haciendas de Patos, Parras y Bonanza, la de Cuatro Ciénegas, los 127 sitios de La Laguna y la viña del Rosario de Parras a las casas inglesas que figuraban como acreedoras del marquesado y que eran  Baring Hnos y Cía, representados por Maning y Marshal  y la otra Staples y Cía representada por James Chabot  

Poco después el 1° de septiembre de 1828 el Congreso de la Unión emitió un decreto por el cual las adquisiciones de tierras compradas por compañías extranjeras eran ilegales  por lo que las compañías pactaron con el Marquesado que este las reconociera como tierras en garantía y pagara por ellas un interés anual del 5% del adeudo al año

El marquesado siguió creciendo y las compañías acreedoras administraban las tierras  que tenían en garantía , hasta que finalmente Don José Maria  quinto marques de San Miguel de Aguayo y Santa Olalla muere el 29 de marzo de 1836 .

Y es en 1840 cuando las compañías acreedoras Baring Hnos y Cia y Staples y Cía venden los créditos que tenían con el marquesado de Aguayo a Don Carlos  y Jacobo Sánchez Navarro ,  quedando estos últimos en pagar también una  determinada cantidad a los herederos del Marques . A partir de ese momento  todo el latifundio pasa al poder de la familia Sánchez Navarro

El primer problema que sufrieron los Sánchez Navarro fue en su negación de pagar la alcabala – impuestos por la compra del marquesado- ya que era mucho dinero y el gobierno de Coahuila se los exigía y por ello les embargaron sus propiedades , pero  los buenos contactos que tenían en el gobierno- el secretario del gobernador militar el coronel Rafael González era primo segundo de los Sánchez Navarro-  a mas de un benefactor que permaneció en la oscuridad y que se cree era el general Melchor Muzquiz tío de los Sánchez Navarro , el caso es que en 1843 el gobierno fallo a favor de los Sánchez Navarro y en contra del comité que pretendía cobrarles la alcabala , por lo cual  ellos pagaron solo un impuesto parcial y con ello evadieron  todos los demás impuestos

Dado que en 1848 los hermanos Sánchez Navarro aun no terminaban de cubrir los  pagos que tenían pendientes tanto con los herederos del Marquesado,  como con la compañía Baring , para hacerse de dinero decidieron vender la Hacienda del Rosario a Don Rafael Aguirre en 148 000 pesos , La Estancia de Agua Nueva  a don Bruno Lozano en 135 000 pesos y la Hacienda de San Lorenzo de la Laguna a los señores Don Leonardo Zuloaga y a Don Juan Ignacio Jiménez en 80 000 pesos

 

La hacienda de San Lorenzo de la Laguna

se vendería bajo las siguientes cláusulas:

 

                                          

El trato seria por la cantidad de 80 000 pesos  que se pagarían en plazos con un rédito del 5% anual, empezando el reconocimiento y consi­guiente responsabilidad desde el día primero de Enero de este año de 1848  por haberse refundido en el presente convenio, otro anterior del cual se transada y renueve solamente esta obligación, quedando los pagos  de la siguiente manera:

1- A finales de 1850 entregarían los compradores la cantidad de 45 000 pesos que se aplicarían de la siguiente manera 33 000 para abono del capital y 12 mil pertenecientes a los réditos vencidos hasta esa fecha

2- En diciembre de 1852 , 1853 y 1854 se pagarían en cada uno de ellos la suma de 15 666 pesos, 5 reales y 4 granos , por abono al saldo del capital , pagando en cada uno de esos plazos los réditos  al 5 % anual del capital que aun  quedaba pendiente de pagarse

 

LOS  SÁNCHEZ  NAVARRO

Como  fue que un simple cura de pueblo llegó

a poseer un latifundio de 356 mil hectáreas

El cura :    José Miguel Sánchez Navarro

Santiago de la Monclova era un lugar difícil para aquel que pretendiera hacer fortuna ;  una monótona villa , con casas de adobe apiñadas alrededor de una polvorienta plaza.  Así era la capital de Coahuila  ó nueva Extremadura en el año de 1767,  una villa conformada por tan solo unos cientos de familias , 35 soldados del presidio y sus dependientes, marcado todo por un pobreza extrema.

Llegar a ser párroco de esta villa era una alternativa de la que nadie pudiera ufanarse, pero para el padre José Miguel Sánchez Navarro representó la oportunidad de construir  a partir de 1765 un gran imperio económico,  y asistido por sus hermanos formo un latifundio que lo convirtió en el mas opulento de los hacendados de la nueva España.

Las vastas tierras de Coahuila se podían adquirir por medio de “mercedes” - donaciones reales concedidas en reconocimiento a servicios prestados a la corona-  ó bien por medio de la compra de estas en subasta publica , a lo que se les llamaba :  “tierras realengas”

Las tierras obtenidas por “mercedes” no incluían los derechos de agua,  a menos que  fueran específicamente mencionados . El agua era tan escasa e importante que esta se concedía específicamente por numero de días , horas e inclusive minutos,  durante el mes , por lo que el propietario de tierras buscaba la forma de agenciarse  algo de agua con que regar y dar de beber a sus animales..

En aquel entonces la mayoría de estas tierras pertenecían al Marquesado de Aguayo extendiéndose incluso hasta abarcar los manantiales de agua que surtían a Parras,  y que utilizaban sus moradores para regar sus viñedos  , misma agua a la que el marques le ponía un precio.

Para 1760 el marquesado de aguayo ocupaba 6 540 847 hectáreas equivalentes a 59 437 Km. cuadrados – dos terceras partes de lo que hoy es Portugal-  y  la cría de ovejas era su principal actividad , estimándose sus rebaños entre 200 000 y 300 000 cabezas

En aquel entonces no era extraño que los curas fueran propietarios de  tierras. Como lo fue en  la fundación de Saltillo en 1575  donde el capellán Baldo Cortes  y otros  clérigos mas , poseyeron en ese tiempo grandes extensiones de terreno. Mismo caso de José Flores de Abrego  quien fue cura de Monclova  por casi 60 años   , y quien al morir en 1755 dejo el respetable latifundio de 61 968 has , recayendo la designación de su sucesor en la persona del cura José Miguel Sánchez Navarro..

El linaje de este cura se remontaba al siglo XIII en que Los Sánchez Navarro  se habían distinguido  peleando contra los musulmanes.  El nombre de esta familia llego al nuevo mundo con el capitán Juan Sánchez navarro emigrado a la nueva España en 1550 participo en la colonización de la frontera norte y fue uno de los fundadores de Saltillo en 1575. Al tiempo de su muerte en 1600  Don Juan Sánchez Navarro había establecido una familia cuyos descendientes al unirse con las familias Arizpe y Rodríguez de Saltillo llegaron a desempeñar  luego un papel importante en el desarrollo de Coahuila

Cuando la colonización avanzó hacia el Norte varios miembros de la familia Sánchez Navarro radicados en Saltillo se movieron con ella , como el sargento Diego Luis Sánchez Navarro miembro de la expedición que en 1674 fundo la villa de nuestra señora de Guadalupe de la nueva Extremadura . Cuando tiempo después fue fundada Monclova en 1689 ,  Diego Luis  recibió varios títulos de propiedad de muchas tierras próximas a la villa y retirándose de la milicia con el grado de capitán se dedico a explotar sus tierras .

Otro familiar , Juan Bautista Sánchez Navarro fue uno de los comisionados por el gobernador de Coahuila para fundar la misión de Dulce Nombre de Jesús de Peyotes al norte de Monclova.

Al inicio del siglo XVIII los Sánchez Navarro disfrutaban de un excelente posición social siendo una de las primeras familias de hidalgos ó nobles de Coahuila.

Dentro de la familia de los Sánchez Navarro  habían diferentes jerarquías , desde simples soldados como  Joaquín y Cristóbal que participaron en la fundación del presidio de Santa Rosa,   hasta curas como Leonardo y José Martín que oficiaban en el curato de Saltillo.

José Miguel hijo mayor de Cristóbal José , nació en saltillo en 1730 , y a los 25 años paso a ser cura de Monclova . Y aunque  José Miguel era muy competente como sacerdote lo era mas como negociante ,  y aprovechando  que en aquella época no existía aun la prohibición de que los curas participaran en  transacciones comerciales para su beneficio, se inicio en los negocios..

Para ello compro un terreno frente a la plaza - enseguida de la iglesia-  y puso una tienda que al tiempo se convirtió en  la mas importante de los alrededores , dedicándose  al comercio de telas , comestibles , lencería, herramientas y demás mercancías que  el cura traía desde Saltillo

Para 1760 sus propiedades aumentaban y para ayudarse mando traer de Saltillo a su hermano José Gregorio , y juntos engrandecieron el negocio al grado de que pasaron del comercio,  a  la cría de borregos.

Nombrado de 1762 a 1773 – 11 años- administrador provincial de los diezmos de la iglesia , llegó a convertirse en uno de los mas importantes recolectores de diezmos de la nueva España . Para agilizar el manejo de los diezmos José Miguel organizo la creación de caravanas de carretas tiradas por mulas y bueyes , y mientras recolectaba en ellas  “los diezmos” ,  aprovechaba también de transportar las mercancías de sus tiendas.

Cuando en 1777 el padre Agustín Morfi paso por  Monclova Coahuila en la época colonial  pudo advertir que aunque en el curato de Monclova solo se recaudaban 2000 pesos anuales,  esa suma no servia de nada para pagar los gastos de manutención del sacerdote José Miguel,  quien para entonces había hecho ya una fortuna de 80 000 pesos con la administración de los diezmos, y eso quitando alguno que otro robo que los indios hacían a sus carretas.

José Miguel recibía por  colectar los diezmos un 8 % de comisión , pero duplicaba con creces el valor de los diezmos cuando estos se los pagaban “en especie” – ganado- , ya que luego  este los vendía mucho mas caros de lo que los tomaba.

De hecho era la tienda del cura  quien compraba a 4 reales , todas las borregas que se daban como diezmo , dinero que luego era  mandado  al obispado de Guadalajara, en esa forma para 1763 el cura Sánchez Navarro  ya tenia 5 523 borregas. De hecho la tienda del cura crecía  indirectamente gracias al Marquesado de Aguayo , ya que en 1760 el mayordomo de la hacienda del Carmen Francisco de Mata , hacienda perteneciente al latifundio del Marquesado de Aguayo, se abastecía de la tienda del cura , ya que le era mas practico hacerlo así , que mandar traer todo desde la hacienda de Patos, cerca de Saltillo  . Lo mismo sucedía con los suministros de los  soldados de la guarnición de Monclova cuyas tropas y familias compraban todo en la tienda del cura y hasta se endeudaban con el cura cuando este les  cobraba por hacerles algunos sacramentos.

Pasaban los años y el manejo del  “diezmo” seguía enriqueciendo al cura José Miguel,  sin embargo las autoridades eclesiásticas de  Guadalajara  estaban de acuerdo en que vendiera las borregas que se daban en pago del diezmo y  les mandara a ellos  solo el dinero. Ignoro si los altos prelados sabían que era el mismo cura quien  se compraba las borregas.

Mientras los rebaños  ovejas crecían José Miguel empezó a comprar  muchas propiedades rurales , y para su administración mando traer  de Saltillo a otro de sus hermanos  Manuel Francisco a quien puso a cargo del naciente latifundio

Como el cura tenia entre sus obligaciones ver que sus feligreses compraran tierras a bajo costo , puso en subasta publica una enorme hacienda . Como era de esperarse el día de la subasta fue su hermano Manuel Francisco quien hizo la mayor propuesta dando 150 pesos por las escrituras de 5 578 hectáreas,  con derecho a 10 días de agua de la confluencia de los ríos Nadadores y Monclova en el valle de Adjuntas.

Los Sánchez Navarro establecieron  en esa hacienda su centro de operaciones y a partir de entonces empezaron a adquirir mas propiedades donde estas  estuvieran disponibles.

Fue en 1772 que se le presento a José Miguel la oportunidad de su vida. El sobrino del cura que  le había precedido ,  y que había heredado todas las tierras de su tío, acababa de morir ,  y había nombrado  precisamente a José Miguel ejecutor de su herencia .  Y como había  que pagarle a algunos acreedores a quienes el sobrino debía algo de dinero– entre los que se encontraban  el propio José Miguel Sánchez Navarro y su hermano José Gregorio el cura puso toda la propiedad de  su antecesor en subasta publica para poder con ello cubrir las deudas .

Luego de unos días,  un rival de los Sánchez Navarro hizo un ofrecimiento de 3 750 pesos , lo que hacia ver que la propiedad se les iría de las manos a los  3 hermanos Sánchez Navarro. El ultimo día de la prorroga José Gregorio Sánchez Navarro ofreció 100 pesos mas , y José Miguel ceremoniosamente se la cedió en febrero de 1773 . Para entonces los hermanos Sánchez Navarro ya tenían juntos 46 520 hectáreas y para 1774 a través de una compra de tierras a la corona española,  la incrementaron con otras 17 377 , terreno suficiente para que pudieran pastar ahí sus enormes rebaños de ovejas.

En 1774 muere José Gregorio y  su muerte marca el final de una era en el surgimiento del imperio de los Sánchez Navarro , pasando sus propiedades según testamento a sus 2 hermanos , conservando con ello el cura José Miguel la integridad de sus tierras

Luego de la muerte de José Gregorio , Manuel Francisco aumento la fortuna de los Sánchez Navarro  al  casarse con  la hija de uno de los principales hacendados locales Juan Manuel de Palau  quien se había establecido en el valle de Santa Rosa al casarse en 1745 con una hija de la prominente familia Garza Falcón,  y a través de su esposa  heredó la hacienda de nuestra señora de los dolores fundada por los Garza Falcón en 1745

Sus nuevas adquisiciones no distrajeron a Manuel Francisco de los negocios que tenía con su hermano José Miguel, de quien seguía siendo  socio minoritario.

Fue en 1782 cuando Manuel Francisco heredo las 96 816 hectáreas de la hacienda de Dolores tras la muerte de su suegro  Juan Manuel de Palau

El cura José Miguel tenia entonces puesto el ojo en el rancho San Francisco Javier de la Escondida,  y su oportunidad se presento en 1801 cuando el rancho fundado por el capellán de Santa Rosa fue hipotecado por un comerciante a quien se le debían 4581 pesos .  Como los acreedores vivían en la ciudad de San Miguel el Grande , arreglaron  que José Miguel cobrara por ellos , en lugar de ello,  José Miguel les ofreció 450 pesos en efectivo si le cedían los derechos de acreedores , y así José Miguel añadió 44 619 hectáreas a su enorme latifundio que para 1805 ya media 298 991 hectáreas .  Ese año murió Manuel Francisco y dejo a su hijo José Melchor de 23 años  heredero  de sus enormes propiedades rurales.

Fue ahí que  el  famoso cura  Sánchez Navarro hizo su jugada maestra , al proponerle a su sobrino José Melchor que si aceptaba manejar el latifundio y los  demás intereses  que el cura tenía , el seria nombrado el único heredero a la muerte del cura. La mancuerna del cura José Miguel y  de su sobrino José Melchor resulto ser aun mas efectiva que la que había formado el cura con el padre de su sobrino.

Para 1819 los Sánchez Navarro ya controlaban casi todos los derechos de agua de los ríos Nadadores y Monclova,   y habían comprado casi la totalidad de las propiedades  en sus márgenes.

En 1801 un sobrino de José Miguel llamado Juan Ignacio de Arizpe  en aquel tiempo recaudador de impuestos , resulto con un faltante de 12 300 pesos en su trabajo , mismos que pidió prestados a su tío ,a un interés del 5% anual . Para ello le dio a su tío en hipoteca todas sus propiedades .Años mas tarde y a la muerte de su sobrino , este le adeudaba a José Miguel 21 800 pesos por lo que el cura se quedo con todas las propiedades que le había  dado en garantía .

Muchos otros prestamos , demandas y litigios hicieron que las propiedades de los Sánchez Navarro aumentaran  , y para 1812 ya sumaban 356 240 hectáreas 

En vísperas de la independencia  el único rival de los Sánchez Navarro por la hegemonía de Coahuila era el Marquesado de Aguayo, no obstante los Sánchez Navarro en proporción eran pequeños ya que el marquesado  era dueño de  6 679 500 hectáreas en las cuales había 213 000 cabezas de ganado  .

En 1818 el mal manejo de los latifundios del Marquesado de Aguayo , así como la manutención permanente de 4 residencias palaciegas en la ciudad de México  los llevo a la bancarrota, y en ese mismo año un grupo de acreedores se hizo cargo de la administración de sus tierras.

Por el contrario  las propiedades de los Sánchez navarro no solo estaba libres de deudas sino que producían grandes cantidades de ganancias situación que obedecía a la atención personal que la familia prodigó a su tierras .

A la muerte del cura en 1821 José Melchor tomo la administración del latifundio. Su obsesión por proteger los intereses de la familia lo llevaron a una muerte prematura en 1836, sin embargo el latifundio siguió funcionando ahora bajo las ordenes de Jacobo su hijo mayor apoyado por la experiencia de invaluable de Manuel Castellano Cárdenas quien desde 1813 había sido el mayordomo de algunas haciendas y mano derecha de  José Melchor.

Jacobo aprendió pronto el negocio he hizo frente a las dificultades que surgieron cuando su hermano Carlos Sánchez Navarro compró en 1840 el famoso latifundio del Marquesado de Aguayo , adquiriendo como parte de la transacción los créditos que tenían con el marquesado de Aguayo con las compañías acreedoras Baring Hnos y Cia y Staples y Cía ,  quedando estos últimos en pagar también una  determinada cantidad a los herederos del Marques . A partir de ese momento  todo el latifundio paso al poder de la familia Sánchez Navarro

La primera crisis que sufrieron los Sánchez Navarro fue en su negación de pagar la alcabala – impuestos por la compra del marquesado- ya que era mucho dinero y el gobierno de Coahuila se los exigía y por ello les embargaron sus propiedades , pero  los buenos contactos que tenían en el gobierno- el secretario del gobernador militar el coronel Rafael González era primo segundo de los Sánchez Navarro-  a mas de un benefactor que permaneció en la oscuridad y que se cree era el general Melchor Muzquiz tío de los Sánchez Navarro , el caso es que en 1843 el gobierno fallo a favor de los Sánchez Navarro y en contra del comité que pretendía cobrarles la alcabala , por lo cual  ellos pagaron solo un impuesto parcial y con ello evadieron  todos los demás impuestos

A partir de 1840 los hermanos Sánchez Navarro se abocaron a reorganizar toda la estructura administrativa del latifundio  ya que de un solo  golpe su latifundio había aumentado 8 veces su tamaño con la compra del latifundio del Marquesado de Aguayo

Jacobo y Carlos tomaron entonces la hacienda de Hermanas como cuartel  regional – cuya casa principal tenia 21 cuartos-  dado que en la época de 1840 su casco se había convertido en unote los mejores de Coahuila , otorgándole con una posición administrativa semejante a la  que tenían el Rosario y Bonanza

A lo largo de la historia la hacienda de El tapado fue íntimamente asociada con el cura José Miguel , la hacienda de hermanas era la favorita de José Melchor y fue la hacienda de Patos la que tubo mayor interés para Carlos y Jacobo

Cualquiera que haya sido el tamaño de los rebaños de ovejas en 1840 no hay duda de que con la compra del marquesado se incrementaron grandemente llegando a considerarse ellos mimos  los “barones de Ovejas” al poseer en 1847 un rebaño de 218 988 ovejas y 18 875 cabras aunque cabe suponer que para fines de los años 40`s el rebaño llegaba las 250 000 ovejas.

La amenaza de los indios siempre había sido uno de los hechos mas temibles en la vida de Coahuila pero después de la independencias las depredaciones se incrementaron llegando lo mas encarnizado a mediados del siglo cuando los indios prácticamente arrasaron el estado. Para 1822 los apaches  lipanes firmaron un tratado de paz en la ciudad de México  pero el interludio duro solo un año y los apaches lipanes hicieron nuevamente sentir su presencia

Los comanches merodeaba la hacienda de santa rosa y las carretas de los Sánchez navarro debían transitar  entre sus haciendas con escolta de guardias.

Debido a al creciente impulso de la colonización de Texas  a partir de 1836 los comanches llevaron su depredación al noreste de México  incursionaban en gran escala por todo el estado  de Coahuila donde lograban jugosos botines llegando algunas veces hasta Zacatecas y san Louis Potosí. Estos merodeadores llegaban por miles e invernaban en la laguna de jaco

El año de 1840 marco el principio de las mas grandes incursiones de la época cuando un grupo de 400 comanches bajaron del norte y pasando a unos Kms de Monclova devastaron las villas y granjas situadas al oeste de la ciudad. Voluntarios persiguieron a los indios hasta saltillo  y en su camino iban saqueando y matando gentes En esta incursión que duro un mes los comanches mataron 300 personas aunque en su retirada perdieron los 3000 caballos que se habían robado.

En 1853 Estados unidos y México firmaron el tratado Gadsden por el cual Estados Unidos pagaría a México 10 millones de pesos por una franja de tierra de la frontera y por liberarlos de la responsabilidad de las incursiones de los indios, por ello los Sánchez Navarro podían pedir indemnización por las depredaciones cometidas entre 1848 y 1853.  A la hora de que estados Unidos recibió las denuncias de indemnización se ampararon en que el tratado no era retroactivo y jamás pagaron un centavo de las 365 reclamaciones que hubo.

Una gran sequía arraso en 1851 con los rebaños de los Sánchez navarro matando 21 000 ovejas y 4000 cabras . Cuando el rosario y san Lorenzo de la laguna pasaron a ser propiedad de los Sánchez navarro aprovecharon  al máximo la irrigación de esas propiedades.

Dado que en 1848 los hermanos Sánchez Navarro aun no terminaban de cubrir los  pagos que tenían pendientes tanto con los herederos del Marquesado,  como con la compañía Baring , para hacerse de dinero decidieron vender la Hacienda del Rosario a Don Rafael Aguirre en 148 000 pesos , La Estancia de Agua Nueva  a don Bruno Lozano en 135 000 pesos y la Hacienda de San Lorenzo de la Laguna a los señores Don Leonardo Zuloaga y a Don Juan Ignacio Jiménez en 80 000 pesos  que se pagarían en plazos con un rédito del 5% anual, empezando el reconocimiento y consi­guiente responsabilidad desde el día primero de Enero de este año de 1848  por haberse refundido en el presente convenio, otro anterior del cual se transada y renueve solamente esta obligación, quedando los pagos  de la siguiente manera:

1-     A finales de 1850 entregarían los compradores la cantidad de 45 000 pesos que se aplicarían de la siguiente manera 33 000 para abono del capital y 12 mil pertenecientes a los réditos vencidos hasta esa fecha

2-     En diciembre de 1852 , 1853 y 1854 se pagarían en cada uno de ellos la suma de 15 666 pesos, 5 reales y 4 granos , por abono al saldo del capital , pagando en cada uno de esos plazos los réditos  al 5 % anual del capital que aun  quedaba pendiente de pagarse

 

                     EPILOGO  DE  UN  IMPERIO

 

Los Sánchez navarro apoyaron siempre a los imperialistas y a Maximiliano. De hecho en la ultima carta que Maximiliano dirigió  a Carlos días antes de morir , se refirió a el   como “uno de mis mas fieles amigos” . Seis días después de mandada la carta,  el 19 de junio de 1867 Maximiliano fue llevado a una colina y junto con sus generales  Mejía y Miramón fue fusilado. 

Carlos Sánchez Navarro cayo  entonces en manos de los republicanos y fue a prisión. Mientras sus extensas propiedades fueron expropiadas. Carlos  salio de la cárcel hasta 1868. Los esfuerzos de Carlos por reconstruir su fortuna tuvieron poco éxito. Carlos paso el resto de su vida en la pobreza muriendo el 10 de octubre de 1876 a la edad de 60 años

La confiscación del latifundio ocurrió el 1866, pero  el 12 de Agosto de 1867 Juárez emitió una ley sustituyendo por multas las confiscaciones , lo que hacia ver que todas ras propiedades confiscadas a los Sánchez navarro les serian devueltas .  Fue entonces que el gobernador de Coahuila le increpo a Juárez diciéndole que los hermanos Sánchez navarro fueron un apoyo del imperialismo y un obstáculo para el desarrollo de Coahuila.

De cualquier forma el gobernador no debió preocuparse pues la ley aclaraba que si las propiedades ya habían sido vendidas a un tercero , no podrían ser devueltas a su antigua dueño ,así que estas jamás fueron devueltas a los Sánchez navarro En la década de los setentas cuando las pasiones políticas habían amainado se recupero una parte de la herencia de Carlos después de un prolongado pleito .

Tiempo después  los Sánchez Navarro vendieron todas sus propiedades y el latifundio de la familia paso a la historia en 1866 , no así la familia quien actualmente se encuentran una vez más entre las familias más distinguidas y  connotadas de México

 

              BREVE  HISTORIA   DE  TORREÓN.

 

+   Como  fue que  la  hacienda  del  torreón   se    

     transformo primero  en villa  , y   luego  en   

     una hermosa  ciudad 

 

+   La llegada del Ferrocarril

+   La matanza de los Chinos.  – 15 de mayo de 1911-

 

La familia Sánchez Navarro vendió en 1848 la hacienda de San Lorenzo de la Laguna al hacendado español Leonardo Zuloaga, quien fue el creador de las primeras obras de irrigación y de cultivo de la Comarca Lagunera de Coahuila. Fue el que inició la construcción de tajos y acequias que partían de las denominadas presas que se hicieron para controlar de cierta forma las aguas broncas del río Nazas; dichas presas fueron las de: Calabazas y posteriormente de la del Coyote; las cuales fueron construidas casi en el mismo tiempo de que Juan Nepomuceno Flores y Juan Ignacio Jiménez construyeron “río arriba” las presas de San Fernando y Santa Rosa que servían para regar las tierras del margen izquierdo del río de las Nazas. La citada compra-venta

Antes de que Zuloaga se dedicara a alguna otra actividad, en las tierras ubicadas al sur-este de la gran Boca de Calabazas, mandó construir un cuadro de 100 varas (80 mts.)  que sirviese de resguardo a los trabajadores del incipiente rancho. Dicha construcción tenía en una de sus esquinas un torreón que sobresalía del resto de la construcción y que servía para vigilar el lugar contra los posibles ataques de los indios apaches. De dicha construcción el rancho tomó el nombre del Torreón y fue como consecuencia de la comunicación cotidiana entre los campesinos que por acá habitaron y que provenían de los también ranchos de Zuloaga, situados en la hacienda de San Lorenzo de la Laguna, llamados: El Tajito de Piedra, Hornos, La Concepción y San Lorenzo, principalmente. Toda la construcción fue hecha de adobe, salvo los cimientos, en los que se utilizaron piedras del hoy llamado cerro de La Cruz

Leonardo Zuloaga Olivares era natural de la villa de Zéanuri, de la Vizcaya, española; en donde nació en el año de 1806. Posteriormente y cuando era todavía niño, vino a la Nueva España, junto con sus hermanos Pedro y Ramón, entre los años de 1814-1816. En octubre de 1834 se casó con Luisa Ybarra Goribar, dama originaria del Saltillo pero avecindada en Parras desde muy pequeña. Luisa era hija de Manuel Ybarra y de Isabel Goribar Arrieta. Este matrimonio se destacaba a nivel regional por su poderío económico y estableció su domicilio en la hacienda de San Lorenzo de Parras, la cual adquirió don Manuel de los descendientes de Juan Lucas de Lazaga.   

En el año de 1841, Leonardo Zuloaga compró la hacienda de los Hornos, antigua posesión de los jesuitas de Parras, y cuya propiedad les fue incautada cuando dichos sacerdotes fueron expulsados de los territorios españoles por ordenes del monarca español Carlos III. Dicha compra la hizo Zuloaga a la viuda de José María Herrera Moreno, su antiguo propietario. A partir de ese año, el matrimonio Zuloaga-Ybarra fijó su residencia en la hacienda de los Hornos en donde Leonardo empezó a diseñar un sistema agrícola de siembra y regadío que perduraría por años en la Comarca Lagunera de Coahuila. En dicha hacienda se cultivaban: maíz, frijol, trigo, chícharos y algunas legumbres. Se cultivaba también el algodón pero en una menor escala respecto a los demás productos.

En el año de 1848, como ya dijimos al principio, Leonardo Zuloaga y Juan Ignacio Jiménez compraron la hacienda de San Lorenzo de la Laguna, la cual abarcaba territorio de los estados de Coahuila y Durango. Y en el año de 1852, dichos señores se dividieron la posesión y quedaron las tierras de Coahuila para Zuloaga y las de Durango para Jiménez, sirviendo como línea divisoria el curso del río Nazas partir de la Boca de Calabazas hacia el oriente Además ese mismo año se firmó en Viesca un acuerdo entre Zuloaga, Jiménez y Juan N. Flores, en el que se repartieron la utilización de las aguas del citado río de Las Nazas. Esta división marcó el inicio para que Leonardo Zuloaga empezara a derivar del cause del río de Nazas, los canales y tajos que permitirían llevar el vital líquido a los terrenos de su naciente rancho del Torreón. 

El reparto de tierras y agua que hubo entre los hacendados regionales Zuloaga, Jiménez y Flores, marcó claramente el nacimiento de Torreón, el cual indudablemente fue fundado por Leonardo Zuloaga, en conjunto con los campesinos a su servicio que provenían de los ranchos aledaños que ya mencionamos en líneas anteriores. Para dar fe de dicho acontecimiento Zuloaga  en alguna ocasión le expresó al gobernador del estado Santiago Vidaurri, lo siguiente:

 

“El Torreón es la mejor y mas principal de mis fincas y cuyo nombre le viene cuando lo comencé a fundar, lo primero que hice en ella fue un torreón donde pudiera escapar de los ataques de los bárbaros la gente que trabajaba. Tiene esta finca buenas casas de vivienda, una presa que tiene costo hasta hoy de dieciséis mil pesos de labor cuyo desmonte de mezquital corpulento me han costado un dineral” 

En los años posteriores a la fundación de Torreón, Leonardo Zuloaga se dedicó de lleno a las actividades agrícolas en sus haciendas y ranchos y en menor proporción se dedicó también a la cría de ganado mayor. Sin embargo en ese vivir cotidiano se le presentaron tres grandes problemas: la disputa por las aguas del Nazas con los hacendados de aquel lado del río; las incursiones y depredaciones que le causaban las hordas de indios apaches que se descolgaban de los estados sureños de la Unión Americana y los problemas con los colonos establecidos en la región de Matamoros que habían comprado al gobierno del estado una porción de terreno que al parecer pertenecía a Zuloaga como propietario de la hacienda de San Lorenzo de la Laguna.

Después de algún tiempo de soportar ciertos males estomacales causados por los problemas y preocupaciones,  Leonardo Zuloaga murió en Parras el 20 de febrero de 1865 y se le sepultó en el Panteón de San Antonio de la citada ciudad de Parras; al no haber sucesión del matrimonio Zuloaga, su viuda, Luisa Ibarra, entró en posesión del  latifundio, el cual le fue confiscado en 1867 en virtud de una acusación que se le hizo a dicha señora por una supuesta ayuda a las fuerzas del Imperio de Maximiliano; sin embargo después de algunos alegatos y gracias a la intervención en su favor del ministro juarista don José María Lafragua en diciembre de ese mismo año el presidente Juárez decretó que le fueran restituidas sus tierras incautadas, salvo las que correspondían a la villa de Matamoros y las del valle del Sobaco al norte de la hoy San Pedro de las Colonias, Coah.

El 4 de Septiembre de 1868 llegó una extraordinaria creciente del río Nazas que arrasó  y destruyó el caserío del rancho del Torreón, incluyendo la construcción aquella que le dio dicho nombre y cuya imagen ya no pudo borrarse  de la mente de sus habitantes, ni su nombre del habla popular; y tiempo después la viuda de Zuloaga mandó construir un nuevo torreón un poco mas al poniente del anterior y en un lugar mas alto, muy cercano a la falda del cerro de La Cruz.

Sin embargo doña Luisa Ibarra Vda. de Zuloaga tenía muchos problemas que le hacían la vida pesada, al no tener ya el apoyo de su esposo, para poder administrar sola aquel enorme territorio y empezó a verse en aprietos económicos y se vio en la necesidad de pedir algunos préstamos para sobrevivir y solventar los innumerables gastos que le ocasionaban sus posesiones 

El manejo de las tierras representaba muchos gastos y en Saltillo le abrieron algunos créditos los señores Guillermo Purcell y Juan E. O. Sullivan, con garantía del rancho El Torreón.

Por el año de 1870 consiguió nuevos créditos en la ciudad de México con la Casa Agustín Gutheil y Cía., con garantía de la Hacienda de San Antonio del Coyote. En 1882, Gutheil compró los créditos de la Casa del Saltillo, por conducto de su apoderado Gualterio Hermann.

Por el año de 1879, la Señora Ibarra cedió a su administrador general, Mateo Lapatza, la hacienda de la Concepción en cuarenta mil pesos. También vendió al agricultor duranguense Eduardo Ávila, los ranchos: Alamito, Jaboncillo y Santa Teresa en ciento cincuenta mil pesos. Al veracruzano Juan Martínez Zorrilla, le vendió los ranchos de San Marcos y San Juan.

El 23 de Agosto de 1876, se firmó la escritura de venta de varias de las propiedades de la Señora Ibarra. Sus adeudos eran tan grandes que no le quedaba otro recurso, y así fue como la firma Rapp, Sommer y Compañía, Sucesores de Agustín Gutheil y Cía., adquirieron en 220,000 pesos (doscientos veinte mil pesos)

El pago lo recibió la vendedora, entregándosele en efectivo la cantidad de ochenta y cinco mil pesos, y el resto, ciento treinta y cinco mil pesos, por cancelación de su cuenta adeudada a Agustín Gutheil y Cía.

La compra incluía las siguientes propiedades:

El Torreón con sus ranchos: El Tajito, San Antonio de los Bravos y San Luis, y además la hacienda de San Antonio del Coyote, con sus ranchos El Hormiguero, Solima, Guadalupe, Purísima, Soliz y Granada.

Desde la muerte de Leonardo Zuloaga,  doña Luisa se instaló en su familiar hacienda de San Lorenzo de Parras, y allí pasó los largos años de su viudez, ejerciendo obras de bondad y filantropía, pagando con largueza los servicios que le prestaban, con parte de sus mismos bienes, que de  ser enormes se fueron reduciendo hasta dejar de pertenecerle totalmente  para cuando ella  murió .

San Lorenzo de Parras, se hizo después más conocido en todo el país por las bodegas vinícolas que han manejado allí los diversos poseedores de la hacienda y en el último siglo por los descendientes de Evaristo Madero, y que aún a la fecha elaboran exquisitos caldos, fue el lugar donde se firmaron casi todas las escrituras de venta, por las cuales doña Luisa Ibarra viuda de Zuloaga, trasladó el dominio de los grandes negocios agrícolas en que se fue fraccionando la parte coahuilense de la gran Hacienda de San Lorenzo de la Laguna.

Fue una fría tarde del mes de octubre de mil ochocientos ochenta y seis, cuando falleció de pulmonía doña Luisa Ibarra Goribar de Zuloaga, mujer noble y buena, que administró veintiún años el latifundio de La Laguna de Coahuila y fue la que finalmente inició su fraccionamiento final y que en sus inicios llegó a tener 526,238 hectáreas. 

Su cadáver fue sepultado en el panteón de San Antonio de Parras de la Fuente en la misma fosa donde descansaban los restos mortales de su esposo don Leonardo Zuloaga Olivares. Hoy los restos de ambos personajes descansan en un sitio especial del llamado Museo del Torreón.

El 24 de Agosto de 1883, el señor  Andrés Eppen, representante de la firma Sucesora de la Casa Gutheil, que representaba ampliamente D. Gualterio Hermann, consiguió que la señora Luisa Ibarra Vda. de Zuloaga, autorizara la cesión de los terrenos necesarios para el derecho de vía del ferrocarril y la construcción de una estación para el mismo, en tierras pertenecientes al Rancho el Torreón.

La Sra Luisa Ibarra de Zuloaga vende como se ha dicho en 1876 a la casa Rapp-Sommer la hacienda de Torreón junto con otras 8 haciendas contiguas , pero aun conserva algunos terrenos de su propiedad en zonas aledañas.

El terreno donde se construiría la futura villa del Torreón no fue a saber , “incluido en la venta” .

Este terreno fue "donado" especialmente  por la viuda de Zuloaga 6 años mas tarde ,  a pedido especial de Don Andrés Eppen socio y representante de la casa Rapp-Sommer en el mes de Agosto de 1883 , para que por este terreno pudiera pasar el  ferrocarril , y lo mas importante : para que en el mismo ,  el  Ing Federico Wulff  (traído  para tal  efecto por Eppen) trazara las cuadras de lo que luego seria la Villa del Torreón , mismas  que deberían de tener 100 varas por lado con sus calles de 25 varas .

VARA : Medida de longitud que se usaba en distintas regiones de España con valores diferentes, que "oscilaban" entre 76.8 y 91.2 cm. (con una media de 84 cm)

Años mas tarde , en octubre de 1886 murió Doña Luisa Ibarra de Zuloaga, siendo sepultada en su tierra natal de Parras, al lado de su esposo Don Leonardo.

Esa creciente producción topó en  seguida con un obstáculo muy grave: era difícil y costoso transportarla a Durango y a  Saltillo, sus mercados naturales,  lo que hizo que todos pidieran a gritos la instalación del ferrocarril . 

Luisa Ibarra de Zuloaga  quien había conservado unos terrenos muy amplios que parecían los más adecuados para que pasaran por ahí las vías y se construyera la estación - a instancias de Eppen-  los regaló con ese único fin en agosto de 1883 • La opulenta señora cedió también las tierras sobre las que se trazaría la cuadrícula de una ciudad nueva, la Villa del Torreón, lo mismo que los terrenos de los que surgirían Matamoros y San Pedro de las Colonias.

 

                                La llegada del Ferrocarril  

 

Hacia el año de 1880,  la noticia de que el ferrocarril llegaría a la Comarca Lagunera causo un gran revuelo , al enterarse de que  el trazo de la línea que originalmente se había planeado pasaría por la ciudad de Durango como estaba estipulado entre los artículos que conformaban el contrato para la construcción de esta línea, ahora se había desviado para pasar justo  por la Villa de Lerdo .

Para 1880 la comarca  lagunera en general,  vivía de la agricultura y dependía del agua que trajera en su temporal el rió Nazas, que por lo regular era disparejo;  situación que generaba problemas entre los ribereños del Nazas,  por este motivo la comarca sufre de diferencias , pasando además  por un conflicto de definición de límites entre los estados de Durango y Coahuila, que  llegan por su importancia a la ciudad de México.

Se dan invasiones de Coahuila hacia Durango con participación de gente de Matamoros. También se tiene referencias de columnas de militares que salen a la cacería de Indios que tenían asolada a esta región y  a las regiones ubicadas al norte del estado cercanas a Sierra Mojada.

En Diciembre de 1880 llega a la Villa de Lerdo una carta proveniente de la ciudad de México , teniendo de remitente al Sr. Ramón Guzmán directivo del Ferrocarril Central, que anunciaba a la Villa que próximamente la vía del ferrocarril central pasaría por la Comarca Lagunera , situación que generó gran júbilo entre la población y la comarca en general. El beneficio y el avance,  venía para todos.

En Mayo 7 de 1881 aparece la noticia del Sr Evaristo Madero -gobernador del estado-  comentando que 2 tendidos ferroviarios  han partido  ya de San Antonio Texas buscando las márgenes del Río Bravo , uno, “el del ferrocarril del Pacífico”,  en los puntos de Eagle Pass y Paso del Norte (hoy ciudad Juárez)  , y el otro,  “El del ferrocarril Internacional” ,  que a partir de  Laredo atravesaría al estado de Coahuila . Esta ultima concesión  fue ganada por el Sr. Palmer y Sullivan.

En los primeros días de Julio el Ingeniero Gorsuch con su brigada de reconocimiento del terreno -para el paso de la vía-  llega a la Villa de Lerdo  y se muestra muy satisfecho por lo visto en la comarca , encontrando de tres a cuatro pulgadas de humedad en los suelos que fueron regados  en los meses de  Agosto y Septiembre del año anterior , con las  aguas del río Nazas.

El Ing Gorsuch visitó  los plantíos de maíz de la región , y hace alusión ha haberse encontrado una producción muy buena de este cultivo. Igualmente alude a otros cultivos como fríjol, garbanza, trigo,  y a un cultivo de algodón  que  en aquel entonces apenas se iniciaba . Sus comentarios  ante las gentes  fueron de que el paso del ferrocarril centuplicaría sus valiosos productos , manteniendo los trabajos de millares  y millares de gentes, mencionando igualmente que  si estos cultivos eran  de momento trabajados  en pequeña escala , era por la falta de consumo y lo caro de los transportes., cosa que a partir de muy poco tiempo cambiaria radicalmente

Mientras tanto la construcción de los rieles proseguía a razón de dos kilómetros de vías  por día de trabajo.

El gobernador de Durango Francisco Gómez del Palacio,  intentaba  a toda costa que el ferrocarril tocara a la capital duranguense,  argumentando que el tendido ferroviario que partía de la ciudad de México iría  primero a la ciudad de León  y de ésta se prolongaría a la ciudad de Durango para continuar  luego a Paso del Norte. Desgraciadamente para el gobernador Gómez Palacio el convenio fue modificado por decreto en 1881 y el trazo se modificó dado lo complicado de que el tren pasara por la ciudad de Durango en donde había que superar las marcadas  pendientes del terreno, a mas de que les tomaría hacerlo  cuatro meses más y  mucho dinero extra  no presupuestado..

Finalmente se escogió la  línea oriental tomando rumbo hacia la villa de Lerdo . Se cruzaron las tierras de Santiago Lavín quien llegó a un arreglo y así cruzó el ferrocarril hasta Santa Rosa en los límites políticos con Coahuila y naturales con el río Nazas.

El paso obligado para llegar a Coahuila se dio en el punto más estrecho del río y llegó a las tierras del rancho del Torreón, celebrando un contrato con Luisa Ibarra de Zuloaga y estableciendo un paradero – al que se le llamó “Nazas”- frente al casco del rancho del Torreón  y una estación formal situada a 16 kilómetros rumbo a la capital mexicana a la que se le dio el nombre de “Matamoros”.

Llegar con los ferrocarriles a la presa, rancho y hacienda del Torreón , fue sin embargo, motivo de desavenencia entre el presidente de la republica Manuel González (que había sustituido- temporalmente-  a Porfirio Díaz )  y uno de sus amigos poderosos : Francisco Gómez Palacio, a la sazón gobernador de Durango. Quien insistió en numerosas ocasiones que la línea del Ferrocarril Central Mexicano pasara por la ciudad de Durango, mientras que la ruta que proponían los directores y principales accionistas de esa empresa -capitalistas de Boston USA - , era unir Zacatecas con Chihuahua en la forma mas recta y mas barata posibles ,  pasando… “a través de La Laguna”

A la inminente metrópoli lagunera llegaron, pues, no sólo las vías del Ferrocarril Central, que venía de Paso del Norte (hoy Ciudad Juárez) sino también las del Ferrocarril Internacional. El del Ferrocarril Central hizo estación en "El Torreón" desde el 23 de septiembre de 1883  y el Ferrocarril Internacional cinco años después.

Las aguas del Nazas, con todo lo irregulares que eran, más el trabajo de tantos peones y el capital de los extranjeros y de alguno que otro mexicano desarrollaron aceleradamente la comarca, mientras por esos ferrocarriles iba y venia un número cada vez mayor de pasajeros y mercancías.

Faltaba muy poco para que el Ferrocarril Internacional, que venía de Ciudad Porfirio Díaz ( hoy Piedras Negras ) se empalmara en la Estación del Torreón con el Ferrocarril Central Mexicano, cuando Andrés Eppen, ya para entonces socio, y no sólo empleado, de la casa Rapp-Sommer, discurrió fundar junto a esa estación ….una Villa. 

La prosperidad de los cultivos y la creciente población de las haciendas y rancherías daba para imaginar eso y más. Eppen llamó a otro técnico de origen alemán, el ingeniero Federico Wulff Olivarri , para que realizara el trazado de las calles y manzanas . Las cuadras ó manzanas, casi siempre cuadrados perfectos, habrían de tener 100 varas por lado- 76 metros- y las calles 25 varas de ancho -19 metros- .  La cuadrícula quedó lista y señalada en noviembre de 1883.  Los cuatro terrenos en que se subdividía cada manzana empezaron e venderse en seguida.  Todos eran, en su origen, propiedad de la casa Rapp-Sommer.

El 23 de septiembre de l883, pasó el primer tren del Ferrocarril Central por un Villorrio llamado Torreón, el Central construyó 1970 km de vía en 1,388 días con un promedio diario de un kilómetro y medio, así también incluyendo la inactividad por los obstáculos tanto físicos y políticos                       

Así aparecieron, pues las primeras "colonias": San Joaquín, La Constancia y La Embarcación. La empresa del ferrocarril cedió una franja de 16 metros de ancho, a todo lo largo de la línea entre los límites del área cuadriculada y  ésa fue desde entonces llamada la Avenida de don Agustín de Iturbide.

                               

         LA CAIDA DEL PUENTE DEL FERROCARRIL

  SOBRE EL RIO NAZAS  EL 18 DE OCTUBRE DE 1885

      

Durante la mañana del día 18 de octubre el puente del ferrocarril – único camino para llegar a Lerdo- empezó a dar señales manifiestas de derrumbarse.   Los fuertes tronidos que hacia el río alertaron a los ribereños , quienes acudieron al puente temerosos de que la gran avenida del Nazas que estaba bajando en esos momentos se fuera “a llevar” el puente

Poco a poco  la corriente fue arrancando los postes de soporte , hasta desprender 40  de ellos. Y fue entre las 4 y las 5 de la tarde del 18 de octubre de 1885 que el puente finalmente se derrumbó seccionándose en grandes trozos , uno de ellos de 70 metros de largo , mismo que fue arrastrado por la creciente del río en dirección a la cercana presa del torreón.

El impacto del trozo de puente de mas de 70 metros contra la cortina  fue tremendo  ,  he hizo un gran “portillo” – abertura-  de mas de 40 metros  en la cortina de la presa ,  quedando los demás trozos del puente varados a  unos 300 metros presa abajo

El agua aun siguió pasando a raudales por varios días , imposibilitando el paso del Rancho del torreón  a la villa de Lerdo . Los análisis posteriores del desastre del puente indicaron la lógica de que un puente tan pesado y colocado a tal altura ,  tarde que temprano se lo llevaría el río,  sobre todo al estar soportado por tan frágil “estacado” . Estos fueron los argumentos del litigio que luego se suscitó entre la casa Ralf Sommer y el Ferrocarril Central para el pago de los daños ocasionados  por el puente a la presa del torreón.

La compañía ferroviaria mando peritos para defenderse quienes argumentaban que fueron los árboles arrastrados por la corriente y no el trozo de puente quienes causaron los daños en la cortina., pero ello se comprobó que era  falso.

El pleito fue ganado finalmente por la  Rapp Sommer , dueña de las tierras y de la represa , y el ferrocarril tuvo que pagar los daños .

 

    Venta de los primeros terrenos de la villa del Torreón

El primer terreno -una manzana completa- se enajenó el 20 de enero de 1888. Lo vendió Andrés Eppen  por 300 pesos, a su hijo Jesús . El segundo fue para un compadre suyo, Librado Banda. Otros de los primeros compradores se llamaban Saturnino L. Lozano, los hermanos Galván, Hugo Frankee, el propio ingeniero Wulff, Andrés Reyes, el coronel Carlos González, A.C. Michaels, J. Breier, A. Hackmack, Julio Beggs y Bruno Harher. 

El precio de los terrenos osciló desde los 57 pesos hasta aquellos 300 . Andrés Eppen donó nueve de esos terrenos para fines de interés general : el 31-C lo fue para que allí se construyera el templo de Guadalupe ; los cuatro de la manzana 34 se destinaron a la Plaza de Armas y los de la 32 al Mercado. Los grandes terrenos se fraccionaron en seguida, y  empezaron a fincarse sus casas  mientras  la localidad se veía  cada vez más poblada  al paso de los meses.

 

Y llegan los primeros chinos……..

Hacia el año de 1848 China vivía tiempos de conflictos bélicos ocasionados por el contrabando , producción  y distribución del opio , y fue por ello que muchos de sus habitantes optaron por dejar el país en busca de mejores tierras. Y así empezó la migración de Chinos – básicamente cantonéses - hacia  lugares como Cuba , Panamá , Perú y sobre todo la región de California en  los Estados Unidos , en donde apenas hacia un año se habían independizado de México  y  habían encontraron grandes  yacimientos de Oro que atrajeron a millares de gentes. 

Para 1888 Estados Unidos  se dio cuenta de que  tan solo en la región de California ya había mas de 300 000 chinos , que les estaban quitando el trabajo a los Norteamericanos ,  y por ello prohibieron la entrada de mas Chinos a su país, 

Fue entonces que Porfirio Díaz decide  invitar a los Chinos para que pueblen zonas desérticas de nuestro territorio, allá donde la población Mexicana difícilmente se aventuraba .En pocos años los Chinos ya habían formado importantes asentamientos en Mexicali , Mazatlán , Tampico , Chihuahua y Torreón en donde sus miembros resultaron ser altamente productivos y benéficos para el país , pues eran ordenados , trabajadores, disciplinados  y muy buenos para el comercio . En pocos años los asentamientos chinos ya habían establecido el cultivo del algodón en  el valle de Mexicali  y el henequén en Yucatán ,  y tendieron vías férreas en Sonora y Baja California

De los trenes que pasaban llenos de carga y de pasajeros, un pasajero-vendedor, a tanto de pasar por esta nueva población del Torreón, vendiendo en dos canastas sus artículos y curiosidades chinas, que eran sumamente apreciadas, tanto por los pasajeros, como por los primeros residentes, así como por los habitantes de las rancherías y haciendas laguneras, decidió quedarse y establecerse en la Estación del Torreón, por ver el progreso con que se desarrollaba día con día, impulsado más que nada por la llegada de otro sistema ferroviario, el del Ferrocarril Internacional, que correría de Ciudad Porfirio Díaz (hoy Piedras Negras), hasta la ciudad de Durango. Era el año de 1888.

Este nuevo residente, comerciante y pintoresco personaje llamado "Foon Chuck", fue invitado y animado por el propio fundador de Torreón, Don Andrés Eppen, quien lo animó a que aquí se estableciera y abriera un restaurante y un hotel junto a la propia estación del ferrocarril, como así lo hizo en el año de 1890.

Lo realizó con tanto éxito y entusiasmo, que en un mismo edificio de madera, instaló el hotel en la planta alta y en la baja el restaurante, consiguiendo luego la concesión para abrir un servicio de esta misma naturaleza en las demás estaciones del Ferrocarril Internacional.

Al llamado de “Foon Chuck” vinieron gran cantidad de chinos, que habían sido expulsados de Estados Unidos y  que radicaban muy precariamente en Mexicali, Guaymas, Mazatlán, Chihuahua y Tampico,  y otros mas que sufriendo enormidades se fueron a trabajar en la construcción del Ferrocarril de Tehuantepec , en las haciendas henequeneras de Yucatán ó en las cafetaleras de Chiapas y Tabasco , quienes gustosamente se dirigieron a Torreón para trabajar en los hoteles y restaurantes del dinámico señor Foon Chuck .

Al ver Foon Chuck la gran cantidad de compatriotas que llegaban con la ilusión de un trabajo, decidió ayudarlos ofreciéndoles trabajo, para lo cual consiguió, primero en arrendamiento y después en venta toda una sección de terreno, donde se dedicaron al cultivo de hortalizas, así como restaurantes, cafés, lavanderías y tiendas de abarrotes, lo que le dio a Torreón una nueva fisonomía y ambiente cosmopolita , ambiente muy desconocido en otras poblaciones de la república.

Los Chinos eran muy característicos en su modo de ser y de vestir  a su tradicional usanza de un blusón de seda china, un rústico pantalón de manta, sandalias y el pelo recogido en una apretada trenza que les caía hacia atrás.

Entre los compradores  de terrenos de segunda y tercera mano -que muy pronto los hubo- figuraban los italianos Antonio Bosi y Juan Pangrasi, quienes fundaron la primera cantina y casa de juego, y los estadounidenses Carlos Jones, Guillermo Harving y Juan Guanning, quienes se proponían construir un hotel. Hubo otro empresario hotelero ya desde entonces : Pedro Michou, fundador del Hotel Francia. 

De Mapimí llegó luego el primer industrial, Adolfo Aymes, el cual en marzo de 1888, adquirió, a cambio de 499 pesos, un terreno contiguo a las vías férreas donde estableció su fábrica de hilados y tejidos de algodón “La Constancia” , la cual contaba con más de 100 obreros y a la que un año después, el gobierno de Coahuila exento del pago de contribuciones por 10 años. Al tiempo aparecieron nuevos capitalistas  promotores de la compañía manufacturera “La Alianza” , quienes, ese mismo año compraron por igual cantidad , una manzana completa en la que levantaron su fábrica de jabones y aceites vegetales.

Tan buenos augurios se podían hacer del crecimiento y la riqueza de la "Estación del Torreón" que, dos años después, el Congreso y el gobernador del estado expidieron el siguiente decreto:

José María Garza Galán, Gobernador Constitucional del Estado Libre, Independiente y Soberano de Coahuila de Zaragoza, a sus habitantes, sabed: Que la H. Legislatura del mismo ha expedido el siguiente decreto: "El XI Congreso Constitucional del Estado de Coahuila de Zaragoza decreto: Número 356. Artículo Único.- Se exceptúa por ocho años del pago de contribuciones del Municipio y del Estado a todos los vecinos de la congregación del Torreón. y a los que nuevamente se avecinen en aquel punto; conceptuándose dicho término desde la publicación de este decreto, y exceptuándose de esta gracia los impuestos de tabacos y licores, que se cobrarán conforme a las leyes respectivas. Dado en el Salón de Sesiones del Congreso del Estado, Saltillo, 22 de noviembre de 1890.- Fortunato Santos diputado presidente.- Julio Martínez, diputado secretario.

Llegaba tanta gente a la "estación", entre ellos gran cantidad de Chinos y empleados del propio ferrocarril  que en abril de 1892 los colonos recibieron del gobierno estatal, a los primeros jueces que habrían de dirimir oficialmente las diferencias

En el tema de la llegada de los primeros jueces a Torreón existen 3 versiones acerca de “quien fue el primero” en llegar , pudiendo dirimirse las dudas si consideramos que quizá todos llegaron a Torreón… pero en diferentes fechas:

La primera nos la dice D. Pablo C. Moreno en su "Torreón a través de sus Presidentes Municipales" , afirmando que en 1888 el Gobernador del Estado de Coahuila Coronel D. José Ma. Garza Galán, nombró Juez Auxiliar del rancho o Congregación El Torreón a D. Epitacio Morales Díaz y duró en el cargo hasta 1890.

Agrega Pablo Moreno, que  ya antes habían ocupado el cargo Don Matías Andrade, D. José Banda, D. Francisco Javier Arellano, D. Leonardo Luna y D. Mateo Goitia.

Durante esa mismo lapso de tiempo, de 1888 a 1890, fungió como Jefe de Cuartel de la Congregación de El Torreón, Don Francisco Javier Arellano.

Desde luego que este rancho o Congregación de El Torreón, pertenecía legalmente al Municipio de Matamoros de la Laguna, Coahuila.,, del que fue separado junto con algunos ranchos que luego se mencionará para formar el Municipio de Torreón en 1893.

La segunda versión nos habla de que el primer juez fue Sebastián Paz ,  y sus 2 suplentes Luis Arteaga y José Maria Arzave.  

Una tercera versión nos dicen que el primer magistrado que llegó a Torreón fue el Lic. Juan Casillas García, quien venía de parras , y llegó a estas tierras en 1898 a pedido expreso de Don Francisco I. Madero, quien le pidió que viniera a Torreón a poner un poco de orden pues había demasiado vandalismo en la ciudad . Don Juan Casillas fue recibido aquí por Don Joaquín Serrano y Don Andrés Eppen.

De lo que no tenemos duda es de que a falta de prisión en  donde recluir a los presos, todos los reos penales eran enviados a Matamoros, donde se les seguían sus causas. Apareció luego la oficina de los correos y una escuela elemental para niños varones.

Por fin, llegó a ser tanta la gente que afluía a  Torreón -miles ya-, que una comisión de vecinos dirigió al gobernador del estado la solicitud de que se dotara de personalidad política oficial a su "congregación". La respuesta llegó muy pronto: por decreto del  24 de febrero de 1893, el Congreso de Coahuila y el gobernador Garza Galán -a quien refrendó en esto, seis meses después, su sustituto José María Múzquiz elevaron la localidad a la categoría de villa y cabecera municipal -separándola del municipio de Matamoros de La Laguna, con disgusto de las autoridades de éste.

En octubre, el jefe político de Parras y Viesca, general Feliciano Zermeño, designó e instaló el primer ayuntamiento: lo presidía Antonio Santos Coy , rico terrateniente de Saltillo y liberal recalcitrante -era cincuentón- que siendo joven, había ayudado mucho y de su peculio las operaciones de los generales Vidaurri  mientras fue liberal y, Zuazua , Viesca y Zaragoza cuando fue republicano y quien incluso sufrió prisión por oponerse al imperio de Maximiliano. 

El flamante gobierno municipal erigió luego una escuela para niñas y una oficina para expender el timbre fiscal, mandó empedrar la Avenida. de Iturbide -también conocida como Calle del Ferrocarril-, organizó la primera gendarmería y supervisó la construcción, ya de cal y canto, de la estación de los ferrocarriles con que se sustituyó el galerón de tablas que los recibió primero. 

A Santos Coy tocó expedir, el 13 de febrero de 1909, el acta de defunción del fundador de la villa, Andrés Eppen, fallecido ese mismo día . Para entonces, Santos Coy fungía además de cómo presidente municipal , como "juez del estado civil", administrador del Casino de Torreón -que él fundó- y activo comerciante.

Santos Coy gobernaba, pues, sobre los 3 969 habitantes de la villa y los 11 373 del municipio. La cárcel preventiva, estaba en la estación de los trenes  sobre una de las vías de patio y era un mero furgón que por un error fue arrastrado un día de 1894 por el convoy de  Jimulco, con gran alarma del regidor Epitacio Morales y con el regocijo de los reclusos, que desilusionado creyeron que iban a alcanzar la libertad .

La gestión del antiguo enemigo de Maximiliano- Santos Coy-  termino cuando se llevaron al cabo las elecciones municipales el 1º de enero de 1894,  y en las que de  resultó  electo presidente el coronel Carlos González Montes de Oca . Éste era un rico terrateniente y, después de Eppen, se reveló como el primer fraccionador de Torreón. 

Para impulsar el desarrollo de la Villa, solía ausentarse de los menesteres estrictos de la presidencia municipal, donde lo sustituía el regidor Francisco A. Villanueva ,  nativo de Mapimí y padre del que sería eminente urólogo mexicano don Aquilino Villanueva , quien acabó por ocupar él mismo la presidencia municipal entre 1895 y 1898. El periodo del coronel González fue, con mucho, el más difícil de los primeros lustros de Torreón.

La sequía de entonces fue tan absoluta que 1894 recibió de vecinos y rancheros el apelativo de año del hambre. El gobierno de la Villa dejó de percibir todos sus ingresos, tanto los impuestos como los voluntarios, al grado de decidirse a adoptar, en la sesión del 2 de enero, una medida que nadie esperaba y que a muchos puede haber parecido del mal agüero:

En seguida -dice el acta de esa sesión- el señor Presidente municipal hizo presente la escasees  de fondos en el Erario Municipal para atender los gastos indispensables. Es necesidad ver la manera de procurar un préstamo para lo cual se pide la aprobación de los señores Munícipes, la que por unanimidad fue concedida, facultando al señor Presidente para que se arbitre los fondos necesarios para cubrir la primera quincena y aún  la segunda si fuere necesario.

No era el gobierno el único sujeto de la precariedad: mucho más la sufrían los peones y los obreros del lugar, los cuales, desesperados, se amotinaron poco después para agenciarse qué comer y dar alimentos a sus familias. 

Al regidor Villanueva tocó "reducirlos al orden y, en seguida, organizar con ellos cuadrillas de empedradores a los que se pagaba una jornada seguramente muy larga tan sólo con la magra ración que los tenía aún vivos.  La hambruna de 1894 quizás llegó a pesar mucho en el recuerdo de tantos indigentes como se rebelaron en 1911 para despojar a los chinos, y para vengar en esos inocentes su frustración y su miseria. 

En septiembre de 1894 , el regidor Villanueva echó de ver la falta de un cementerio: así pintarían las cosas; y convenció al patriarcal Andrés Eppen de que la casa Rapp-Sommer-Hermann cediera a la ciudad los terrenos para hacerlo.

Para 1895 volvió a llover en la comarca, el Nazas sonó otra vez y los hambrientos aliviaron su tribulación. Nuevas elecciones -en las que seguramente sólo votaron personas "notables"- pusieron en la presidencia municipal a Francisco A. Villanueva. 

Los tres grandes grupos de haciendas de por allí, la de Torreón, las de La Concha y las de Jimulco, emplearon de nuevo a mucha gente y volvieron a abonar contribuciones al fisco. La población de la villa llegó entonces a las 13 000 personas. 

La Plaza de Armas quedó por fin apisonada, aunque lodosa, y se abrió el juzgado de letras y el registro público de la propiedad, en tanto que un yerno de Eppen, Julián Lack, abría su gran almacén misceláneo y el gobierno estadounidense destacaba el primer cónsul extranjero de La Laguna: un individuo apellidado “Poston”

Pero el hambre acabó nomás para que la viruela empezara: en la hacienda de Tlahualilo trabajaban 700 peones negros, estadounidenses, quienes en 1895 estaban ya todos enfermos; los hacendados los arrojaron de su propiedad para abandonarlos en Torreón y el presidente Villanueva, con la ayuda de Poston, se apresuró a enviarlos por ferrocarril expreso a que los curaran del otro lado del río Bravo (USA) 

En el último año de su gobierno, Villanueva vio surgir el primer. teatro, “El Herrera”, al que siguió de inmediato el teatro “Ricardo de la Vega” . No faltó tampoco un promotor inicial de la cultura académica, el profesor Delfino Ríos  quien habría de ser cronista y severo juez de la matanza de chinos , a mas de ser el fundador y director - jefe de redacción, reportero y todo- de los periódicos Diógenes y El Porvenir de Torreón, impresos en la rudimentaria prensa del recién llegado Alberto N. Swàin, cuyos “tipos” (letras)  eran todos de madera y labrados por él mismo ,  quien curiosamente había fabricado…. “solo letras minúsculas”

También correspondió a Villanueva inaugurar el Mercado Municipal llamado "El Parián" , sobre terrenos que se adquirieron, por permuta, de los propietarios Wulff y Hartzer, al tiempo que llegaban a la villa sus primeros médicos: Juan Lara, Pedro Aguirre Valdés, Francisco A. Valdés, David Ríos Zertuche, Walter Neumann, Luis Pasquier y uno chino: el doctor Walter Sam Lim, cantonés, al parecer formado en Estados Unidos, convertido al protestantismo y futuro testigo y víctima del saqueo y sobreviviente de la matanza de 1911 . También alcanzó Villanueva a supervisar la construcción de la nueva sede del gobierno municipal, la cárcel contigua y el cuartel de la guarnición federal, cuyo edificio significó una erogación de 4 000 pesos.

Por último, el 31 de marzo de 1898, el activo Villanueva se dio el gusto de inaugurar, ya embaldosado, con su kiosco y sus bancas de fierro, el zócalo de Torreón, al que bautizó como Plaza del 2 de Abril en honor de don Porfirio , a cuya inauguración asistió Don Luis M. Navarro Garza, quien, a la vuelta de un año, se convertiría en sucesor del presidente Villanueva. Navarro se reeligió seis veces (1898, 7899-1905). 

Entre lo primero  que entregó al uso de la comunidad estaba el cementerio municipal. No bien había ocupado su puesto cuando ya abrían sucursal en Torreón el Banco de Coahuila, el de Londres y México, el American Bank, el Agrícola Hipotecario, el Mercantil de Monterrey y el de Nuevo León. Un rico comerciante chino recién establecido en la villa, el cantonés Foon Chuck, era dueño de una gran huerta cuyos terrenos arrendaba a las afueras, en el llamado "rumbo del Pajonal" -donde trabajaban exclusivamente los primeros colonos chinos de Torreón- . Foon Chuck llegaría también a dirigir una institución de ahorro y crédito: el Banco Wah Yick"

Los empresarios del Ferrocarril Internacional -capitalistas estadounidenses- realizaron en ese año de 1898 el sueño dorado del ex-gobernador de Durango Francisco Gómez Palacio, quien ya no vivía para celebrarlo: prolongaron la línea que venia de Ciudad Porfirio Díaz y Torreón hasta la ciudad de Durango, con lo que esa capital quedó unida al sistema ferroviario nacional y el estadounidense -en la estación de Eagle Pass, Texas.

 Así pues, los ferrocarriles Central e Internacional ya no sólo se empalmaban en Torreón, sino, que se cruzaron para convertir la villa en mercado y puerto de los productos agrícolas y mineros duranguenses, lo que dio lugar a que prosperara aún más la economía torreonesa y a que su población aumentara  aun mas . 

Por concesión del gobierno federal a favor de un extranjero apellidado Lilliendhal, un ferrocarril más se perfilaba ya desde Saltillo para atravesar también Torreón y comunicarla con la costa del Océano Pacífico. Otro concesionario de ese año, pero por parte del gobierno de Coahuila, fue Manuel José Othón, representante de un grupo de accionistas interesados en establecer el servicio de tranvías entre Torreón y Ciudad Lerdo. Al presidente Navarro correspondió también asistir entonces a la apertura de la fábrica de jabones de un Joaquín Serrano y a la de las fundidoras de fierro de otros dos extranjeros: W. M. Walker y J. D. Groesbeck.

Las lluvias benignas y el trabajo de miles de peones hicieron aumentar la producción algodonera por encima de cuanto esperara el más optimista, para hacer con ella la fortuna de los propietarios de las haciendas laguneras y la de sus administradores e intermediarios. En 1901 el algodón en paca sobrepasó las 4 000 toneladas y la semilla las 12 000: los bancos de Torreón se henchían de dinero. 

El mismo Joaquin Serrano, junto con otros socios, aprovechó entonces para instalar una nueva fábrica de hilados y tejidos, La Fe, célebre desde su apertura -dejando aparte las ganancias que reportó de inmediato a los accionistas- por la curiosa fachada "mozárabe" de que la dotaron sus fundadores.

Para 1898   Joaquín Serrano , Rafael Aguirre y José Farjás fundan  la Cía de Luz Eléctrica de Torreón , además de  los tranvías eléctricos que  Manuel José Othón ( autor de el  “ idilio salvaje ” ) había promovido para un licenciado Sariñana y sus socios Signoret Torres, Ruiz Lavín y Zurita. Después se verá que el próspero Foon Chuck no se quedó atrás en esto y echó a rodar poco más adelante sus propios tranvías, los de la Compañía Wah-Yick.

Para entonces en el municipio de Torreón se congregaban ya más de 23 000 personas. Casi al mismo tiempo se vio surgir la plaza de toros y un nuevo agente consular de Estados Unidos, Jorge C. Carothers  (futuro testigo indirecto y pesquisidor extraoficial de la matanza de chinos, y después representante del gobierno de Wilson ante Pancho Villa).

 Era tan intenso el trafico de Torreón con sus vecinas que otro oportuno capitalista, don Ascensión Galván, salió a relucir con las decenas de teléfonos que instaló allí y en Gómez Palacio, Ciudad Lerdo, Mapimí, San Pedro de las Colonias, Viezca y Matamoros todos comunicados entre si. Un largo telégrafo unió también Torreón con la capital de la república, lo mismo que con Saltillo, Ciudad Juárez, El Paso y muchos otros puntos. 

Por fin, en 1905, se compraron los predios para erigir la fábrica más considerable de cuantas albergaría la ciudad en los días de la matanza: la Continental Mexican Rubber Company, cuyos propietarios, ninguno de los cuales era mexicano, tenían decidido exportar  semi-industrializado, el guayule de la comarca (hierba arbustiva nativa de las regiones áridas del norte de México de la que se extrae el “caucho” , “guayule” o “hule”  y muy usado para la fabricación de llantas) 

 Para entonces, el impresor Swain había conseguid superar el precario estado con que empezara a ejercer su oficio y, con las prensas y cajas tipográficas modernas que se agenció, pudo fundar en 1900 la “Imprenta Dramática”   a la que hacía competencia “El Águila de Oro” ;  entre ambas dieron a la luz pública una serie de periódicos, además de innumerables carteles y hojas sueltas de propaganda comercial, y muchos "esqueletos" de papelería administrativa.  De sus prensas surgieron luego:  Diógenes, El Prístino, y El Martillador ,  The Torreón Enterprise y la Revista Escolar.

Si los presidentes municipales Santos Coy, González  y Villanueva habían trabajado sin cobrar sueldo alguno, por el honor de ocupar un puesto público, Luis Navarro prefirió que ese romántico precedente no prevaleciera sobre la realidad prosaica: a partir de 1902, en virtud de las gestiones que él promovió, el cargo de presidente municipal de Torreón devengó un salario de 75 pesos mensuales. ( ¡¡y nacieron… los políticos!!) 

Al mediar el periodo de Luis Navarro, las calles del centro y algunas de la periferia ya estaban empedradas; lo que a casi todas les faltaba aún era ponerles el nombre. Fue así que el presidente municipal decidió entonces dotar las avenidas  que corrían entre el este y el oeste  con el nombre de los héroes de la Independencia y la Reforma, y las calles que corrían  entre norte y sur  con el de coahuilenses ilustres. 

Y así aparecieron las avenidas de Hidalgo, Ramos Arizpe, Morelos, Matamoros, Allende, Abasolo, Juárez, Ocampo y Zaragoza, y las calles de José María Viesca, Melchor Múzquiz, Antonio Valdés Carrillo, Victoriano Cepeda, Santiago Rodríguez y Anacleto Falcón. 

El coronel González, uno de los últimos propietarios de la Hacienda del Torreón, se decidió entonces a abrir nuevos fraccionamientos, empresa que imitó el rico Joaquín Serrano. Los recién llegados encontraron luego muchos terrenos que arrendar en las colonias Reforma, González Ortega, Santa María, Torreón Nuevo, San Marcos y Zaragoza. 

Los fraccionadores no desaprovecharon la oportunidad de mostrar su desprendimiento: Serrano donó una manzana completa para plantar “la alameda”  y González vendió a medio precio otra manzana para construir  el palacio municipal. En todos los trabajos de urbanización siguió distinguiéndose, como siempre, el ingeniero Federico Wulff."

En julio de 1901, un grupo de acaudalados accionistas mexicanos y extranjeros abrió otra impresionante industria de Torreón: la Fundición Metalúrgica. Esta fábrica contaba con ocho grandes hornos y era, en ese momento, las más moderna de todo el país. Se alimentaba con la producción de seis minas de Chihuahua, Coahuila y Nuevo León,  y que beneficiaba plomo argentífero (plomo con plata) . 

En 1904, la Fundición Metalúrgica de Torreón produjo 201 712 toneladas de metal fino; para entonces, su capital social alcanzaba los 5 000 000 de pesos. En su consejo de administración figuraban Ernesto y Evaristo Madero -respectivamente, tío y abuelo del futuro líder de la revolución-, el coronel González y Joaquín Serrano. Los empleados de esta industria debían de sumar  ya varios centenares.

Pero no todo era trabajar. Durante la presidencia de Navarro, los vecinos de Torreón que podían pagarse un recreo dejaron de aburrirse: las corridas de toros se volvieron espectáculo regular, incluso con diestros españoles, como el sevillano Antonio Fuentes, que alternaban con matadores autóctonos a cuál más vitoreado y popular, entre los que sobresalían, allá mismo, en Torreón, Saturnino Frutos "Ojitos" -el maestro de nadie menos que Rodolfo Gaona- y Nicanor Villa "Villita . 

Y no paraba en toros la cosa: el "Capitán" Máximo Magallanes organizaba todos los fines de semana tandas variadísimas, una mezcla de lo más heterogéneo, que eran muy concurridas en un famoso corralón de la calle de Valdés Carrillo: se hacían remedos de la tauromaquia, se echaban gallos a pelear, se celebraban combates pugilísticos, se cantaba y se bailaba, se representaban escenas chuscas y se servían antojitos, y el público presenciaba además carreras de caballos, jaripeos y exhibiciones de acrobacia. 

En el Teatro Herrera, la multitud se admiraba de los autómatas que Rosete Aranda hacía "vivir" y llegó a regalarse con la voz de la gran Luisa Tetrazzini. Con todo, a pesar de tanta diversión, el cinematógrafo tardaba en llegar

Las escuelas primarias se multiplicaron tanto como los centros de recreación. Al Instituto Hidalgo del profesor Delfino Ríos se sumaron la Escuela Oficial de Niños Número Uno, dirigida por el profesor José C. Cadena -un homónimo del cual, o quizás él mismo, dueño de la fábrica de camas La Vizcaína, arriesgaría su vida para salvar, el último día de la matanza, la de 20 lavanderos chinos- y el Colegio Torreón, del profesor José Gálvez, y todavía las escuelas oficiales Número Uno para Niñas y Número Dos para Niños, que gobernaban, respectivamente los profesores Zoraida Garza Aldape y Praxedis Sánchez. En 1905, el municipio gastaba 31 757 pesos tan sólo en materia de educación.

Las finanzas públicas de Torreón, con lo mucho y lo rápido que crecía la villa, y con los servicios que debía proporcionar el gobierno del municipio, pronto se volvieron deficitarias. Al iniciar su gestión como presidente municipal en 1906, el licenciado Benito Flores encontró que la deuda pública ascendía a 6 000 pesos, en tanto que las arcas guardaban sólo 1 800  dado que  la exención general de impuestos prevalecía  en casi todo con excepción de : los licores, el tabaco, los espectáculos.

En la esquina de la Avenida Juárez y la Calle de Valdés Carrillo, el exitoso Foon Chuck y sus socios chinos -no aceptaba otros- levantaron un suntuoso edificio, sede de la Compañía Bancaria y de Tranvías Wah-Yick y de una institución nueva que no habrá dejado de sorprender a los vecinos: la Asociación Reformista del Imperio Chino, un club político liberal en el que los cantonéses ricos de Torreón y otros que no lo eran tanto discutían la manera de apoyar las iniciativas de Kang Yu Wei y, después, las rebeliones de Sun Yat Sen. 

Para entonces, la colonia china era ciertamente de las más prósperas y sobresalientes . Se daban a notar los orientales, primero por su aspecto y  por su idioma, pero también por su número -ya que probablemente  rebasaban los 500, lo que representaba 3.5% de los 14000 habitantes de la ciudad-.

Los chinos –casi todos varones- obtuvieron gran éxito en sus restaurantes, sus hortalizas, su lavandería y sus tiendas de ropa y abarrotes.  Y estos debieron de haber empezado a llegar a Torreón poco después de la constitución de la Villa (1893) , procedentes de Mazatlán y Manzanillo, aunque también pueden haber llegado algunos de la ciudad de México. Su espíritu gregario, lo indefensos y ajenos que habían de sentirse, y su propia conveniencia comercial los llevaba a presentarse casi siempre en pequeños grupos, costumbre que los hacia aún más de notar."

La colonia China de Torreón, entre todas las que albergaba el país por aquellos años, constituía un caso aparte: probablemente era la más numerosa y también la más próspera. Era tan importante que el ilustre y admirado Kang Yu Wei le dedicó una atención muy especial . 

Desde que la emperatriz Tsu Si - asestó el golpe definitivo a la "Reforma de los Cien Días" de 1898, Kang Yu Wei, que logró apenas escapar del patíbulo, se dedicó afanosamente a reunir fondos y adhesiones para liberar al emperador Kuang Su y restaurar su poder; así nació la Asociación Reformista China, que muy pronto contó con filiales entre los emigrantes de muchas ciudades extranjeras. 

Kang Yu Wei visitaba con frecuencia esas filiales -los recursos que al principio llegó a recabar, desde Hong Kong, resultaron insuficientes- y en 1902 decidió integrar junto con  prominentes empresarios chinos establecidos en el Canadá y Estados Unidos, la "Corporación Comercial": el objetivo de esta nueva institución consistía en realizar inversiones lo más redituables posible y en todo el mundo para sostener con sus utilidades -y expandirlos- los trabajos de la Asociación Reformista. ° 

Los chinos prósperos de Torreón estuvieron siempre muy pendientes de esas actividades y, en 1903, fundaron una filial más: aquella Asociación Reformista del Imperio Chino presidida desde el primer día por el insustituible Foon Chuck .  Entre sus fines figuraba el enlazar a los chinos del norte de México. Esta filial llegó a contar incluso con una imprenta de caracteres chinos, con la que de seguro difundía sus proclamas, convocatorias e informes, y que por último sirvió para alertar -inútilmente- a los miembros de la colonia respecto del inmenso peligro que llegaron a correr en Torreón."

En 1906 Kang Yu Wei vino a México y pronto identifico cual era la comunidad china más importante: no tardó en apersonarse en Torreón  y establecer allí lo que parece haber sido el centro de su influencia material y moral. Aprovechando el alza vigorosa que experimentaba la propiedad inmueble Torreonesa  Kang invirtió fuertes sumas -extraídas de su patrimonio personal- en ese tipo de especulación, el resultado de lo cual fue que, al revender un número considerable de manzanas quedaron en manos de compradores chinos y Kang extrajo una importante ganancia a favor de la Asociación Reformista.

Las cuadras así enajenadas se localizaban al este de la ciudad, en un sector donde no se habían fincado sino poquísimas viviendas en esa área empezaron en seguida a cultivarse y a prosperar las "huertas chinas". Uno de los compradores de Kang Yu Wei -que llegó a  poseer 20 manzanas de la cuadrícula Torreonesa- era la institución que él mismo acababa de fundar: la Compañía Bancaria Chino Mexicana,  y que después adoptó, seguramente por asociación con una empresa china de Nueva York, el nombre de Compañía Bancaria y de Tranvías Wah Yick en 1921 . La renta que el banco cobraba por cada cuadra. de hortalizas ascendía a 200 pesos 

Concesionada por el gobierno mexicano, esta empresa colocó acciones, recibió depósitos de todas las comunidades chinas establecidas en el país, amplió sus actividades en el giro inmobiliario y obtuvo el permiso oficial' de tender y administrar una línea de tranvías que, en 1907, alcanzaba casi 13 kilómetros de largo.

Tanto importaba la colonia china de Torreón que al año siguiente de su primera visita, ( en 1907)  Kang Yu Wei regresó acompañado del director de la Corporación Comercial, Lee Fook Kee ,  empresario establecido en Vancouver.  Entre los dos reorganizaron el banco, cuya administración quedó en manos de Foon Chuck, en tanto que de los negocios inmobiliarios se encargaba un médico de la ciudad de México llamado Huang Jih Chuck. 

A pesar de las dificultades por las que ocasionalmente tuvo que pasar, el Banco Wah Yick siguió recibiendo en custodia los ahorros de muchos chinos de México, adquirió terrenos y edificios, emitió más acciones y colocó también las de otras empresas similares de Hong Kong y Nueva York; en 1908, los activos del establecimiento sumaban la nada despreciable cifra de 937 268 pesos 

Aunque los chinos ricos  ó medianamente acomodados, representaban  una ínfima minoría dentro del total de los que moraban en Torreón, la prosperidad de la colonia no dejaba de ser ostensible y  también “envidiable” . 

Llamando la atención los grandes almacenes de mercancía muy fina -El Puerto de Shanghái, en Avenida Hidalgo núm. 1112; El Pabellón Mexicano, en Avenida Juárez núms. 1314 y 1316; El Puerto de Ho Nam, en Avenida Juárez núm. 1324; La Plaza de Armas, en Avenida Juárez núm. "00"; los Abarrotes Wing Hing Lung, en la Calle de Mina núm. 62; la Tienda de Yee Hop, en Avenida Hidalgo núm. 412-, por la otra saltaban a la vista establecimientos tan prósperos como la Lavandería de Vapor Oriental -también en Avenida Hidalgo núm. 404-, el Restaurante de Chon Lee -en la Calle de Zaragoza núm. 306- o el Hotel del Ferrocarril -en Avenida Iturbide, muy cerca de la estación-, aparte del Banco Wah Yick -en Avenida Hidalgo núm. 1110- y las ocho huertas, algunas de las cuales abarcaban varias cuadras

Por lo demás, entre la gran mayoría de chinos de muy modestos recursos, no se contaba en Torreón a ningún desempleado, ni mucho menos a mendigo alguno. De los 600 y tantos chinos que integraban la colonia en 1911,  todos podían ahorrar al menos una pequeña suma  de dinero al cabo de algún tiempo de trabajo ;  su vida de célibes extremadamente austeros les permitía a todos darse ese lujo . 

Sobre esa ventaja, que los distanciaba de muchos mexicanos, tenían otra quizás más irritante aun : los patrones chinos de Torreón contrataban sólo a trabajadores de su terruño: era rarísimo que dieran empleo a un mexicano 

De todos modos, es de notar que, entre las declaraciones de quienes se esforzaron, en 1911, por culpar a los propios chinos de Torreón con respecto al implacable furor que acababan de sufrir, ninguna les achaca el haber sido, “antes del asedio maderista”, ni violentos, ni delincuentes, ni viciosos. Nadie les atribuye regentear ni frecuentar los "fumaderos de opio" ni los "prostíbulos" ni las "cantinas' que tan sistemáticamente saldrían a relucir, pocos años después, durante la campaña nacional anti-china.

En 1907, Torreón era ya muy grande, rica, poblada y activa. Acababan de inaugurarse el drenaje, el sistema de agua potable y, lo más importante, gran parte del Hospital Civil. La villa tenía nuevas autoridades: su presidente municipal era Rafael Garza Aldape Quiroz, uno de los futuros colaboradores en las investigaciones y reclamaciones personales a que dieron lugar la matanza y el saqueo de los chinos cuatro años después, y Juan Castrillón ocupaba la jefatura política: a las manos de ambos llegó, el 13 de julio de 1907, el decreto de la legislatura del estado en virtud del cual Torreón pasaba a ocupar la categoría de ciudad. 

El bando solemne se publicó el 15 de septiembre y ello fue ocasión de grandes festejos. En la estación ferroviaria Torreonesa se trajinaba ya tanta mercancía y circulaban tantos pasajeros que había llegado a constituir la tercera en importancia de todo el país. 

Siguió pasando el tiempo de Torreón, la ciudad nueva; tiempo de apacible prosperidad para algunos, de agotamiento y privaciones para muchos, y de intensa actividad para todos. Las huelgas que el gobierno reprimía en Sonora y Veracruz en lugar de debilitar el repudio que a tanta gente merecía ya la dictadura, no hicieron sino exacerbarlo. 

Al tiempo en que Porfirio Díaz se entrevistaba con Creelman, en Torreón salía a la luz un periódico de franca oposición, “Juventud Liberal” que dirigía Enrique Bordes Mangel . 

Los grandes capitalistas de la ciudad se mostraron entonces partidarios del general Reyes.  El 4 de julio de 1909, en el Teatro Ricardo de la Vega, un exaltado mitin corroboró y quiso comprometer a los Reyistas en esa opinión. 

Un grupo de oradores y políticos famosos había llegado de México para promover la candidatura de Reyes: lo encabezaba Benito Juárez Maza, a quien secundaron -y, según una referencia, superaron en don persuasivo y de agitación- Rafael Zubaren, Jesús Urueta, José Peón del Valle y Heriberto Barrón. 

De ese mitin, por aclamación, surgió el Club Demócrata de Torreón, que presidió el gerente de la Metalúrgica, don Felicitos Villarreal; entre sus miembros llegó pronto a haber muchos de los conscriptos de la "Segunda Reserva" que instruía un capitán de apellido Isasi . 

Pero más tardó en nacer el Club Demócrata que en venir a hacerle frente un enemigo que no parecía nada fácil de superar : el Club Reeleccionista de Torreón, integrado por un pequeño grupo de abogados y medianos comerciantes, los cuales, apadrinados nada menos que por el gobierno federal, propugnaban que el poder no quedara fuera de las manos de los "científicos" Limantour, Corral o cualquier otro-, y tenían relación cercana con "científicos' tan importantes como Olegario Molina, secretario de Fomento, y Rosendo Pineda!

Faltaba que se manifestara la clase media de la ciudad: los demás abogados y comerciantes medianos y pequeños, los administradores, los profesionistas y los agricultores medianos. Francisco I. Madero era ya conocido y respetado en Coahuila por sus posiciones electorales locales, y estaba tan cerca de allí; en San Pedro de las Colonias, que cualquiera podía comunicarse personalmente con él a través del teléfono." 

No faltaron en esa clase social, antes bien abundaron  los partidarios de Madero: en tales filas formaban ya, desde 1909, el profesor Manuel N. Oviedo y el futuro coronel maderista Orestes Pereyra!' quienes acabarían distinguiéndose -sobre todo el segundo- como testigos cercanos de la matanza de chinos. Una asociación política más vino entonces a terciar en la contienda de Reyistas y corralistas: el Club Anti-reeleccionista de Torreón. La actividad de todos ellos, sin embargo, no trastornó en nada la serena visita de Porfirio Díaz a la ciudad, en octubre de ese año, de camino para entrevistarse con William Taft en El Paso, Texas.~

Si el porfirismo simpatizaba ya tan poco a tantos Torreoneses, una burda maniobra administrativa vino a darle el golpe de gracia en la opinión de la mayoría. El hijo de don Porfirio, un amigo suyo -Fernando Pimentel y Fagoaga y otros influyentes discurrieron organizar la Empresa Abastecedora de Agua y Saneamiento de Torreón para que, en virtud de un oportunismo decreto del gobierno de Coahuila, el municipio quedara comprometido a comprar a esa empresa ciertas obras de tubería. 

El meollo del asunto estaba en el precio al que la compañía tasó sus servicios, el cual pareció mucho muy exagerado, excesivo, a cuanto hijo de vecino tuvo acceso a esos números, y tanto así que el jugoso decreto hubo de enfrentar la impugnación y hasta la condena airada, no se diga de Reyistas y maderistas, sino incluso del propio líder del Club Reeleccionista, Luis García Letona, quien acababa de participar, muy de cerca, en la maquinación que derribó al gobernador de Coahuila, el Reyista Miguel Cárdenas."

La camarilla de los científicos y su anciano presidente hicieron desaparecer al fin al general Reyes del escenario político y muchos de sus partidarios en Torreón se pasaron entonces al Maderismo. 

Díaz y Corral "ganaron' las elecciones de 1910, y el capitán de los anti-reeleccionistas añadió a las notas de su prestigio el mérito de sufrir injusta  prisión. en Monterrey y San Luis Potosí. El disgusto y la agitación de los partidarios de la democracia -gente rica y gente medianamente acomodada- llegaron a ser tan intensos , que  según parece, ocultaron a los ojos del gobierno local y de los vecinos propietarios la desesperación de la gente común. 

Al nuevo presidente municipal, Leopoldo Escobar, un Porfirista ortodoxo, las fiestas Torreonesas del Centenario no lo dejaron ya brillar. El 15 de septiembre, desde el balcón principal del Casino y empuñando la bandera nacional, Escobar gritó tres vivas a México, y la gran multitud lo desafió abiertamente replicando tres veces, también a gritos…. "Viva Madero"."

Hubo todavía una exclamación más, tan desafiante y airada como la otra, y que probó ser igualmente cierta. En la Plaza del 2 de Abril, esa noche, algunos Torreoneses vociferaron la fatídica  e ilógica consigna de…..
¡¡Viva Madero y …mueran los Chinos !!                                                                                      
 

ALGUNOS DATOS HISTORICOS POSTERIORES A 1910

 

Torreón fue disputado como bastión estratégico por federales y revolucionarios hasta ser tomado por última vez por Pancho Villa en 1914.  Asolado por la epidemia de influenza en 1918 , bombardeado por aviones del gobierno (caso único en el recuento de nuestras pugnas) en marzo de 1929. Y a pesar de las amenazas, el progreso torreones no conoció tregua. 

En 1931, como signo social que el empeño de la comunicación implica, se construyó, para vincular a Torreón con Gómez Palacio, Dgo. el magnífico puente de acero sobre el lecho del río Nazas. Generosa como sus avenidas y paseos públicos , fastuosa y sobria como sus principales edificios, esta ciudad posee, como símbolos,  las constantes de la Fortaleza y la vigilancia. 

Fuerte  fue siempre  el  monumento del  "torreón" que protegía de las asechanzas protagonizadas por los apaches y  los comanches . Desde ese Torreón de piedra  los antiguos vigías observaban el cauce del río, el trabajo de los agricultores y el avance del  enemigo en casos de guerra. 

Los limites  urbanos antiguos de nuestro antiguo Torreón aun sin pavimento eran de la  calle Viesca a la Ramón Corona y de las vías del ferrocarril (hoy Bulevar Revolución) al Tajo de San Antonio, (hoy Bulevar Independencia). 

En el año de 1910,  se celebraron las famosas Fiestas del Centenario, la noche del 15 de septiembre, con el solemne acto de inauguración del Casino de La Laguna, que iba a ser, desde ese solemne momento el sitio más elegante y distinguido de toda La Laguna y de Torreón,  donde al entrar las más altas personalidades, vistiendo los lujos de su rigurosa etiqueta, llegaban pisando un sitio impresionante por su alfombrado bañado de luz , iluminado con sus candiles y donde relucían los bronces de los pasamanos y escalinatas.

Las gentes importantes y encumbradas  entraban a celebrar en medio de una gran atmósfera palaciega Porfirista   las Fiestas del Centenario , mientras que afuera, enfrente, en la Plaza de Armas, la población popular celebraba a su manera , tronando sus cohetes, y gritando vivas a la patria , a los héroes y a la Revolución .
 

   DATOS ACERCA DE LA  REVOLUCIÓN DE 1910                                                         

La  revolución estalló la noche del domingo 20 de noviembre de 1910  en Gómez Palacio,  y hasta donde fueron las fuerzas federales del Coronel Enrique Sardaneta a batir a los alzados que habían tomado la presidencia y la cárcel , y habían echado fuera a todos los presos 

En Torreón  reinaba el temor de que  algunos revolucionarios, encabezados por los trabajadores de Peñoles se lanzaran sobre la cárcel a liberar también  a los presos, por lo que el Presidente Municipal de Torreón, el Dr. Leopoldo Escobar, había ordenado que si ello así sucedía , sin miramiento alguno se sacrificara a balazos a todos los presos en sus mismas celdas antes de que fueran liberados. 

Afortunadamente en Torreón no hubo levantamiento alguno y los de Gómez Palacio, en numero de 35, encabezados por Agustín Castro,  Orestes  Pereyra , Gregorio García ,  Sixto Ugalde y Benjamín Argumedo, huyeron hacia distintos rumbos regresando victoriosas las fuerzas federales del Coronel Sardaneta, quien al ser recibido como un héroe por las gentes Porfiristas, dijo que "esos ya no volverían a molestar por estas tierras" 

Como todos los periódicos mexicanos estaban al servicio y el espadón de don Porfirio, ocultando siempre la verdad , en Torreón había una excepción que era un periódico editado totalmente en inglés titulado "The Torreón Enterprise", el que circulaba desde el año de 1900 entre las gentes de habla inglesa , y que informaba en su edición del 8 de Marzo de 1911 que las minas de Velardeña y Asarco suspenderían sus trabajos por la falta de garantías y por la falta de carbón y dinamita, ya que el gobierno había prohibido su transportación, por lo que por tal motivo, gran cantidad de grupos de señoras y familias norteamericanas llegaban a Torreón, para continuar su viaje hacia los Estados Unidos. 

 Las empresas mineras americanas cerraron sus actividades y desocuparon a sus trabajadores, siendo nueve mil hombres nada más entre los de Velardeña y Asarco , mineros que fueron desocupados y suspendidos de su sueldo, por lo que se vieron obligados a tomar las armas de la Revolución, que era el último camino que les quedaba a muchos mexicanos para no caer en la miseria ,  ya que vivían en la pobreza, la que se puede sobrellevar  con mucha solemnidad y grandeza de espíritu. 

El mismo periódico "The Torreón Enterprise" refiere que una partida de rebeldes tomaron las instalaciones de la Compañía Minera de Velardeña , quienes primero habían tomado Cuencamé y Nazas; donde quemaron todos los puentes del ferrocarril y cortaron las comunicaciones. 

Igualmente publicaban las noticias tan alarmantes de que por el rumbo de Chihuahua quemaban puentes del ferrocarril entre Santa Rosalia de Camargo y Jiménez , suspendiéndose el tránsito de trenes hacia el norte, ya que tiroteaban a las cuadrillas de trabajadores que acudían a  reparar los puentes y las vías. 

Otras noticias eran publicadas en el mismo periódico, donde decían que la vía de Zacatecas a Torreón igualmente era asaltada por grupos de alzados, encabezados por Mariano López Ortiz, por los rumbos del Cañón de Jimulco , quienes llegaban a las haciendas  de Amador Cárdenas, quien recientemente había sido Gobernador de Coahuila y las de Juan Eugenio  su hijo, quien había estado de Presidente Municipal de Torreón, a quienes les exigían maíz, alimentos  y pastura, pagando siempre el importe de su precio con dinero en efectivo. 

Las noticias en verdad eran cada vez más alarmantes, informando que de San Pedro a Torreón las líneas del ferrocarril y las haciendas iban siendo atacadas y tomadas una a una por las gentes de Benjamín Argumedo y  de Sixto Ugalde, con toda la peonada que gustosa y llena de entusiasmo había ingresado a las filas revolucionarias atacando ahora las propiedades de sus eternos explotadores, de quienes tomaban sus caballos y sus armas, ya que muchos se incorporaron sin cabalgadura y sin arma alguna. 

 De La Alianza salían casi todos los días los trenes militares, góndolas con soldados,  tiradores, jaulas con caballos y plataformas con material de vía, tropa para proteger la reconstrucción de los puentes quemados , saliendo todos los días hacia distintos rumbos y regresando los trenes militares por las tardes ó en las noches , con soldados heridos y noticias mal controladas , mismas que inmediatamente se sabían hasta entre los vendedores de agua fresca, y se sabía que San Pedro ya estaba en poder de Benjamín Argumedo , que llegaban a Concordia y se tiroteaban con los federales de Santa Teresa , máximo reducto de los hacendados. 


Igualmente no se sabía que ya habían tomado Cuencamé y Mapimí , al igual que Bermejillo y Noe ; que por las noches se oían pasar por las orillas de Lerdo cientos ó miles de caballos rumbo a "La Loma" Durango 

 

LA MATANZA DE LOS CHINOS

Ocurrida en Torreón el 15 de Mayo de 1911

 

 

El 16 de septiembre de 1910, durante la celebración del centenario de la Independencia, en la ciudad de Torreón hubo gente que apedreó la fachada de algunas tiendas chinas hasta romper los vidrios de las ventanas y aparadores. El 5 de mayo de 1911, en plena revolución maderista, las ciudades de Gómez Palacio y Lerdo, asentadas en el estado de Durango, aunque tan cerca de Torreón que se podía ir de las unas a la otra en una jornada a pie, estaban ya en poder de los alzados.

 Entre los jefes rebeldes, que decían reconocer a Emilio Madero como autoridad militar superior, se veía gente que perece haber pertenecido a la clase media comerciante como el coronel Orestes Pereyra, y también personas de origen campesino, pobres y analfabetas, como Benjamín Argumedo. Es probable que esas huestes hayan tenido muy poco tiempo y oportunidad de integrarse disciplinadamente, dado que la toma de Ciudad Lerdo y la de Gómez Palacio no resultaron de campaña militar, sino del hecho de que la guarnición federal dé la comarca se hubiera replegado en Torreón para resistir y para defender el lugar donde se concentraba la riqueza de la región.

 Ese 5 de mayo, los maderistas que ocupaban Gómez Palacio festejaron la Batalla de Puebla con un desfile y una serie de discursos públicos en los que desafiaban al gobierno porfiriano y censuraban  algunos aspectos de su política. Entre los oradores estaba el albañil Jesús Flores, quien peroró contra el grave perjuicio que, a su parecer -que muchos mexicanos compartían ya-, había reportado al país la inmigración china: Flores acusó a los chinos de privar de empleo a los hijos del país, incluso a las mujeres, y como una de las metas de la revolución propuso que se prohibiera del todo este tipo de inmigración. Sin embargo, y a pesar de que después del 15 de mayo circulara una versión en contra, Jesús Flores no llamó a la gente a matar a los chinos.

El jefe de la guarnición federal de Torreón era el ge­neral Emiliano Lojero, un setentón, y no mandaba sobre más de 700 soldados, entre los cuales había un contingente llamado de Voluntarios de Nuevo León; la voz popular conocía como "amarillos" a estos últimos elementos en virtud del uniforme de caqui amarillo que gastaban. Esos "amarillos" de Torreón no parece que pa­saran de los 60 soldados, Es posible que la fuerza de Lojero tampoco estuviera muy amunicionada. El jefe políti­co de la ciudad era un coronel de nombre Francisco del Palacio

Desde abril se supo en Torreón que los maderistas se proponían atacar la ciudad. Lojero mandó cavar zanjas y le­vantar parapetos, y distribuyó su fuerza en puntos estratégicos . A los Voluntarios de Nuevo León se asignó la defensa del costado oriental de las afueras, a lo largo del Ferrocarril Internacional Mexicano y del Coahuila-Pacífico, que se cruzaban allí, y luego corrían paralelos para entrar en Torreón, y también se decidió apostarlos en las casas de las huertas que los chinos cultivaban en ese rumbo , y que la gente llamaba "el Pajonal ", en memoria de una antigua hacienda, en especial las de la huerta Do Sing Yuen, muy grande y ri­ca, y probablemente la más considerable de la comarca.

En esa huerta trabajaban alrededor de 40 agricultores y administradores chinos. Al sur de las huertas había, muy inmediato, un establo lechero propiedad de un tal Rafael Garza, y más al sur se levantaba una fábrica de caucho de capital estadounidense: la Compañía Guayulera Continental Mexicana.·

En vista de que el número de los rebeldes que amagaban Torreón -quizás mas de 2000- era muy superior al de sus defensores, el jefe político convocó a los comercian­tes y empresarios más acaudalados, a los gerentes de los bancos y a los cónsules extranjeros. La reunión se realizó en el local de la Asociación Reformista del Imperio Chino, tal vez por ser uno de los mejores de la ciudad. Entre los asistentes se encontraban ricos comerciantes chinos, como Woo Lam Po y Foon Chuck . Palacio propuso que el comercio más aventajado de Torreón organizara y financiara, con sus dependientes de menos ingresos, un contingente armado que se sumara a las tropas federales en la defensa de la ciudad; más exactamente, "en la defensa de los intereses del comercio".

Es probable que Del Palacio haya formulado tal iniciativa de acuerdo con Lojero, - y quizás por instrucciones suyas- . El mismo Lojero pocos días antes había dicho al cónsul estadounidense de Torreón George C. Carothers, quien llevaba 15 años de residir en la ciudad, que los extranjeros avecindados en La Laguna estaban obligados a colaborar con el ejército federal para combatir y aniquilar a los “bandidos" maderistas.

Carothers desde luego, se negó rotundamente a pro­mover esa colaboración Parece que en Torreón había ya entonces muchos partidarios de Madero y sobre todo opositores del régimen porfiriano,  por esta razón tal vez  -así como por lo exiguo de su fuerza- Lojero pretendía dedicar el contingente “del comercio” a defender desde dentro la retaguardia de las tropas regulares contra ataques que pudieran provenir también “de dentro”…como de hecho sucedió.

Ninguno de los asistentes aprobó ni secundó la proposición de Del Palacio -después, uno de ellos declaró que incluso lo recibieron "con el mayor desagrado"- , en tanto que los representantes del comer­cio chino guardaban absoluto silencio,  aunque hubo quien se atreviera a disentir expresamente. De ese parecer se manifestó un comerciante llamado Miguel Robledo, oriundo de Ciudad Lerdo y de quien luego se supo como se supo era activo Maderista . Robledo tenia una tienda -quizás de abarrotes- enfrente de El Puerto de Shanghái, y en una casa de su propiedad acabó alojándose -una fuente sugiere que mediante jugosa venta- la nueva Presidencia Municipal de Torreón…. !! Maderista ¡¡

La reunión se disolvió, pues, sin que el coronel Del Palacio lograra su cometido. De todas formas, a los oídos de otras personas, muy probablemente a los de algunos jefes revolucionarios, llegó el rumor de que en el "Club chino" había tratado Lojero de armar a los comerciantes y convencerlos de participar en la reacción anti-maderista

Cuando estaba por sobrevenir el ataque de los revolucionarios, la colonia china de Torreón tuvo noticia de algunos atentados contra el comercio ocurridos en otros lugares del país  -posiblemente atentados contra el comercio y contra la vida de los chinos-. En vista de la amenaza que significaban esos antecedentes, y para atajar alguna airada reacción defensiva o imprudente por parte de sus paisanos, el secretario de la Asociación Reformista y gerente de la Compañía Bancaria y de Tranvías Wah Yick, “Woo Lam Po”, redactó, imprimió e hizo circular una proclama “en chino” donde advierte a sus paisanos del peligro que podían llegar a correr, y los conminaba a encerrarse en sus casas y a no oponer ninguna resistencia al eventual saqueo de sus propiedades.

El sábado 13 de mayo de 1911, hacia las 10 de la mañana, los maderistas de La Laguna iniciaron su ataque contra la guarnición federal de la ciudad. Eran gente de la propia Torreón, pero también mucha de Ciudad Lerdo y de Gómez Palacio, e incluso de otros lugares de Durango y hasta de Nuevo León. Si Emilio Madero no dirigía él mismo las operaciones, es posible que ese encargo haya recaído en los coroneles Orestes Pereyra y Sixto Ugalde, a cuyas órdenes habrían quedado entonces los demás jefes de su clase social y los "cabecillas" de origen campesino.  Es de suponer que cada jefe ó cabecilla revolucionario había organizado en forma  personal e independiente al grupo de alzados que comandaba – amigos,  parientes y acarreados - , para luego todos esos contingentes pequeños unir a fuerzas mayores  poniéndose a  las órdenes de  algún líder superior , que estuviera lo mas cercano al mando supremo de el  líder de la revolución como podría serlo Emilio Madero.

De todos modos, tal parece que los rancheros que obedecían a Benjamín Argumedo , Sabino Flores o a Agustín Castro no  obedecían de tan buen grado cuando las órdenes provenían de  jefes diferentes a los que aquéllos estaban formalmente supeditados. En todo caso, así lo demostraron el día 15 de Mayo de 1911 .

El ataque se realizó por los cuatro puntos cardinales. Lo que quizás era el cuartel general maderista se situó en el costado oriental, más allá de las huertas, en una casa que pertenecía al rancho de La Rosita -propiedad también de chinos-, donde ondeaban tres banderas mexicanas. A lo largo de ese día, entraron y salieron de esa casa muchos jinetes que, al principio, se habían estado guareciendo en el cauce de unos canales de irrigación. No consta que Emilio Madero estuviera presente.

El ataque por el norte  fue a lo largo del Cañón de las Calabazas ,  y por el oeste corrió a cargo del coronel Sixto Ugalde. Entre los atacantes del sur y del este se contaban Benjamín Argumedo, Sabino Flores, Agustín Castro y su gente. Sólo hay datos acerca de los movimientos de este segundo flanco, donde se desarrolló, al parecer, lo más áspero del combate ese día.

El fuego de los federales -que respondían al de ambos frentes del ataque revolucionario- se hizo desde las zanjas y parapetos , las casas de la periferia , algunas huertas de chinos , el bordo del ferrocarril,  los pisos altos y las azoteas de ciertos edificios y hasta  en  el centro de Torreón.

Entre esos edificios eminentes estaban los del Banco Wah Yick, la Lavandería de Vapor Oriental y el Hotel del Ferrocarril , cuyos huéspedes – chinos en su mayoría- , habían ido a refugiarse  junto con los empleados del hotel - que también eran chinos-  en la sede de la Asociación Reformista y el almacén  de El Puerto de Shanghái.

Otro tanto sucedió con inmuebles que no pertenecían e la colonia china, como el Casino de Torreón y los almacenes Buchenau y La Prueba  . Más tarde estos lugares  fueron identificados como centros maderistas que habiendo permanecido  dentro de la ciudad,  hostilizaros a los federales disparándoles esporádicamente desde otras ventanas y azoteas, en una especie de guerrilla urbana que llegó a poner a los federales entre dos fuegos.

Así pues, ese sábado, por el flanco oriental y sureño del ataque maderista se vio, a toda carrera desde el cuartel general -en el noreste- hasta una loma del sur cercana a la fábrica de caucho, sucesivos escuadrones de jinetes -el primero sumaba sólo siete- y de peones revolucionarios que pasaban gritando y disparando sus carabinas hacia la derecha, contra la línea de los "amarillos" que estaban tendidos a lo largo del bordo del ferrocarril y apostados en las casas de las huertas de chinos.

Cuando se hubo juntado más gente , un contingente como de 100 jinetes maderistas rodeó a los Voluntarios de Nuevo León por detrás de un hospital que se levantaba a sus espaldas, en tanto que otros más, desde el cuartel general, cargaban directamente sobre ellos. A pesar del arrojo con que se condujeron los atacantes los pocos morteros con que Lojero contaba hicieron estragos en la fuerza maderista , sobre todo porque los atacantes - jinetes y peones-  estaban armados sólo de carabinas y machetes.

Sin embargo, en la línea del ferrocarril y en los puestos de las huertas, los maderistas ganaron el campo y forzaron a los "amarillos" a montar y tratar de replegarse de prisa en la ciudad. Los Voluntarios de Nuevo León -que no habían dejado de combatir también con bravura-, al cabo de un breve lapso en el que giraron desconcertados, ocultos en la nube de polvo que levantaban las pezuñas de sus caballos y las balas de sus enemigos, tornaron a todo correr a Torreón y dejaron al grupo de sus perseguidores atrás

Un pequeño contingente federal que había resistido a los maderistas desde la huerta Lu  Zoc Yuen, antes de abandonar el puesto -quizás ya no para replegarse en Torreón, como hacían los demás, sino sólo para salvar las vidas desperdigándose por ese rumbo-, arrojó sus armas en la noria del lugar, la cual llegó a tener después del chubasco de esa noche más de tres metros y medio de fondo . Las armas no pasaban de siete rifles, de cuatro distintas marcas y modelos -y tal vez de calibre distinto también- ,  puede ser que los soldados de esa avanzada federal, armados tan improvisadamente –fueran solo  7 voluntarios-

Tanto detrás de la línea rebelde, como dentro de Torreón, funcionaron puestos de voluntarios de la Cruz Roja. En el primer caso, la iniciativa de auxiliar a los combatientes provino del vicecónsul británico en La Laguna -avecindado en Gómez Palacio-, H. A. Cunard Cummins, entre cuyos colaboradores había un médico apellidado De la Parra.

Este primer puesto de socorros se alzó en los mismos tajos de irrigación de las afueras, sobre el noroeste, y allí estuvo Cummins recibiendo s los heridos maderistas ,  y parece que yendo él mismo a levantarlos.

Dentro de Torreón hubo 3 estaciones de la cruz Roja

 

La primera de ellas la dirigía el doctor Salomé Garza Aldape, en el número 1615 de la Avenida Hidalgo -a lo que parece, la clínica particular de Garza Aldape-, donde se recibió entre el 13 y el 15 de mayo, hasta 129 cadáveres de chinos . Con Garza Aldape trabajó esos días el doctor Walter J. Lim, cantonés que se había naturalizado mexicano en 1899 y era bienquisto de la gente acomodada de Torreón.

Otro puesto de la Cruz Roja, estaba localizado en la Avenida Morelos del Segundo Fraccionamiento de la ciudad,  y estuvo a cargo del doctor Adolfo Mondragón, el cual dio cuenta de 75 cadáveres más – todos chinos-  que habían sido muertos "á bala".

La tercera estación  de Cruz roja se hallaba en el sanatorio de un médico llamado José María Rodríguez.

Al desalojar las huertas de los Chinos , los Voluntarios de Nuevo León -una tropa al parecer muy disciplinada- dejaron a los chinos que las ocupaban a la merced de los alzados. El combate de ese día cesó con la caída de la tarde, aunque durante la noche se escucharon todavía tiroteos aislados. No hay rastro de que los revolucionarios se hubieran replegado al cuartel general ,  más parece que muchos de ellos quedaron diseminados en el rancho La Rosita, la huerta Do Sing Yuen y las demás huertas de chinos -que sumaban por lo menos otras siete -  entre las que destacaban la de   “Lu Zoc Yuen”  y  la de  “Tay Sing Yuen”  ,  diseminados por el monte , ahí pasaron la noche .

Un testimonio señala que eran de Ciudad Lerdo los soldados que irrumpieron esa tarde en las huertas.  Los guerrilleros forzaron a los chinos a darles alimento y agua -que éstos les prepararon y sirvieron dócilmente- y los despojaron del dinero, armas -muy pocas- y monturas que allí tenían. Con aquellos soldados venía gente meneste­rosa de Lerdo y Gómez Palacio, incluso mujeres -como una  apodada "la Urraca", que había ido a llevar de comer a dos guerrilleros amigos suyos- .

Todos los  soldados y paisanos, se dieron juntos a  la tarea de tomar y llevarse los aperos de labranza y albañilería, y los efectos personales de los hortelanos chinos. Algunos de ellos fueron muertos allí mismo a tiros, quizás por protestar o hacer ademán de resistirse al saqueo; el resto de los hortelanos chinos  quedaron secuestrados  en una de las huertas, donde los mantuvieron encerrados en un pajar o caballeriza, sin dejarles nada de comer ni de beber.

Es posible, sin embargo, que uno que otro hubiera logrado escapar a Torreón y dar allí aviso del suceso a sus compatriotas, porque hay referencia de varios a los que balacearon mientras huían corriendo a través de unos maizales. La noche de ese sábado llovió copiosamente.

El combate del domingo 14 de mayo no parece haber sido tan intenso ni tan largo: ambos bandos pudieron haber sufrido muchas bajas el día anterior y otros perjuicios de consideración, en especial los insurrectos. Durante las horas de luz del domingo, los guerrilleros maderistas que había dentro de la ciudad siguieron atacando de manera esporádica -aunque es posible que con más fuerza- a los federales apostados en los edificios altos. La lucha terminó en la tarde y sin que ninguno de los bandos enemigos llegara a prevalecer: los maderistas no habían logrado tomar Torreón y los federales tampoco habían podido salir a derrotarlos.

Sin embargo, parece mucho que la línea de combate del sur y el este, a lo largo del tiempo que duró la lucha, se movió al vaivén, y que en algunas huertas chinas volvieron a apostarse los Voluntarios de Nuevo León y que incluso hicieron, desde allí, gran estrago entre las filas rebeldes, para replegarse por fin, como el día anterior, dentro de la ciudad.

Los chinos de esas huertas permanecieron en ellas, quizás encerrados. Por la tarde, cesado el fuego, entraron en las huertas otros contingentes revolucionarios conformados principalmente, según una referencia, por gente de Gómez Palacio ;  es seguro que había ya muy poco de comer y nada que tomar. Estos nuevos soldados maderistas reunieron entonces a los chinos de cada huerta y empezaron a matar a tiros a unos cuantos; después dispararon sobre el grupo y, por último, mutilaron y asesinaron muy cruelmente a los que aún andaban con vida.

Hay testimonios -que no son inmediatos ni de testigos presénciales - que hablan de descuartizamientos a tirones de caballos, y otros  mas numerosos, ahora sí testimonios de primera mano, que coinciden en afirmar -sin especificar como aquéllos- la extrema crueldad de que fueron víctima muchos chinos de Torreón."

Entre los que sufrieron esa suerte había uno llamado don Juan Maa o Mah, dueño de la tiende El Pabellón Mexicano, que pasaba de los 50 años de edad y gozaba de gran estima entre sus paisanos a -contra su presunto verdugo, como se verá después, se llegó a dictar orden de aprensión. Un ranchero mexicano de por allí -su nombre era Francisco Almaraz- increpó a los revolucionarios por el crimen que estaban cometiendo: éstos lo fusilaron también, en el acto, y lo dejaron tendido entre los cadáveres de los orientales.

La mortandad de los hortelanos chinos, sumando los que sucumbieron el sábado 13, el domingo 14 y el lunes 15 de mayo, alcanzó por lo menos a 84 individuos. Las huertas donde hubo más víctimas fueron la Do Sing Yuen -35 muertos-, la Lu Zoc Yuen -19- y la Tay Sing Yuen -19. Muchos de los cadáveres quedaron abandonados a la intemperie hasta el atardecer del día 15, cuando los llevaron a enterrar en la ciudad

En la madrugada del lunes 15 de mayo de 1911, alrededor de las tres de la mañana. la guarnición federal de Torreón desalojó la plaza. Su salida debe de haber sido en extremo sigilosa, puesto que ni los sitiadores maderistas ni los vecinos de la ciudad parecen haberse percatado de ella. En todo caso, no hay vestigio de que Lojero participara su decisión -que no sus instrucciones, dado que no había ya alambre por donde recibirlas- a ningún civil, y sí hay, en cambio, muchas referencias de la gran sorpresa que causó su repentina ausencia.

 A las cinco de la mañana no quedaba en Torreón un solo oficial ni soldado del gobierno. Entre los primeros que lo notaron estaba un recaudador de las rentas del estado, el ex-presidente municipal Villanueva, quien dio aviso a Carothers, el cónsul estadounidense, por medio de unos gendarmes primero, y luego de viva voz. Era inminente la entrada de los maderistas. Carothers aconsejó a los gendarmes, que estaban muy atemorizados, que se despojaran inmediatamente de sus armas y uniformes, y se fueran luego a esconder; a Villanueva lo conservó en su casa -quizás eran amigos- y, tras decirle que "no podíamos hacer nada para remediar la situación, le propuso convocar por teléfono un comité de vecinos prominentes. Ya no les alcanzó el tiempo.

Ignorantes del desalojo de la plaza por parte de los federales y, seguramente, estimando que tomar Torreón podía llevarse aún algunos ó muchos días, los principales jefes maderistas habían ido a pasar la noche en Ciudad Lerdo y Gómez Palacio. Los únicos que se quedaron en el amago fueron los cabecillas de los contingentes campesinos: entre ellos estaban Benjamín Argumedo, Sabino Flores y un tal Orduña. Deben de haber sido correligionarios de dentro los que dieron la nueva de que en la ciudad no había ya quien les cerrara el paso.

Hacia !as cinco de la mañana del lunes 15 de mayo de 1911, empezaron a entrar en Torreón los maderistas. Eran al principio grupos muy pequeños de jinetes que penetraban al galope y a lo largo de unas cuantas cuadras, deshacían su camino y volvían a entrar, gritando y echando tiros al aire. Muy poco después entraron grupos más numerosos, pero siempre en desorden y sin jefe que dirigiera ese movimiento. Los principales líderes brillaban por su ausencia.

Esos guerrilleros que entraron primero -los que perpetrarían la matanza y que, junto con la gente pobre de la ciudad, se daban al saqueo- no pasaron de ser una minoría respecto del total de la fuerza rebelde de la región: un testigo presencial estimó que representaban  sólo la quinta parte, tal vez unos 400 revolucionarios

Desde el primer instante los soldados revolucionarios se dedicaron a saquear los comercios; además, también desde el primer momento, esos maderistas -ya unidos los de dentro y los de fuera- abrieron la cárcel, pusieron en libertad a todos los presos -muchos de los cuales se les incorporaron- entre ellos un destacado maderista del lugar, el profesor Manuel N. Oviedo, quien a la vuelta de un mes pasaría a ocupar la Presidencia Municipal de Torreón- y prendieron fuego a ese edificio, al igual que al de la Jefatura Política y el de la propia Presidencia Municipal

En este último lugar había depositadas, desde hacía meses y como materia de un juicio que aún no se resolvía, unas cajas de botellas de “brandy venenoso” – adulterado- . No faltaron los despistados que se lo bebieran,  ni se hicieron esperar los fatales efectos; entonces se difundió la noticia de que el gobierno y los comerciantes habían envenenado el agua y los alimentos de la ciudad. A lo largo de ese día  muchos guerrilleros  antes de beber agua o probar bocado exigían al vecino que se los ofrecía que lo hiciera él primero.

A los grupos de soldados maderistas y flamantes ex­presidiarios -entre los que no faltaron, con seguridad, personas que habían sido recluidas por razones puramente políticas- se unió cada vez más y más gente pobre de Torreón.

Una de las primeras tiendas que saquearon se llamaba Le Prueba y pertenecía a un tal Tomás Zertuche Treviño -conocido de Carothers- . Igual suerte corrió, La Suiza, de  Guillermo Peters y sus socios, y todavía muchos otros almacenes más .  Los amotinados forzaron de inmediato la entrada de las cantinas, las cavas del Casino y las muy abastecidas del Hotel del Ferrocarril;  la embriaguez cundió entonces entre soldados de la revolución, ex-presidiarios y pueblo menesteroso.

En el grupo de esas primeras tiendas y cantinas las había que eran también propiedad de chinos, con sus dueños y dependientes escondidos en ellas, los cuales fueron muertos a tiros allí mismo,  y vinieron a ser las primeras víctimas de la matanza de ese día. No habían dado aún las seis de la mañana.

Los maderistas que encabezaban en bandas distintas y a la deriva, el saqueo -entre los cuales no faltaron algunos jefes menores- Benjamín Argumedo y Sabino Flores ya estaban seguramente presentes a esa hora-, empezaron preguntando, a la gente pobre que los acompañaba, desde qué azoteas habían estado disparándoles los federales, procedían luego a forzar la entrada de las casas que esa gente les iba señalando,  y los dejaban entrar en esas casas y tomar todo lo que quisiera,  e igual lo hacían ellos mismos.

Las casas correspondían siempre a locales comerciales. Hay testimonios que coinciden en afirmar que la gente acabó por señalar, como foco del fuego que recibieron los maderistas en los días 13 y 14, cualquier establecimiento del comercio, especialmente si sus dueños eran “chinos” ,  incluso en estos casos -que quizás fueron la gran mayoría- se perpetró el saqueo sin mas averiguación.

Al tiempo que saqueaban, buscaban a los chinos y los mataban a tiros en sus escondites . A algunos según parece, también a machetazos  dado que entre los cadáveres llegaron a verse muchos chinos mutilados ,   otros los sacaban a la calle a empellones, para matarlos a balazos allí.

Además de los efectos portátiles, en esos lugares se desencajó y extrajo los marcos y hojas de las ventanas, las puertas, los quinqués, las arañas de cristal de los techos, los muebles de baño y cocinas, las duelas y aun otros objetos que no podrían considerarse mobiliario. Los cadáveres de los tenderos y empleados chinos eran arrastrados afuera o arrojados por encima de las bardas, y se los dejaba tendidos en la calle. Un testigo de la matanza declaró haber visto incluso cómo unos niños pequeños, mexicanos, venían a patear en la cabeza dos de esos cadáveres.

Alguien descubrió que muchos de los chinos llevaban dinero -seguramente el de sus ahorros- en billetes mexicanos y estadounidenses que escondían dentro de sus zapatos. Esa información se divulgó de inmediato y al cabo de muy poco, conforme caían muertos los chinos, la gente se abalanzaba a sus pies para arrebatarles los zapatos y por ende su dinero -que en veces llegó a ser mucho.

Por el rumbo de la estación de ferrocarriles -y por muchos otros después- se vio pasar a un individuo que montado en caballo y llevando una bandera mexicana, llamaba a voces a la gente para saquear las casas de los chinos.  Hubo después quien declaró haberlo oído gritar : !!A matar chinos, muchachos ¡¡ . Se trataba de un tal José María Grajeda, yerbero y curandero muy conocido de los marchantes y puesteros del Mercado Municipal, donde vendía sus remedios haciéndose llamar doctor. Este Grajeda es la única persona a quien los altos jefes maderistas tomaron preso ese mismo día con el cargo de incitar a la matanza ;  al cabo de siete meses todavía estaba encerrado y esperando que se le dictara sentencia.

Entre los artículos que los colonos orientales de Torreón importaban de su terruño estaban el té y las "medicinas chinas": no hay constancia de que las vendieran al público, aunque se puede imaginar que por lo menos alguna vez llegaron a hacerlo.

Las turbas dispersas que iban saqueando tiendas y cantinas por distintas calles del centro de la ciudad, y asesinando a los chinos que encontraban en ellas, confluyeron cerca del Zócalo alrededor del edificio en que se alojaban las oficinas de la Compañía Bancaria y de Tranvías  Wah Yick, el cual era también la sede de la Asociación Reformista del Imperio Chino e incluso tenía una docena de cuartos de alquiler que solían ocupar por parejas, algunos de los empleados chinos de ingresos medianos, como uno llamado Kan Shi Jock, cajero de la Compañía Wah Yick, y otro de nombre Wong Ken Dai, encargado de comercializar los productos de la huerta Do Sing Yuen ambos asesinados allí en la matanza de ese día .

El edificio, que era uno de los mejores de Torreón, al grado de alojar tiempo después el Banco de La Laguna, -ya no propiedad de chinos- , se levantaba en el número 1110 de la Avenida Hidalgo. Las turbas se confundieron en una gran muchedumbre que llenaba las calles de seis cuadras. Un grupo de soldados maderistas empezó entonces a romper las puertas de la entrada. La gente vociferaba terribles amenazas y maldiciones contra los chinos. En el interior se escondían los empleados del Banco, los de la Asociación  y los inquilinos de los cuartos, más algunos huéspedes y empleados del Hotel del Ferrocarril. Entre todos sumaban unas 25 personas. Todos eran chinos.

Muchos de los individuos en quienes podía recaer más fácilmente la culpa ó por lo menos, grandes sospechas de la matanza, es decir soldados y jefes subalternos de la fuerza revolucionaria y aun otros interrogados de ese mismo año, durante las averiguaciones a que dio lugar el suceso declararon haber oído la especie de que los chinos del edificio Wah Yick dispararon sobre los maderistas y pueblo que desde la calle, se les venían encima. No faltó quien afirmara que esos chinos los recibieron - sin haberlos provocado- con un "nutrido tiroteo"  por instrucción del general Lojero -a quien dizque obedecían aún -en su  ausencia- . Los que produjeron es­ta última acusación eran precisamente quienes menos inocencia podían alegar.

Sin embargo, el investigador que parece con mucho, el más ecuánime de cuantos trataron de esclarecer de modo oficial  en ese año de 1911, la forma, las causas y los efectos de la matanza, Antonio Ramos Pedrueza comisionado del presidente interino León de la Barra y simpatizante del Maderismo, -hecho que deja entrever sutil pero inconfundiblemente- , llega a suponer, como posibilidad remota, que alguno de los refugiados del edificio Wah Yick, en un desesperado intento de salvar la vida se hubiera atrevido a disparar contra sus asaltantes algún tiro “en defensa propia”.

De cualquier forma, lo cierto es que Benjamín Argumedo, en ese momento y lugar, dio a sus hombres la orden expresa de matar a los chinos…dicho con 3 palabras … !! les mandó matarlos ¡¡…  y él mismo lo reconoció, y lo confesó con ingenuidad ante un "juez instructor militar  un mes después  de la matanza  y dando a los maderistas una torpe disculpa  El propio juez era maderista de hueso colorado, y  muy notorio debió de ser que Argumedo había ordenado matar a los chinos, para que él mismo –Argumedo-  se pusiera a dar explicaciones de esa orden ante quien se había propuesto -de entrada- exonerarlo de cualquier responsabilidad.

Los mismos testimonios que refieren la idea de la "provocación" de los chinos, y otros que hacen sospechar que la orden de matarlos pudo haber provenido, además, de algún otro cabecilla revolucionario de los tres que interrogó aquel juez -Argumedo, Sabino Flores y Sixto Ugalde - , coincidieron en excusas  de que los chinos los recibieron a  tiros,  mismo "tiroteo" que todas las demás fuentes lo “niegan”  -incluso la declaración de José María Grajeda-.

Con la orden de matar a los chinos y con el pueblo que clamaba por ello, los soldados de Argumedo irrumpieron en el edificio Wah Yick. Ninguno de sus ocupantes quedó con vida. El crimen se perpetró en las mismas habitaciones donde se habían querido refugiar. Los cadáveres, 24 cadáveres, quedaron amontonados en la calle, y la gente corrió a descalzarlos. Hubo jinetes de la fuerza revolucionaria que lazaron algunos de ellos -entre los que no faltaban mutilados- por los pies, y otros por el cuello, y se los llevaron arrastrando al galope a muchas cuadras de allí. Por ello si la  historia de los descuartizamientos con tirones de caballos , fuera ó no del todo cierta , de aquí pudo haberse tomado su origen. A travéz de una de las ventanas del edificio, alguien arrojó a la calle una cabeza humana…. la cabeza de un chino.

Después salió rodando la caja fuerte del Banco Wah Yick. Con hachas y hierros y disparos se logró al fin forzar la cerradura; en su interior había guardado mucho dinero, ya en monedas de oro, ya en billetes mexicanos y estadounidenses -la cifra que a este respecto alegó la Legación China en su reclamación sobrepasa por pocos miles los 100 000 pesos.  Así salieron también los escritorios, las alfombras, los lambrines de ebanistería, los tinteros de plata, los cartapacios de piel fina, las sillas, las máquinas de escribir, los sillones, las persianas, mucho papel impreso y manuscrito y mecanografiado, y las puertas y casi todo lo que no fuera mero tabique, viga o riel.

El río de gente que inundó el edificio fue saliendo con todos esos objetos a cuestas, más otros muchos que había tomado de las últimas habitaciones: ropa interior y de calle, "cajas chinas de escribir", ropa de cama, colchones, cabeceras, almohadas, frascos de "medicinas chinas", cuadros, retratos, frascos vacíos, zapatos y pantuflas, pañuelos y camisas y batas y pijamas de seda, libros en chino, sombreros de fieltro, estuches de anteojos..

El Puerto de Shanghái -el mejor almacén de chinos de la ciudad y tal vez el mejor a secas- colindaba con el edificio Wah Yick. Allí estaban los variados géneros extranjeros, los brocados, los encajes, la seda y prendas diversas de vestir, todas muy finas. Allí se escondían Wong Pack Cuiy, el "dependiente mayor", y sus tres subalternos: Wong Chew Yong, Fang Hong Mow y Leong Ping Toy .  Junto con ellos, en El Puerto de Shanghái había ocho chinos más, escondidos también. Ninguno sobrevivió. Y todo lo arrasaron los asaltantes.

La multitud volvió entonces a dividirse en bandas. Los que quedaban cargados de bienes ajenos eran relevados en seguida por nueva gente, siempre muy pobre. La orden de Argumedo se cumplió todavía en muchos otros lugares: en la tienda Yee Hop, en El Pabellón Mexicano, en la tienda Wing Hing Lung, en El Dos de Abril, La Ciudad de Pekín, la tienda Zaragoza, El Nuevo Cinco de Mayo, la tienda Quong Shin, El Vencedor El Puerto de Ho Nam, la tienda La Kin Chau... Algunos de tales establecimientos eran modestísimos, como uno que llevaba el titulo de Las Quince Letras Chinas y estaba hecho de tablones que conformaban apenas un cuarto de escasos ocho metros cuadrados. En todos ellos se habían encerrado los propietarios, los dependientes y algunos de los chinos que habían llegado a Torreón "de paso" para Chihuahua, dos o tres semanas antes, y que ya no pudieron salir cuando el asedio maderista interrumpió las comunicaciones. A ninguno perdonó la multitud. Ninguna propiedad respetó. (Del total de los chinos asesinados en Torreón, los pasajeros representaban, cuan­do  menos el 20%.

En alguno de esos establecimientos -probablemente fue en uno de los balcones de la Asociación Reformista­ ondeaba la abigarrada bandera imperial china: en campo amarillo, un dragón azul, transversal, que tiende las garras hacia una luna roja. No faltaron quienes la arrancaran de su asta y la despedazaran en la calle.

Ante el espectáculo de la matanza, había gente de la ciudad, especialmente mujeres, que lloraban en las calles dando grandes voces.  El vicecónsul Cummins, testigo presencial de lo que sucedía a esas horas -poco antes de las ocho-, declaró después que los asesinos con los que él topó se veían tan fuera de si que "no parecían saber lo que estaban haciendo".

Para entonces, nuevos grupos de soldados maderistas entraron en Torreón. Marchaban en fila doble, los rifles al hombro, con sus jefes y sin romper la formación ni confundirse con las turbas ebrias y frenéticas. Una de esas columnas, según la vio Cummins, se detuvo frente a una modesta casa en el dintel de cuya puerta había escritos unos "jeroglíficos chinos. Pueblo y guerrilleros tratarían de romper la puerta; alguien pidió a gritos dinamita para hacerla volar. El jefe y los soldados de la columna volvieron entonces a marchar y se alejaron con orden, calmosamente. Otros testigos declararon haber visto columnas de revolucionarios que pasaban en orden al lado de las bandas de asesinos y saqueadores, sin incorporarse a estos ; pero sin hacer tampoco  nada por impedir sus desmanes.

Gran cantidad de gente, encabezada por soldados maderistas de los que primero entraron, se juntó luego a las puertas de la lavandería de Vapor Oriental. El edificio que ocupaba este establecimiento era también de los altos y más considerables de Torreón. Aparte de la gran caldera, las cubas de almidonar, las tinas para teñir, los cuartos de planchar, la bodega de ropa, leña y carbón, y las azoteas para tender y blanquear,.la lavanderías tenia una amplia cocina y alacena, y un comedor para sus empleados, además de las habitaciones en que tenían algunos de ellos su vivienda. Era uno de los negocios más prósperos de cuantos manejaban los chinos de la ciudad.

 A un costado de la Lavandería se levantaba la antigua Presidencia Municipal, la porfirista -que había ardido esa madrugada, apenas tres horas antes. Del otro lado estaba la fábrica de camas La Vizcaína, cuyo propietario José Cadena y su familia tenían allí también su domicilio. En la lavandería había unos 25 empleados de planta. Allí estaban todos  encerrados para salvarse. La multitud hizo estallar las puertas.  El gerente de la em­presa, Wong Nong Jum, junto con cuatro dependientes que se llamaban Wong Wing Fong, Yung Ah Jop, Wong Shu Ying y Aoh Tack On, se habían ocultado debajo de un gran montón de leña" Fue este lo primero que saquearon los asaltantes. Alguien gritó "aquí hay chinos"…y los cinco fueron muertos a tiros .

Los aventaron luego a la calle y a dos de ellos, ya sin vida y descalzos , los lanzaron también por el cuello y unos jinetes de la fuerza rebelde se los llevaron arrastrando rápido . El cocinero de la lavandería fue muerto junto a sus braseros y peroles, que en seguida desaparecieron de allí. En el pozo del patio, donde se ocultaba, acabó también sin vida el cajero del Hotel del Ferrocarril. En todo el edificio no quedó prácticamente nada que se pudiera tomar o arrancar  .

Samuel Graham, un viejo comerciante Estadounidense que llevaba casi 25 años de residir en México y tres en Torreón, pudo ver el asesinato de dos lavanderos: preguntó entonces, a los que pasaban llevando su parte del saqueo, por qué los mataban: "no los queremos" fue la respuesta de uno de ellos. También pudo ver el botín que alcanzó su mozo de faenas : una carretilla, un perol, la hoja de una celosía de ventana y mucha leña. La mujer de este individuo acompañaba a su marido, pero con los brazos vacíos y llorando, había visto morir a otros dos lavanderos chinos.

El resto de los planchadores y lavanderos salvaron la vida gracias a que saltaron la tapia que separaba el Vapor Oriental de la fábrica de camas de José Cadena. Cayeron en el taller de carpintería de La Vizcaína: allí los descubrió otro mozo, llamado Clemente, quien fue de inmediato por Cadena. De todos esos lavanderos -debían de ser unos 20- sólo uno pudo darse a entender  muy apenas  en español. No necesitaban explicarse ,  la gente de la calle clamaba enfurecida y de la lavandería llegaba el estruendo de los tiros, gritos, vidrios rotos y objetos que eran desencajados de vanos y paredes. José Cadena acogió a los fugitivos y a riesgo de su vida y la de los suyos y la de Clemente, los asiló en su casa …salvándoles la vida  

Aquel riesgo era auténtico, porque hubo también unos cuantos mexicanos que murieron por oponerse al asesinato de los chinos: la documentación menciona a tres en concreto: además del ranchero Francisco Almaraz, aparece un "señor Escobar, dependiente del licenciado David Garza Farías" y "un vecino de mi quinta -declaró el doctor Lim- que tiene varios hijos grandes, entre ellos a una señorita que se llama Herminia".

En el número 306 de la calle de Ignacio Zaragoza estaba instalado el Restaurante de Chon Lee. Allí trabajaban -seguramente en forma simultánea- 3 cocineros, 4 meseros y 2 administradores ,el propietario y su socio, que tal vez eran hermanos. Allí tenían también su morada. El establecimiento estaba equipado por completo y con lo más moderno; su clientela era numerosa. Ese día quisieron refugiarse allí las nueve personas que trabajaban en el restaurante, más otros cinco chinos. Tampoco allí se salvó nadie ni quedó nada.

Algunos de los puestos del Mercado Municipal de Torreón solían estar ocupados por chinos de las grandes huertas de las afueras. Eran los expendedores de la muy considerable cantidad de verduras que allá se producían. Esa mañana, los anaqueles de madera que conformaban esos puestos estaban abarrotados de mercancía natural. Tampoco quedó nada y la documentación menciona a tres puesteros sacrificados.,

Para las 10 de la mañana ya estaban muertos la mayor parte de los chinos que sucumbieron ese día . Todos quedaron descalzos.  Entre ellos se contaban, además de los trabajadores humildes -que fueron la inmensa mayoría-, algunos personajes connotados de la colonia, como los siguientes:

Kang Shai Jack, gerente del Banco Wah Yiek…. el abarrotero Ching Mon King , socio de la tienda Wing Hing Luna…… Ching Ping Con propietario de la tienda sucursal de La Plaza de Armas, y Ching Ping Quon, socio y posiblemente hermano del anterior…. Tang Cong  "dependiente ma­yor' de El Puerto de Ho Nam,  su dueño Lio Ting Long  y su socio, Lio Tack Toy…. Low Son el "cocinero mayor" del Restaurante de Chon Lee, su propietario, Pack Tin Chong, y su socio, Pack Tin Suy -otra pareja de hermanos con seguridad-…. Mar Tu Lean, "dependiente mayor del Pabellón Mexicano, y el dueño, Mar Young, conocido también como don Juan Maa…. un maquinista Wong Hong Quong, que trabajaba en el patio de la estación de Torreón…. Wong Ken Hing  secretario de la Asociación Re­formista del Imperio Chino ,  Woo Kim Yung encargado de comercializar los productos de la huerta Do Sing Yuen , y el socio de la tienda Yee Hop cuyo nombre era Wong Yong Lang 

La mayor parte de los chinos que murieron en Torreón ganaban -según las cifras que alegó la Embajada China- menos de 30 pesos al mes; el mejor sueldo -200 pesos- era el del maquinista y después el del gerente del Hotel del Ferrocarril: 100 pesos. Casi todos estaban entre los 20 y los 40 años de edad, pero en la documentación aparecen uno de 79 años, uno de 18, dos de 17, uno de 14 y uno de 12....todos muertos a balazos también

A las 10 de la mañana estaban ya en Torreón Emilio Madero, el coronel Orestes Pereyra y el jefe Agustín Castro. Emilio Madero se alojó en el Hotel Salvador. Hay referencia dé que los 2  primeros giraron en seguida la orden de impedir el asesinato de más chinos y la de concentrar a los sobrevivientes en el cuartel maderista de la ciudad  Ese cuartel ocupaba una maderería -la Maderería de Acre- y su jefe era el cabecilla Orduña ·

 Los últimos soldados revolucionarios que entraron en la ciudad -los cuales conformaban, con mucho, la mayor parte de la fuerza- empezaron entonces a tratar de contener la matanza y el saqueo. Hay testimonios de las discusiones acaloradas que entablaban con los improvisados verdugos de los chinos, para salvar la vida de quienes tenían allí con ellos y en el último trance de perderla. Estos apaciguadores encontraron muy grande contradicción y resistencia entre los asesinos, y no pudieron completar su labor antes de seis horas. No empleaban otro método que el de la persuasión, el cual por muy enérgica que la quisieran hacer, tardaba mucho en surtir efecto entre sus interlocutores.

Aparecieron luego, por las calles de Torreón, grupos de chinos a pie, rodeados de jinetes armados que los llevaban al cuartel. El traslado fue a veces comedido, pero un comerciante estadounidense que tenía 19 años de residir en la ciudad, Charles W: Enders, dijo haber visto como a tres de esos chinos sobrevivientes, los llevaban a jalones atados por el cuello, muy cerca unos de otros, y con una cuerda cuyo cabo estaba enroscado en la cabeza de la silla donde montaba uno de los jinetes maderistas encargados de ellos. Samuel Graham declaró haber visto también otro grupo de cuatro o cinco chinos atados entre si ; los soldados que así los traían iban echándoles sus caballos encima.

Como los días anteriores, a las seis de la mañana de ese lunes el doctor Walter J. Lim había ido a la clínica de su colega Salomé Garza Aldape -habilitada como puesto de la Cruz Roja-, para atender a los heridos que pudiera haber. La encontró cerrada. Se dirigió entonces a otro puesto de la Cruz Roja, el del doctor José María Rodríguez. En ninguno de esos trayectos llegó Lim a percatarse de que los maderistas habían empezado e entrar en la ciudad. En el sanatorio de Rodríguez estuvo absorto curando heridos hasta las ocho y media, cuando acabó.

 Salió entonces a la calle, "para darme cuenta” -declaró después- de los movimientos de la revolución, y por si acaso había  más heridos. Divisó luego un grupo de revolucionarios -quizás montados- que gritaban y echaban tiros al aire. Los vio cerca del "comercio de Don Julián Lack" y de allí los miró. llegarse a la Zapatería Francesa, que distaba una cuadra de aquél, siempre gritando y disparando al aire.

Cuando doblaron por la Avenida Juárez los perdió de vista. Faltaba ya poco para que dieran les nueve de la mañana; ante los ojos de Lim apareció entonces gran cantidad de gente pobre y también soldados maderistas, cargados con "muchos efectos de ropa y abarrotes". Preguntó entonces a "un individuo del pueblo" de dónde traía esa ropa: el interpelado le contestó que un soldado maderista se la había dado de una tienda de chinos.

En seguida vio llegar, en un automóvil, a un miembro de la Cruz Roja -cuando lo declaró, tres meses después, Lim no recordaba ya el nombre de este compañero suyo, o no quiso recordarlo por lo que se verá luego-, quien le comunicó que había en la calle muchos chinos muer­tos y muchos heridos. Decidieron. ir a recoger a estos últimos con dos camillas que se agenciaron.

Al  llegar a la esquina de la Plaza Dos de Abril que quedaba frente al Banco Wah Yick, Lim – que venía al volante- descubrió a sus compatriotas "muertos y tirados en la banqueta y en la calle". En ese momento, un grupo numeroso de maderistas de a pie se acercó por haber reconocido en él “a un chino” y  allí mismo, y sin considerar su atuendo médico ni el brazalete de la Cruz Roja que llevaba, empezaron a pedir a gritos  su muerte y  querían obligarlo a bajar del coche.

El compañero de Lim se apeó y huyó (por eso no quiso recordar después su nombre)  mientras este en cambio, logró conservarse en su lugar hasta que unos jinetes revolucionarios llegaron a defenderlo -serían quizás vecinos de la ciudad que lo conocían y le tendrían aprecio-

Un soldado maderista lo llevó entonces a la presencia del cabecilla Agustín Castro, el cual lo remitió a Gómez Palacio para que “se le formara causa” y se hiciera la averiguación .  No valieron razones ni protestas ni el hecho de no había  de que acusarlo . Lim salió luego a formarse entre otros once chinos que llevaban el mismo camino , y notó que estaban "todos descalzos -sin su dinero-,  en mal estado y bastante golpeados en la cabeza y el cuerpo". La salida de Torreón acabó de perturbarlos y mortificarlos aun mas .Cuando ya íbamos  en camino para Gómez Palacio, recibimos muchos insultos del pueblo en toda clase de palabras, y muchos quisieron hasta golpearnos.

Ya caminaban fuera de Torreón el doctor  Lim y los once maltrechos horticultores , cuando los alcanzó un jinete revolucionario con la "orden superior" de que se respetara a la Cruz Roja en general y a Lim en particular. Así pues, sus conductores lo soltaron, hicieron venir un coche y en el lo despacharon de regreso. Antes de llegar a la ciudad se encontró con varios amigos suyos, quizás los "particulares" del Hotel Central, que pueden haber sido los que gestionaron su libertad, los cuales habían ido en su busca para prevenirlo del peligro que correría si volvía entonces a Torreón y para recomendarle que se refugiara mejor en Gómez Palacio. El doctor Lim siguió ese consejo.

Una de las poquísimas mujeres chinas que había en Torreón -tal vez la única- era hermana de Lim y estaba casada con un tal Ten Yen Tea, de quien tenía tres hijos: la mayor contaba 14 años y los otros dos eran muy pequeños. Ten Yen Tea era copropietario de la huerta Tay Sing Yuen; además del ingreso que ello les reportaba, los Ten vivían de cuidarle a Lim una quinta que se había hecho construir en las afueras. Ese día 15, un grupo como de 50 maderistas irrumpió en el lugar Ten Yen Tea estaba ausente. Los revolucionarios acorralaron a la madre y sus tres hijos, y parece -por lo que deja inferir el aparente eufemismo con que Lim lo denunció- que violaron a aquélla , la "vejaron horriblemente... intentaron matarla con su familia", apuntaron sus armas sobre la niña exigiendo a la madre que "dijera que se casaría con ellos". Al fin, los arrojaron de la quinta , y se dieron luego a saquearla y destruirla totalmente. La hermana y los sobrinos de Lim se refugiaron entonces en la finca de un estadounidense llamado Hampton.

Ten Yen Tea había estado, con otros nueve chinos, escondido en una casa de Torreón de donde unos guerrilleros de la revolución los sacaron para llevarlos al Hotel Salvador, tal vez a que comparecieran ante Emilio Madero. Los llevaban a pie por las calles, pero antes de llegar "los balacearon por detrás... de manera cobarde", y mataron a siete de los diez que eran. El cuñado del doctor Lim sobrevivió para contarlo..

George C. Carothers, el agente consular de Estados Unidos en Torreón, se encerró en su casa toda la mañana; sin embargo, iba recibiendo noticias esporádicas de la entrada de los maderistas. La noticia de la matanza le llegó hasta mediodía. Tres horas después apareció en su casa, que era también el Consulado, un importante personaje: el gerente general y vicepresidente de la Compañías Guayulera Continental Mexicana. Se llamaba W. S. Conduit. Venía en su coche. Carothers, quien no se atrevía a salir de su casa y tenía entendido que Emilio Madero estaba comiendo en el Hotel Sternau, envió a Conduit con una nota para aquél en la que le pedía que viniera a verlo. Al cabo de media hora regresó Conduit trayendo consigo a Emilio Madero. El líder -que dijo estar consternado por la muerte de los chinos- informó e Carothers que estaba mandando a los sobrevivientes, en grupos, al cuartel, para protegerlos: ésa fue su respuesta al apremio con que el estadounidense le pidió que detuviera la matanza.

Conforme caía la tarde decayó también el furor anti-chino." Hacia las cinco, discurrieron los líderes revolucionarios efectuar en seguida un desfile de sus fuerzas por las principales avenidas de la ciudad el hecho de que los cadáveres de muchos chinos estuvieran tirados en algunas de esas avenidas -entre otras la de Miguel Hidalgo, donde yacían 69 cadáveres de chinos; la de Ignacio Zaragoza, con 14; la de Benito Juárez; con 71; la de Mariano Abasolo, con seis; la de José Maria Morelos, con cuatro; la de Antonio Valdés Carrillo, con 36-" no bastó a modificar ni posponer ni retardar su decisión,  así que con todo y todo…desfilaron.

El vicecónsul Cummins los miraba pasar y fue él quien, cuando reconoció a Agustín Castro en la columna de jinetes, detuvo a este jefe para recomendarle que mandara recoger y enterrar ya a esos chinos. Castro asignó allí mismo 20 hombres a las órdenes de Cummins y pidió a éste que se ocupara del asunto.  Los 21 tomaron el camino de La Ciudad de los Muertos -que así se llamaba el Panteón Municipal-  . Junto a uno de los muros, “por fuera”, ( porque cabe aclarar que las autoridades  no les dieron permiso de que enterraran a sus muertos “dentro del cementerio”, así que los enterraron  fuera )   mandó Cummins hacer un socavón de 40 metros de largo y tan profundo que no se veían las cabezas de los que escarbaban. . El administrador del cementerio puso a su disposición a tres carretoneros -uno de ellos español­ para que, en otros tantos coches de mulas, fueran trayendo los cadáveres.

A estos fúnebres trajineros se sumaron dos enfermeras del Hospital Civil que se llamaban Elena y María; entre los cinco fueron levantando a los chinos muertos y llevándolos por montones junto al socavón, y los hombres de Agustín Castro los fueron echando en el llegaron a quedar unos sobre otros. La gran mayoría estaban ya desnudos y  algunos se veían mutilados.  El vicecónsul británico. ya no se esperó, pero el administrador del panteón sí, y contó  ahí hasta 205 cadáveres de chinos, entre los que habían muchos ya muy descompuestos.

Tal parece que los carretoneros salieron a cargar incluso con hortelanos de los que habían sido asesinados los dos días anteriores.  En la documentación hay referencia de 23 cadáveres de chinos que fueron enterrados en una noria de las afueras  , cifra que comparada, contra los 84 horticultores que perecieron en total, según el censo levantado días después por Carothers, Woo Lam Po y Cummnis, deja en unos 61 los que ha­brían recogido los carretoneros.

En los terrenos del Hospital Civil se cavó también una gran fosa para otros 21 chinos asesinados . El total de estos recuentos arroja la suma de 249 víctimas , sin embargo  la legación China alegó, tres meses después, que en realidad habían sido 303 .  Para llegar a este dato, los agentes de la Legación levantaron también un censo de la colonia China de Torreón, consignando, según el decir de los sobrevivientes, los nombres y otros datos relativos a las personas que faltaban en ella desde el último día de la matanza y que contando incluso a los pasajeros y los recién llegados en el tren  sumaban 303 .

La diferencia con respecto al número de los que fueron enterrados en aquella noria, en el Panteón Municipal y en el Hospital Civil hace 54 años: entre estos últimos muy bien pudo haber más muertos, pero también  hubo colonos que abandonaran la ciudad sin avisar y ni dejar rastro, porque se asienta en los documentos  el caso  de ocho que sí avisaron y que salieron así huyendo : uno a Jimulco, dos a Matamoros Laguna, cuatro a Santo Niño y uno más a Jaral . Los fugitivos iban "sin comer, descalzos – seguramente ya sin su dinero- y sufriendo toda clase de privaciones para salvarse de la muerte

Se hizo de noche. José Cadena, el fabricante de camas de La Vizcaína, salió a buscar por segunda vez al coronel maderista Orestes Pereyra. Cadena se había atrevido a solicitar la primera entrevista, aun de mañana, en razón de la extrema inquietud de los lavanderos chinos que amparaba en su casa, a los cuales había que retener escondidos casi á fuerzas, sin poder entenderse con ellos y contra el impulso que éstos sentían de salir corriendo a la calle para huir lejos ,pero la solicitó también, sobre todo, a causa de la incontenible furia de los soldados revolucionarios y la multitud de indigentes que mataban, rompían y saqueaban tantos lugares.

Esa primera conversación con Pereyra -el único jefe maderista que accedió a recibirlo- granjeó a Cadena un "resguardo" de fusileros -probablemente sólo dos- apostados a la entrada de su fábrica y domicilio; poco después aquél le mandó otros cuatro. En la segunda entrevista supo José Cadena que sus lavanderos serían trasladados, de allí con los demás sobrevivientes, a los cuales tenían encerrados en la maderería -que bien la había de conocer el camero- . A las 10 y media de la noche llegó la escolta y a esa hora despidió Cadena a los 20 chinos que salvó de morir.  La documentación habla de otros cinco torreoneses que socorrieron a los chinos. Sólo da sus nombres: José María Arzave, Manuel Rodríguez, Cristino Hernández, Aureliano Heredia y Leonides González.'

En la maderería se concentraron poco menos de 200 chinos en total -el doctor Lim da la cifra de 180. El oficial revolucionario a quien Emilio Madero dio el encargo de hacerlos llevar allí fue Sabino Flores, uno de los pocos jefes que entraron a primera hora y que habían esta­do en Torreón durante lo más nutrido de la matanza.

A los sobrevivientes los recibió, pues, el cabecilla Orduña. Allí los tuvieron tres días, sin dejarlos salir y sin darles de comer ni beber. A la media noche de uno de esos días, "varios maderistas" -denunció Lím tres meses después- golpearon "cruelmente" a algunos de los chinos, luego "esculcaron" a todos y los despojaron del dinero que cada cual llevaba consigo, con el que reunieron "una regular cantidad".

Así se lo relataron a aquel Cristino Hernández, quien, enterado del ayuno a que los tenían reducidos, había ido a darles para , café, cigarros y agua.  Cuando por fin quedaron libres esos sobrevivientes, el jueves 18, los demás extranjeros de la ciudad -a iniciativa del cónsul Carothers- hicieron entre sí una colecta de dinero, ropa y calzado "para proteger” -refiere Lim- a los chinos que sufrieron del robo y las iras del pueblo y maderistas.

El doctor Lim pasó en Gómez Palacio la noche del 15, al parecer en el hospital que se había habilitado allá para la Cruz Roja. El día 16 -martes-, hacia las tres de la tarde, se apersonó con el cabecilla Juan Ramírez, en el cuartel maderista de Gómez Palacio, "para suplicarle” que pusiera en libertad a los once horticultores chinos con los que el doctor había estado a punto de quedar encerrado, más otros tres chinos, que a todos los tenía Ramírez "sufriendo privaciones y maltratos .

El jefe replicó que seis de ellos "habían tomado las armas en contra de los maderistas"; luego los hizo comparecer y los inte­rrogó delante de Lim. Ellos "lo negaron rotundamente y con entereza ", Ramírez los volvió a encerrar... "y me ordenó -refiere Lim- que fuera y les aconsejara a seis de ellos, que confesaran haber tomado las armas, y que nada les haría a ninguno". Lim los interrogó el mismo, en su encierro -y seguramente en su lengua- , y los reclusos negaron el cargo "con el espanto en el rostro y con lágrimas".

Pidió entonces Lim a Ramí­rez por  trajera al que inculpaba a esos seis.  Vino entonces un soldado revolucionario  y dijo que una noche -la del 13-, combatiendo en la estación del ferrocarril, "oyó decir á un individuo que no conoció, que unos chinos habían hecho fuego contra los maderistas". A instancias de Lim, Ramírez soltó entonces a los 14 prisioneros, pero hizo firmar al doctor una fianza que lo comprometía a llevarlos a comparecer otra vez, si se lo pedían.

En la tarde del 17, el cónsul Carothers encontró en la calle a un niño chino que, al parecer, lo buscaba. Se apellidaba Wong, sabia español y había sido ayudante de Lim en la Cruz Roja: era el primer chino que veía Carothers desde la matanza. Parece que fue ese niño quien enteró al cónsul de que en un restaurante muy cercano -quedaba a la vuelta de la esquina de su casa- había escondidos 75 chinos, los cuales "se estaban muriendo de hambre" .

Entre los escondidos probablemente había estado el propio niño Wong, quien habría sido el único que se atrevió a salir para pedir ayuda. Con una nueva colecta entre sus amigos, donde el mismo Carothers contribuyó,  se reunió cierta cantidad para que el niño comprara comida -quién sabe a qué precio.

Antes de dejarlo ir, le pregun­tó por el paradero del doctor. Lim: supo que se lo habían llevado preso a Gómez Palacio.' Volvió entonces el cónsul estadounidense a entrevistarse con Emilio Madero para abogar por Lim. Emilio Madero le hizo saber que había comisionado al doctor para que, junto con el jefe Sabino Flores, recorriera las huertas en busca de sobrevivientes y para estimar el monto de los daños perpetrados allí.

El 18 regresó Lim de su inspección. Carothers fue a verlo. El doctor no había encontrado a ningún sobreviviente y sí mucha destrucción. Al final de la referencia que le dedica en una de sus declaraciones, Carothers apunta que Lim estaba pasmado  y que se veía que no sabía qué hacer."

Pasaron tres días más. El triunfo de la revolución ma­derista en todo México fue completo. Se sucedieron en­tonces cuatro telegramas. Al día siguiente de la firma del Pacto de Ciudad Juárez -el 21 de mayo- y cuatro antes de que Díaz abandonara el país y León de la Barra asumiera la presidencia interina.

El encargado de negocios "ad interim" de China en México, Shung Ai SGne, recibió el primer telegrama. Se lo enviaba un residente de Ciudad Porfirio Díaz llamado Wong Chan Kin. El telegrama decía así: "He recibido mensaje de mi representante Torreón Coahuila México, informándome que fueron muertos doscientos veinticuatro de nuestros paisanos en el reciente disturbio.

En seguida, remitió Shung a León de la Barra una copia del telegrama, con esta apostilla: "Ruego á Vuestra Excelencia se sirva decirme si son ciertas estas noticias.  Ni Shung ni León de la Barra podían comunicarse aún con la gente de Torreón, pero sí con los de Saltillo.

Siguió otro telegrama, ahora del secretario de Relaciones Exteriores, e inminente presidente interino de la república, a Jesús de Valle, gobernador de Coahuila. y decía así:

 Encargado de negocios China avísame que doscientos veinticuatro de sus nacionales fueron muertos en los recientes disturbios en Torreón. Como aquí. carecemos enteramente de comunicaciones le ruego se sirva avisarme lo que sepa acerca del suceso pues me causa verdadera alarma cantidad tan exagerada de muertos extranjeros."

 En el tercer telegrama, dos días después -el 23 de mayo-, el gobernador confirmó la noticia: "Aunque aun no hay comunicación con Torreón que ocupan revoltosos sé por conducto de persona particular que vino ayer a esta, que desgraciadamente es cierta noticia relativa a muerte de doscientos veinticuatro chinos, entre niños y adultos, y causándoles  serios perjuicios en sus propiedades.

El último telegrama llegó a Pekín: lo dirigía Shung al príncipe K'ing, "Jefe del Gabinete y Presidente del Ministerio de Ne­gocios Extranjeros". Su texto apareció en el Pekín Daily News, en el Shun Tien Shih Pao, en Le Journal de Pekín, en The Weekly China Tribune y, al cabo de muy poco, en muchos otros periódicos  chinos, del Japón, de Europa y de América. Decía apenas así: "En la revolución mexicana se mata y pilla de la manera más arbitraria. Ayer en T'saiyüan (Torreón) fueron heridos y muertos más de doscientos chinos, las circunstancias son muy deplorables."

Los detalles -verdaderos e imaginarios- se difundieron profusamente poco después. El príncipe K'ing mandó entonces a sus emisarios para entregar en la Legación de México en China una lista de exigencias, formuladas de modo extraoficial y en términos muy corteses, “pero claros” . Allí se pedía que el gobierno mexicano expresara sus condolencias, que se desagraviara a la bandera china, que se indemnizara a los deudos de los muertos y a los sobrevivientes, que se protegiera la vida y la propiedad de los chinos en México y que se castigara a los culpables.' (Siete meses después, el 16 de noviembre de 1911, el gobierno de Francisco I. Madero firmó con el de China un protocolo que estipulaba la satisfacción de la más perentoria de esas exigencias: la indemnización de 3 100 090 pesos.)

K'ing echó mano dé otro recurso: pedir al gobierno estadounidense, a través del embajador chino en Washington, su mediación para obtener de los mexicanos, lo antes posible, la satisfacción que exigía. La participación de los estadounidenses nunca fue oficial, pero fue efectiva. Henry Lane Wilson, instruido por sus jefes, pidió permiso para favorecer a los sobrevivientes chinos de Torreón con sus “unofficial good offices” . León de la Barra no se atrevió a objetar la iniciativa y Lane Wilson comisionó entonces a Carothers para que investigara la situación en que se encontraban aquellos sobrevivientes: Era el 29 de mayo de 1911.

El cónsul de Estados Unidos había de cumplir ese en­cargo en comunicación con Woo Lam Po, delegado de Shung. Organizó, pues, un equipo -en el que, por cierto, no figuraba ningún mexicano- para salir a examinar los lugares en que habían sido despojados y asesinados los chinos. Conformaban el equipo un R. L. Bonnet, gerente del American Bank of Torreón; el vicecónsul Cummins y, desde luego -quizás presidiéndolos-, un rico comerciante chino, Foon Chuck, propietario de la huerta Do Sing Yuen.

Visitaron las huertas y los grandes comercios: en todas partes encontraron absoluta destrucción y recogieron de boca de sobrevivientes chinos, guardias maderistas y vecinos del lugar, referencias hasta de 84 horticultores sacrificados. Los sobrevivientes que encontraron en las afueras - ese 6 de junio de 1911- sumaban 27 y oyeron de uno más que había quedado herido.

Tomando en cuenta a aquellos 15 hortelanos que Lim liberó en Gómez Palacio, más los ocho que huyeron de la ciudad, más los 180 reclusos de la maderería y los 75 escondidos en el restaurante y sin contar los 28 de que informa Carothers  en aquel 6 de junio, que seguramente figuraron con los anteriores, el total de los sobrevivientes que menciona la documentación queda en 278.

Aun si se considera que los muertos no pasaron de aquellos 249 que pudieron contar quienes los vieron, en lugar de los 303 que faltaban en la colonia China de Torreón, bien se puede estimar  a "grosso modo", pero con seguridad, que la mortalidad que sufrió esa colonia alcanzó a la mitad de sus miembros.

Hubo todavía un quinto telegrama. Es el que envió León de la Barra al gobernador Porfirista de Coahuila  el 23 de mayo de 1911, para darse por enterado de que la matanza había sido cierta: "Verdaderamente horrorizado por tremendo suceso que usted refiere. Le ruego por todos los medios posibles procure hacer una investigación cuidadosísima de la materia valiéndose de cuantos medios estén en su poder y que en cuanto alcance en su jurisdicción consiga sean aprehendidos los responsables del horroroso atentado contra chinos y japoneses á fin de que se les castigue.

Hacia finales de diciembre de 1911 , el secretario de Relaciones Exteriores, Manuel Calero, quien acababa de firmar  por parte de México el protocolo de la indemnización, recibió el resultado de una investigación -al parecer algo apresurada y superficial- que a petición suya había ordenado Jesús Flores Magón, subsecretario de Justicia.

El informe relaciona muy lacónicamente los nombres de presuntos culpables, confirma la extrema crueldad con que se perpetró la matanza y el inmenso daño material que dejó, y se inclina a creer, - sin aducir razones- la especie de provocación de los chinos contra los maderistas.

Los nombres son sólo nueve. Jesús María Grajeda: encarcelado desde el mismo 15 de mayo, acusado de encabezar las multitudes y de haber sido el principal instigador de la matanza, según el testimonio de "un regular número de personas".

Benito Bradley hijo: estaba prófugo y que había andado con Grajeda y "fue el autor de la muerte de uno de los principales chinos, muy estimado en la población, de nombre Juan Maa".

Anastasio Rosales: era jefe de un grupo de revolucionarios y figura en el informe como "autor de más de diecinueve homicidios de chinos y que estaba prófugo también.

Estrada Baca: jefé de otro grupo y prófugo.

Anastasio Saucedo: formalmente preso.

Benigno Escajeda: también en prisión; y en parte “confeso".

Gonzalo Torres: preso formalmente.

Aureliano Villa:  del que ya se había dictado orden de aprehensión en su contra.

Florencio Menchaca:  también prófugo y con orden de aprehensión girada ,

En el último lugar de la lista de inculpados, el informe menciona a "la masa anónima".

Para ilustrar esta final acusación -bien puede decirse que lo es-, el documento reproduce un testimonio: lo rindió un tal V. H. Dodson, colaborador de Carothers en el Consulado Estadounidense de Torreón y que decía:

"Parándose en una esquina podría aprehenderse  a toda la gente del pueblo que pasara, con la seguridad de que, el noventa y nueve por ciento de los aprehendidos, había estado en el saqueo." Dodson se refería, claro a  la gente más pobre de la ciudad, la cual conformaba, sin duda, la gran mayoría de su población.

Como mera “coincidencia” ….mmm….días después de la masacre arribo al puerto de Veracruz el mas moderno barco de guerra de la armada imperial China , armado con cañones de largo alcance y con 5 lanza torpedos, al mando del contralmirante Chi Fih Kwong . Según declaraciones,  el barco solo iba…“de paso” , tras haber asistido a la coronación del Rey Jorge V de Inglaterra….mmm… algo lejos para ir… “de paso” ..¿no cree Ud?

Originalmente el gobierno chino exigió una compensación de 30 millones de pesos , que luego bajo a 6 y finalmente a 3 millones de pesos oro , mismos que fueron pagados por el gobierno de Francisco I. Madero el 1 de julio de 1912.

Al cabo de un año no quedaban en Torreón sino unos cuantos chinos . La mayoría de quienes habían salvado la vida abandonaron para siempre lo que fuera la colonia de chinos mas importante , prospera y productiva…. de todo México.

Años después….allá por 1946, cuentan que en el día de los muertos….“y a las afueras del Panteón Municipal” , se estacionaban automóviles lujosos de los que bajaban familias de chinos vistiendo riguroso luto . Colocaban  sobre el suelo polvoso la fotografía de algún pariente , -de seguro enterrado ahí en la “ fosa común”-    y prendiendo un vela le acercaban un plato de arroz blanco .

Arrodillados en silencio oraban un rato por su ser querido ,  tiempo después ,  levantaban el retrato  y se alejaban de ahí , dejando  la vela prendida y el plato de arroz .

 B i b l i o g r a f í a

     +   Historia del Estado de Coahuila 

           de Pablo M. Cuellar Valdez

     

    +   Formación y decadencia de una fortuna

           de Maria Vargas-Lobsinger

     

    +   El imperio de la familia Sánchez Navarro

           de Charles H. Harris III

     

    +   Historia de Torreón

           de Eduardo Guerra

     

    +   Coahuila y Texas en la época colonial

           de Vito Alessio Robles

     

    +   La historia de Torreón y la matanza de los chinos

           de Juan Puig

     

    +   Francisco de Urdiñola y el norte de la nueva España 

           de Vito Alessio Robles

     

    +   Documentos originales de la época conseguidos en

         el Archivo de la Nación de la ciudad de México

     

    FOTOS DE  MI TORREÓN 
       COMO  SE  ENCUENTRA  HOY  DÍA
     
     
     

                            LA CASA DEL CERRO
     
     
     
     
     
     

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             CASINO DE LA LAGUNA          Y          CATEDRAL 
     
     
     
     
     

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                      EL  ENORME  CRISTO  DE  LAS  NOAS.....
                    CONTEMPLA  A  TORREÓN  A  SUS  PIES
     
     
     
     
     

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                        FUENTE   DE  "EL PENSADOR" 
                       EN  LA  ALAMEDA  ZARAGOZA
     
     
     
     

    •  

                      PLANTA  METALÚRGICA... " PEÑOLES"
     
     
     
     
     

    •  

                                       PLAZA  DE  ARMAS
     
     
     
     

    •  

       ATARDECER  SOBRE  EL  DESIERTO  LAGUNERO
     
     
     
     
     

    •  

                       FACHADA PRINCIPAL  DEL
                   TEATRO  "ISAURO  MARTÍNEZ"
     
     
     
     
     
     

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                         CÚPULA  INTERIOR  DEL 

                  TEATRO  "ISAURO MARTÍNEZ"
     
     
     
     
     

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    MAPA  PARA LLEGAR A LA FAMOSA  "ZONA DEL SILENCIO"   AL NORTE DE "LA LAGUNA" EN DONDE  EXTRAÑAMENTE NO PASAN LAS TRANSMISIONES  DE RADIO.